La causa no es otra más que la mentira, la maldad, la seducción de los embusteros. La cifra sale de sumar los cien mil asesinatos de niños en los vientres de sus madres, las dieciséis madres que fallecen durante la práctica de este asesinato, el aborto, y los 600 inmigrantes ilegales que han dejado sus vidas intentando cruzar el mar con destino a España, todo ello durante un año.
Pese a las cifras dantescas, apocalípticas, y lo execrable que resulta el asesinato, más aún si se realiza contra el ser humano más indefenso de la naturaleza, el nasciturus, el que va a nacer; no hace falta que indique cuáles de estas muertes acapara más portadas, fotografías, artículos periodísticos, premios de prensa, literatura, etc.
Que engañoso fue aquella foto del cadáver del niño a las orillas del mar, mientras se enmudecían los miles de asesinatos que ese mismo día se realizaban en la vieja Europa bajo el amparo de leyes inmorales y a costa del erario público.
Pese a que experimentamos la tasa de natalidad más baja desde 1996 y la cifra de mortalidad más alta desde 1976, el aborto se ha convertido en un aberrante método anticonceptivo de embarazos eufemísticamente inesperados, que se practica en mayor número en comunidades ricas: Madrid, Cataluña o Baleares, el 90% a petición voluntaria de las madres, de esas, el 50% en mujeres primerizas, la mitad de las madres sólo habían cursado como mucho la enseñanza obligatoria, y tan solo el 0,3% por anomalías fetales incompatibles con la vida.
El buenismo ciego y políticamente correcto pretende hacernos creer que la solución al problema de la migración ilegal es seguir poniendo ONGs con sus barcos-taxis a mafias y posteriormente recogerlos en nuestras costas.
Lo que calla este buenismo es que desde que eso está ocurriendo las muertes en el mar han aumentado un 150%. El efecto llamada es real, ocurre y empuja a morir en el intento
Sin embargo el 0,7% de nuestro presupuesto va destinado en gran parte a esas ONGs, mientras que todavía no ha pasado por la conciencia de nuestros políticos ninguna política real para el apoyo a madres solteras, la formación y el mantenimiento de familias estables, o ayudas sociales eficaces para criar a nuestros hijos.
Tener un hijo en España está castigado, sin embargo cruzar las fronteras de forma ilegal está premiado con acceso a un sistema social de garantías único en el mundo.
Tanto luchar por la igualdad de la mujer y nadie ha apoyado decididamente el rol único y maravillosos que sólo ella puede realizar, tener un hijo. Es más, mientras una madre con tres hijos sacrificará en gran parte su carrera profesional por estos hijos; y por tanto su base de cotización para pensiones debido a su menor salario.
La que no tenga hijos tendrá más posibilidades de triunfar, aumentar sus bases de cotización a pensiones que sólo pagarán los tres hijos de la primera ¿Cuál de ellas ha contribuido más a una sociedad justa? No se deje engañar.
Ni los que estamos en contra del actual sistema de acogida a la inmigración ilegal somos indolentes xenófobos, ni los que están a favor están cargados de filantropía. Pero, sin lugar a dudas, todos los que están a favor del aborto, están a favor del asesinato.