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A 26 kilómetros de Ceuta y sin poder volver a “mi tierra”

Desde el pasado 13 de marzo la frontera de Marruecos y Ceuta es impenetrable. A un lado está Marruecos. África. Y en el otro, España. La puerta a la Unión Europea. El destino deseado para miles de inmigrantes que sueñan con cruzarlo. Pero cuánto ha cambiado la historia. Ahora no son inmigrantes los que desean cruzarla, sino españoles o residentes que llevan media vida en nuestro país.
Pero el cierre de la frontera también lo protagonizan los ceutíes, que están atrapados en un país que no es el suyo.
Este es el caso de Abdelmalik Chaid Mohamed, que nació en Ceuta el 4 de agosto de 1959. Aunque tiene 61 años, ya es pensionista porque tuvo que jubilarse anticipadamente por prescripción médica pues padece del corazón ya que le dio una angina de pecho.
Abdelmalik viajó solo en coche desde Ceuta hasta Marruecos, concretamente a la zona de Agadir, antes de que Marruecos anunciara que cerraba la frontera del Tarajal para reunirse con unos amigos. Cuando se enteró de que habían cerrado la frontera se llevó una “mala sorpresa”.
A la semana siguiente de haber cerrado el paso decidió que no podía quedarse de brazos cruzados y puso rumbo hasta la frontera. “Me echaron para atrás, me dijeron que no podía pasar y me vine a Rincón, donde llevo desde entonces. Unos amigos me buscaron una habitación de alquiler, pero era para estar unos días, no tantos, y del dinero que llevaba encima no me queda nada, ni para comer”.
En esa situación, “malviviendo en Rincón”, a unos 26 kilómetros de Ceuta, lleva dos meses y el consulado de Tetuán “sin cogerme el teléfono”. Tampoco puede ir con su coche al consulado porque su vehículo ahora está averiado.
El estado de alarma y el confinamiento en Marruecos es “igual” de estricto que en España. “Aquí únicamente te dan un pase para salir a una tienda a comprar víveres, pero nada más, no se puede salir a ninguna parte. Te sancionan y te pueden meter en la cárcel por quebrar el confinamiento. Igual que en España, igual... se puede salir con mascarilla y guantes solo de nueve de la mañana a cinco de la tarde”, explica.

Abdelmalik, a sus 61 años, está jubilado ya porque le dio una angina de pecho

Pero Abdelmalik solo tiene un objetivo: volver a su casa en Ceuta. Por ello, un viernes hace dos semanas intentó llegar a la frontera al amanecer, sobre las 6.00 horas. “Pasé desapercibido por hasta cuatro controles policiales y llegando a Castillejos, como conozco la zona, me metí por el monte. Yo sabía que me iban a echar para atrás, pero llegué hasta el Hotel Senador en Castillejos. Me pararon en un control y me echaron para atrás. Entonces me metí por otro lado, y llegué hasta la misma frontera como si viniera de Tánger, pero por el monte”, relató.
Al llegar a la frontera, le pararon y le preguntaron que a dónde iba y el protagonista de esta historia, confesó la verdad: “Voy a Ceuta, estoy enfermo y voy a perder médico. Además, soy una persona mayor”, continuó. Los policías no daban crédito a que hubiera pasado por todos los controles y hubiera llegado hasta el Tarajal sin problemas. “Entonces me dijeron que les daba pena de mí porque era mayor, pero que allí había mucha gente como yo, en la misma situación y que tenía que buscarme la vida. Me recomendaron que me fuera, que todavía era temprano o que sino me llevaban a la cárcel y me retenían el coche”, prosiguió.

“Me dijeron que me fuera o que sino me llevaban a la cárcel y me quitaban el coche”

Sin más remedio, Abdelmalik dio media vuelta y volvió a Rincón. Pero ya no aguanta más en esa situación y teme por su salud: “Sin un duro, sin alimento, padezco del corazón, tengo diabetes, no tengo para hacerme la prueba del azúcar, ni tengo insulina, ni tengo pastillas, ni tengo nada. Lo poco que traje ya se me acabó. No voy a morir de coronavirus, sino que voy a morir de no tomar mis medicamentos”, explicó.
Su hermana, que no quiso revelar su nombre, también está preocupada por él porque “es una persona mayor, que está mal, que toma más de 15 pastillas diarias, no las tiene allí y ya está muy nervioso”, por lo que habla todos los días con él para tranquilizarle y “que no se sienta solo”.
Por ello, Abdelmalik le pide a su país y a su ciudad, “mi Ceuta”, que “por favor” le ayuden de alguna forma. “Quiero que me saquen de aquí o me den algo para poder subsistir hasta que esto acabe. Están hablando de que esto va para largo, por lo menos para julio. Todavía quedan dos meses más, mayo y junio, y sin medicación, sin alimentos ni nada. Lo que me queda aquí es morirme”, lamentó.
Este español ya no sabe qué hacer ni con quién hablar para que le den una solución. Por lo que cada día escucha la radio para ver si “la situación cambia o dicen algo diferente”. En la misma radio que ha escuchado que Marruecos ya tenía previsto cerrar la frontera antes de la pandemia derivada por el coronavirus. “Esto solo ha sido una excusa para hacerlo cuanto antes y unos se han quedado a ese lado de la frontera y otros nos hemos quedado de este lado”, explicó.

“Pensé que al ser español me dejarían pasar, pero ahí no pasa ni una mosca”

Pero en su misma situación hay muchísima gente. “Aquí hay mucha gente igual. Pensé que al ser español, me dejarían pasar, pero ahí no pasa ni una mosca ni para fuera ni para dentro. La frontera está blindada totalmente por tierra y mar por Ejército y Policía que yo lo he visto. Además, por las calles de aquí de Rincón también hay policías y militares y como te pares más de la cuenta en la calle te detienen”, continuó.
El ceutí no pide que pueda volver por “capricho”, sino que el motivo principal de la urgencia de regresar a España es que tiene que recoger “como cada mes” su medicación pues “tengo problemas graves de salud, patologías de corazón y diabetes”, concluyó Abdelmalik.
Lleva dos meses en la misma situación y hasta ahora nadie pone solución a este problema, unas consecuencias que también están sufriendo los más mayores de nuestra ciudad. Esta es una historia más de todas las gestadas por el cierre del paso.

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