“He vuelto a nacer”. Una y las veces que haga falta se repite esta misma frase el ciclista gravemente herido el pasado fin de semana al chocar contra una alambrada dispuesta por unidades de la Comandancia General de Ceuta para perimetrar el terreno quemado en García Aldave.
De hecho la propia Comgeceu fue la encargada de difundir esas imágenes en redes sociales solo horas antes de este accidente.
Con la clavícula rota -lo que más duele-, multitud de cortes por todo el cuerpo y una indignación que aún persiste, intenta recuperarse del fatal accidente en su domicilio, acudiendo a curas para que no se infecten las heridas.
Sabe que lo importante es que puede contarlo, pero quiere que lo sucedido se investigue. Por eso ya ha presentado denuncia en la Comandancia de la Guardia Civil, cuyos agentes deberán citar a los responsables de la colocación de una alambrada que a punto estuvo de quitarle la vida. Su estatura le salvó: “Por unos centímetros no me cortó el cuello”, explica en una entrevista con El Faro.
El día del accidente iba a acceder a un sendero que es transitable, un camino frecuentado desde hace muchos años por ciclistas y deportistas y en donde nunca ha habido alambres ni señales que prohíban el paso. Dolido por algunos comentarios leídos en redes sociales que consideran que accedió a un lugar que no podía, deja claro que dicho acceso siempre ha sido transitable. “Desde que tengo uso de razón pasamos por ahí con la bicicleta”, explica.
“Es una entrada de un sendero que siempre ha sido transitable, nunca se ha prohibido el paso, llevo más de 15 años pasando por ahí. De la noche a la mañana pusieron eso; me parece perfecto que prohíban el paso pero que lo hagan de forma menos lesiva, porque así, además, quien quisiera pasar se agachaba y lo hacía igualmente. Pero con ese alambre, el que no lo veía se podía matar. Yo estoy vivo de milagro”, detalla.
El jueves antes del accidente pasó por este punto en donde no encontró obstáculos ni señales ni advertencias. La sorpresa llegaría el fin de semana cuando decidió hacer ruta en bicicleta con dos amigos y terminó chocando contra ese alambre colocado a la altura del cuello.
“Cuando entré en el sendero ni lo vi, me lo topé ya a la altura del cuello y caí al suelo. Gracias a dios que soy más alto que mis compañeros, porque llego a medir unos centímetros menos y me mata”, explica. Ese día iba con dos amigos haciendo una ruta que repiten desde hace tiempo, como muchos más deportistas de la ciudad. Uno de sus compañeros fue el que, al verlo sangrando, acudió rápidamente a por su vehículo para llevarlo al hospital en donde le curaron las heridas.
Esos dos compañeros no chocaron con esta auténtica trampa mortal al ser avisados por el herido para que detuvieran su marcha. El dolor por la rotura de clavícula y la abundante sangre le hacían temer lo peor. “Creía que me desangraba, me salía muchísima sangre y me puse en lo peor”, explica.
En la parte del cuello sufrió cortes importantes así como en uno de los brazos. Solo unos centímetros separaron las heridas de las zonas vitales del cuerpo. Y eso es algo que asume y que reconoce, sabe perfectamente que ha vuelto a nacer, que aquel día que empezaba como una ruta más de bici pudo haber terminado en una tragedia.
De ahí, también, su indignación. No hace más que pensar en la de alternativas que existen antes de colocar alambradas que además ni siquiera se aprecian. Si querían perimetrar la zona por seguridad podían hacerlo con “algo menos peligroso, menos lesivo y más visible”, expone, porque “ni en bicicleta ni corriendo ves” esos alambres con concertinas que se eligieron y que, desatada la polémica, tuvieron que retirarse por orden de la Delegación del Gobierno que alertó a la Guardia Civil en la misma tarde del domingo para que interviniera en el lugar señalizándolo mejor y de forma segura.
“No entiendo lo que han hecho, había otras maneras”, insiste. “El alambre lo colocaron a la altura del cuello” por lo que lo único que se consigue con esa decisión es lo que tristemente pasó: un accidente que pudo haber sido mortal.
El afectado ha denunciado para que la Guardia Civil investigue ya que esta decisión no puede quedar reducida a una mera polémica en redes sociales y a la publicación de artículos de prensa. Como recuerda el afectado, yendo en bicicleta “vas mirando al suelo” para evitar una caída, nadie repara en que pueda haber un alambre tendido de lado a lado y además ubicado a esa altura concreta. Con esto no se provoca solo una caída sino que se hace un daño importante.
El lugar donde se produjo el accidente es la entrada a un sendero que siempre ha sido muy concurrido y transitado, en donde nunca se han señalizado ni advertido prohibiciones, ni tampoco se han colocado carteles.
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