Cierra un establecimiento de hostelería decano en nuestra ciudad: El Horno Azcárate. Allí hemos pasado muchas horas de cafés, meriendas, almuerzo y tapeo, pero sobre todo de convivencia y bienestar con un equipo humano y profesional de primera categoría.
Desde estas líneas quiero condensar todo el agradecimiento y felicidad que me han proporcionado allí, todos los buenos cafés y las risas, el buen hacer y la convivialidad.
Gracias Pepi, Mar, Bea, Warda, Rocío... y a todos aquellos que estuvieron pero no están. Mucha suerte.
Y a la cantidad de clientes que se han hecho amigos con el paso de los años.
Ahora, deambularemos, huérfanos, buscando otro lugar donde pasar ratos de ocio y simpatía.