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En la Piel | La ciencia ciudadana tras el rastro de las aves

La curiosidad los ha llevado a cumplir más de tres décadas como asociación en Ceuta. Distintas miradas han posado tras prismáticos y diferentes manos han sujetado a incontables ejemplares. Gracias a esta labor desinteresada existen recuentos, censos e incluso el análisis de la evolución de las distintas aves que surcan el cielo por el Estrecho.

Es un día parecido a muchos otros. El cielo aún no está despejado por la temprana hora que marca el reloj. Blanca, Joaquín y Natalia bajan del coche y abren la verja que separa a la estación ornitológica Punta Blanca de un sendero de tierra. Allí, detrás de arbustos y otras plantas se esconde su lugar de investigación.

Estudio

Más allá de eventos públicos y divulgativos, la entidad carga a sus espaldas años de estudio, principalmente, a través de la observación y del anillamiento. Recorren un camino formado a base de pisadas y, al final, llegan a un balcón hacia el mar.

Andrés, Alejandro, Miguel Ángel y Mila colocan sus telescopios y se disponen a escrutar el firmamento en busca de pájaros. Esta sencilla acción les ha permitido a lo largo de su trayectoria registrar a 250 especies en la ciudad. Una sola jornada de contemplación tiene como resultado el avistamiento de unas diez o doce y un paseo para identificarlas desemboca en la identificación de una treintena.

250 especies registradas: las ha detectado en estos treinta años de presencia en Ceuta

A lo largo de doce meses hay, por tanto, se hay numerosas posibilidades de encontrar muchas más. Estas probabilidades aumentan o disminuyen en función de la temporada, tal y como explica Joaquín López, presidente del ente.

Las cifras también se trasladan en la colocación de localizadores. Son más de 1.500 los especímenes los que pasan por este proceso en SEO BirdLife Ceuta. Al día no se alcanza el centenar en periodos migratorios.

Cambios

Sin embargo, cada vez es más difícil detectarlos. Tiempo atrás incluso habían sido testigos del anillamiento de unas 5.000 aves en un año y más de cien en estas fases de desplazamientos. “Ahora hay menos y también menos personas a cargo de esta tarea. Algunos ya son mayores y vienen menos. El esfuerzo es menor, pero también han aminorado los ejemplares”, especifica.

La raíz está en los efectos del cambio climático y de la contaminación. Es evidente que la acción humana ha sido un duro golpe para muchos de los animales que componen la fauna del planeta. “Fundamentalmente se debe a eso. Las temperaturas como parece están subiendo. El esfuerzo de trasladarse ya no les merece la pena porque ya cuentan con condiciones favorables en sus lugares de residencia o en sitios más cercanos a sus destinos”, cuenta.

Coloca más de 1.500 localizadores cada año en sus tareas de anillamiento

Lo ejemplifica en dos grandes procedimientos, en concreto, el transahariano y el presahariano. El primero comprende un recorrido para estar durante el invierno en el sur del Sáhara y el segundo lo hace para establecerse en el norte de África. Actualmente, no es extraño ver que especies que realizan el segundo prefieren quedarse en el sur de Europa por este motivo. “No atraviesan la barrera del Estrecho, que es bastante dura para muchas de ellas”, señala.

El alza de los grados en el termómetro y otros factores también han tenido su impacto en el panorama actual de la ciudad. “Se han dado muchas transformaciones. Ahora existe un descenso muy importante de aves paseriformes, como jilgueros, verderones o verdecillos”, comenta. “Hay otros nuevos que nunca antes habían estado por aquí, como el escribano sahariano, el pito bereber, que empezó a ocupar el territorio hace cinco años”, menciona.

Así, hay pájaros que suelen proceder del norte de África que ya no se ven por Ceuta y otras más al sur que se dejan ver desde hace relativamente poco. “Esto se puede observar bien en los estudios que hacemos a largo plazo”.

Tras su rastro

Hay un modo de conocer de cerca cuál es la huella que dejan y cómo varía su presencia a nivel local. El anillamiento es el método clave para ahondar en el proceso migratorio y ver su recorrido exacto. Posibilita detectar las diferencias entre individuos de un mismo grupo que se encuentran en distintos puntos geográficos. Han averiguado gracias al mismo la procedencia de muchas de las aves que han pasado por sus manos. República Checa, Suecia o Hungría son algunos de sus puntos de partida.

A esta técnica la complementa la observación, que se efectúa bajo parámetros oficiales que permiten evitar cualquier interferencia con el medio natural y su fauna. Los exploradores contemplan y los animales siguen con su curso vital.

Salomé, Félix y Manolo se unen a los demás alrededor de dos mesas de madera. Escuchan atentamente a Joaquín, que explica cuáles son las herramientas de trabajo.

El paso de aves antes no vistas por Ceuta ha aumentado en los últimos años

Cada tubo de metal o de plástico sirve para seguir el rastro que dejan al vuelo. El primer paso es colocar estos dispositivos con códigos escritos. Cada combinación es un propio lenguaje del que se sirven para obtener información fundamental cuando se capturan especímenes que los llevan consigo. “Está grabada en una base de datos que cualquiera puede consultar”, detalla.

“Por ejemplo. Si ahora alguien recupera una en Rusia, manda la comunicación a la central de anillamiento de ese país y después se muestra de dónde viene y su historial como lo es si ha sido captada en otros sitios”.

Existen anillas de lectura a distancia para facilitar la obtención de datos sin capturas

Existe también otra clase de instrumento. Son las de distancia, que permiten su lectura desde lejos, lo que facilita la tarea y permite recabar detalles sobre el ave sin tener que interceptarla. Se usan sobre todo con individuos de gran tamaño y están hechas con PVC. Lo más reciente dentro de este catálogo son los GPS. Sin embargo, no es el más accesible ya que de media puede costar más de 1.000 euros cada uno de estos aparatos. “A pesar de nuestra modestia, hemos podido colocar cuatro de ellos a cernícalos. Las referencias que contiene son mucho más detalladas porque señala dónde está el ejemplar en cada momento”, comenta.

Biometría de los pájaros

El anillamiento también esconde otra función esencial para los análisis científicos. Esta es el registro de determinados aspectos físicos. Son los llamados datos biométricos, que se recogen mediante aparatos que permitan medir cada parte del animal.

Desde las alas hasta el largo de las patas o del pico, todas estas cifras tan concretas posibilitan marcar diferencias entre los especímenes que proceden de una u otra zona. Así, una misma gaviota puede ser distinta en base al lugar en el que haya nacido.

“Estos sirven para establecer distinciones entre unas y otras. Aunque pertenezcan a la misma especie, puede que una de Ceuta no sea igual que a otra que viene de un país de Europa”, subraya. “A través de estos, se van identificando, se va discerniendo unas de otras e incluso se crean subespecies”, añade.

Al inicio, el ente solo se dedicaba de forma exclusiva a la investigación

Ambas herramientas, observación y anillamiento, constituyen lo que se denomina ciencia ciudadana. “Esta está hecha por personas no profesionales que dedican su tiempo libre a estas actividades”, indica López. El hecho de que los resultados finales no estén recabados por expertos, no quita credibilidad a los mismos. “Los que más saben enseñan a los más jóvenes, a los que empiezan. Van adquiriendo conocimientos que les permiten identificar a las especies. Son datos totalmente válidos”, comenta. Un ejemplo de cómo puede influir esta colaboración de la gente de a pie es el estudio que realizaron sobre la población de las pardelas cenicientas. Este análisis descubrió que en realidad el número de parejas reproductoras por el área era mayor al planteado en principio. Años más tarde este recuento quedó probado en 2010.

Al inicio la asociación se dedicaba solo en cuerpo y alma a estas tareas. El paso del tiempo y el aumento de voluntarios abrió una puerta hacia la divulgación. Este último ámbito ha cobrado fuerza recientemente y, por norma general, las nuevas incorporaciones suelen enfocarse en el mismo.

El reto actual es encontrar a jóvenes que releven a los más veteranos en el futuro

El reto que afronta la entidad en la actualidad es lograr que sus esfuerzos de investigación se extiendan en el futuro. Cada vez quedan menos patentes las nuevas generaciones entre sus filas y buscan revertir dicha circunstancia para que continúe.

“Este trabajo requiere de un compromiso mayor que no todos están dispuestos a asumir. El madrugar a las seis de la mañana y luego volver antes del amanecer, invertir un tiempo todas las semanas. Normalmente son los de más edad, pero en un momento dado se van a jubilar. No sé si tendremos a alguien. Nuestra misión es intentarlo y generar ese gusanillo en los más jóvenes”, cuenta. A la espera de la llegada de nuevas generaciones, los ceutíes que componen este grupo de curiosos continúa con sus menesteres. Miran al cielo y se aferran a su pasión por los que sí han nacido para surcarlo.

Divulgación de censos y otra información

No guardan en el cajón sus hallazgos. Los comparten en artículos junto a otros autores, en su revista Alcaudón, que cuenta con 22 ediciones, e incluso en libros. Este material también está disponible en su sitio web oficial, lo que propicia su difusión. “Ahora existen formas más modernas de participación. Se han creado aplicaciones a nivel mundial. Nosotros usamos. Es una herramienta con la que podemos volcar las observaciones. Así, la pueden ver otras personas desde otros lugares. Tenemos una base de datos mucho más amplia y pública”, expone.

Son numerosos los ámbitos que abordan desde la entidad. Algunos ejemplos de indagaciones a lo largo de sus tres décadas de trayectoria han sido los seguimientos de poblaciones como los proyectos Noctua, Pasem, Ram u otras iniciativas enmarcadas en los planes de LIFE Intermares. A estos se suman también censos para un atlas de especies invernantes y otros tantos para otra recopilación que abarca a las reproductoras.

Lo recaudado en papel ha tenido su vía de salida en revistas, no solo en la de producción propia; también en Ardeola o Aves y Naturaleza entre otras. Han sido parte también de las páginas de los libros ‘Estatus y fenología de las aves en Ceuta’, ‘Ave de la península tingitana’ y un monográfico dedicado a los 20 años del programa Paser realizado en la ZEPA del Arroyo del Calamocarro.

La asociación se sumerge en el presente en anillamientos y seguimientos de paseriformes; de cernícalos vulgares a través de dispositivos GPS remotos y de las variantes de gaviota patiamarilla y de Adouin. La universidad de Cádiz ha colaborado en el estudio de las segundas. Hay más prácticas como el análisis de aquellas aves que no son residentes o de censos generales y específicos.

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