“Dentro del ciclo sobre las diferentes caras del amor que conscientemente estoy dedicando esta temporada como responsable de ‘El Cine por delante’, podremos ver el próximo martes, día 22 de noviembre, a las siete de la tarde en la Biblioteca Pública del Estado, en Ceuta, ‘Solo quiero que me améis’, una de las más grandes pero menos accesibles películas del genio alemán Rainer Werner Fassbinder (director que, desde ya, como si de una tradición se tratase, siempre nos visitará en noviembre)”, adelanta Rafael Morata, quien es responsable de dirigir el cineclub que volvió para una nueva temporada.
Levemente inspirada en una de las entrevistas con condenados a cadena perpetua que encontró en un libro, Fassbinder, entre 1975 y 1976, prácticamente en el ecuador de su corta pero intensa carrera, se identificó de tal modo con el personaje protagonista que hizo que el actor que lo interpretaba incorporara gestos, vestimentas y una forma de hablar prácticamente idénticos a los suyos, además de tener cierto parecido físico con él, agrega Morata.
Asimismo, comenta que la historia de ‘Solo quiero que me améis’ condensa a corazón abierto la mayor obsesión de Fassbinder: la necesidad de ser y sentirse amado y el coste que ello conlleva, pasando de la esfera personal (emocional, psicológica) a la esfera social (trabajar para una sociedad de consumo, de la que hace un retrato escalofriante, desgarrador y de una vigencia sobrecogedora).
Tras una infancia carente de amor, la única obsesión del joven y tímido albañil Peter parece ser su trabajo, del que se vale manteniendo ante los demás una actitud cordial y cercana para saciar su necesidad de cariño y disimular, a la vez, su dificultad para manifestar emociones.
De este modo, construye con sus propias manos un hogar para sus padres, colma de regalos a su mujer y hace de su humilde piso un lugar burgués digno, equiparable a lo que socialmente se entiende como tal. Cuando pierde aquello que es más importante para él, su trabajo, comienza a encerrarse en sí mismo, entrando en una espiral que solo puede acarrear malas consecuencias.
“El público de Ceuta tiene una oportunidad única de poder ver una obra maestra”
En cuanto a la narrativa, Morata la describe tan sencilla como moderna, que alterna flashbacks que remiten a diferentes tiempos de los que no se avisa al espectador con intertítulos narrativos sobre fondo blanco mientras una psicóloga entrevista al protagonista en la cárcel como si, por momentos, se tratase de un documental; una iluminación que produce un efecto de encarcelamiento; los habituales espejos de su cine que ponen de manifiesto la terrible división entre la realidad y los propios anhelos, y una celebrada banda sonora de tintes infantiles que resalta la carencia de algo tan básico e importante como es el amor, ‘Solo quiero que me améis’ pone de manifiesto más crudamente que nunca en el cine de Fassbinder, la paradoja de la facilidad con la que se toca y se maneja el dinero y cómo es capaz de sustituir a algo tan difícil e intangible como lo que tiene que ver son los sentimientos, con el amor.
Sobre otros detalles, comenta que la cinta fue rodada para televisión sin que el lenguaje narrativo de ese medio haga jamás acto de presencia ni recuerde, de lejos, a los aberrantes telefilms propios de una sobremesa, pero invariablemente incluida entre sus más grandes películas, añadiendo que el público de Ceuta tiene una oportunidad única de poder ver una obra maestra casi imposible de ver, que solo se pasa en retrospectivas, que no se estrenó en España ni se ha editado en DVD y Blu-ray, al contrario que en otros países, y de la que no había subtítulos en español hasta hace bien poco.
“No dejen escapar semejante descubrimiento que cualquier admirador de Fassbinder, entre quienes me considero el primero y más ferviente, tiene siempre en sus altares personales”, finaliza el director del cineclub ‘El Cine por delante’.