Una familia de Ceuta está sufriendo en primera persona el
derribo de las viviendas de
Beliones. Estos ceutíes viven entre la ciudad autónoma y su hogar en el municipio marroquí más cercano a la barriada de
Benzú.
De las diez casas próximas al paso fronterizo, y cuya demolición comenzó este martes, hay cinco próximas a la playa. De éstas, tres son de ceutíes. Pero no hablan como titulares de las casas sin pruebas, sino que aportan escrituras que datan de 1978-1979, año a partir del cual pueden acreditar su propiedad aunque llevasen allí viviendo desde muchos antes. Habría que remontarse como siete décadas, calculan. A un tiempo en el que no había valla ni
frontera que separasen Beliones y Benzú. Ellos consideran que la lucha contra el derribo de sus casas está perdida. Esta familia ceutí, que padece en sus carnes esta vulneración de derechos, ha seguido todos los pasos que marca la burocracia: ha contactado con las administraciones, ha recopilado documentación que acredita que son legales y hasta ha escrito a las autoridades de Rabat. Pero todos esos trámites no han servido para nada.
Respetan la nueva ley de costas, pero se han visto despojados de los derechos que los avalan
Estos ceutíes comprenden que hay una
nueva ley de costas, y en ningún caso se van a oponer a su cumplimiento, pero reclaman a Marruecos una compensación por la demolición de unas casas que han pertenecido a sus padres y abuelos. Un "herencia" que ha ido pasando de generación en generación y que ahora va a desaparecer, dejándoles "con una mano delante y otra detrás", ya que no tienen posibilidad ni de almacenar sus bienes temporalmente. "Perdemos los recuerdos de toda una vida", lamentan. Las autoridades de Marruecos dieron luz verde a los derribos hace dos meses aproximadamente. Todo fue de un día para otro, aseguran ceutíes afectados, un proceso en el que no solo se han visto despojados de los derechos que los avalan, sino que los han visto "pisoteados" por las administraciones.