Lo dicen las encuestas y lo explican los expertos: el consumo de cannabis -hachís, marihuana y derivados- afecta a una amplia variedad de funciones mentales y corporales. Concentración, memoria, coordinación del movimiento, placer, tolerancia al dolor y apetito son algunas de ellas, lo que acarrea consecuencias en la vida diaria de sus consumidores habituales, sea en el ámbito escolar, laboral o el relacionado con la salud, episodios psicóticos incluidos.
“No ha lugar a la duda. El consumo de cannabis tiene efectos evidentes sobre el cerebro”, explicó Cleopatra R’Kaina, responsable del Plan sobre Drogas de Ceuta. “Y tenemos que incidir en un dato importante”, derivado de una encuesta domiciliaria realizada por la Consejería de Sanidad y Consumo el pasado mes de febrero, “casi el 5% de los ceutíes dicen consumir cannabis a diario, dato que duplica prácticamente el registrado en el ámbito nacional”, informó R’Kaina.
La progresiva aceptación del consumo de hachís o marihuana está causando estragos en la sociedad española. El cannabis es la droga ilegal más extendida. “Es esencial subrayar cómo aumenta el consumo con el tiempo”, declaró R’Kaina, que continuó explicando que “también está disminuyendo la edad con la que se consume por primera vez”.
Coincidiendo con el Día Mundial contra la Droga celebrado ayer, se ha publicado recientemente un estudio durante el transcurso de la reunión anual de la Sociedad de Medicina Nuclear en Texas (EEUU), que muestra a las claras lo que ya se conocía, aunque ahora demostrado con parámetros químicos, físicos y fisiológicos: el consumo crónico de cannabis causa un descenso en el número de receptores participantes en numerosos procesos cognitivos. Jussi Hirvonen, médico coordinador del estudio, anunció que “es la primera vez que se comprueba que el abuso de cannabis produce anomalías en los receptores del cebrero”.
El equipo de investigadores firmante del estudio comparó el cerebro de 30 fumadores diarios con el de otros 30 no fumadores. Después de cuatro semanas, el análisis de imágenes moleculares ofrecidos mediante escáneres arrojó el resultado de que los receptores neuronales de los fumadores se había reducido un 20% con respecto al de los no fumadores.
Pero el estudio arroja una lectura más: al volver a escanear a los fumadores, tras un mes de abstinencia, se encontró un aumento significativo en la actividad de los receptores. Los investigadores concluyeron entonces que estos hallazgos sugieren que los efectos adversos del uso crónico del cannabis es reversible, informó el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC). “Esto muestra que la disminución de los receptores vuelve a la normalidad cuando los usuarios dejan de fumar la droga”, apuntó Hirvonen.