La situación por la que está pasando estas dos ciudades españolas es tremendamente difícil. Este problema no es nuevo, viene empeorando día a día, pero ni la Unión Europea ni el gobierno español quieren verlo. Yo concretamente voy a comentar la situación de Ceuta, ciudad donde he vivido muchos años, tenemos dos hijas caballas, residen nuestros mejores amigos, tenemos hermosas vivencias de las barriadas de Manzanera, Benzú y Villajovita y sentimos como nuestros los problemas de los ceutíes.
No comprendo las declaraciones ni la actitud de Cecilia Malmstrom. Pienso que tanto ella como el organismo al que pertenece dejan bastante que desear cuando tocamos el tema de responsabilidades.
No se puede meter en el mismo saco a la Red de asociaciones Africanas, tampoco a Mamadou Agne, representante de los inmigrantes senegaleses en España, ya que sus intereses son otros.
Es lamentable y amarga la situación de esta gente, pero la solución no depende de España, son muchos los países implicados, pero por nuestra situación somos los más afectados.
Lo que más me irrita son declaraciones como las de Soledad Becerril, defensora del pueblo, y del señor Cayo Lara, coordinador de I.U. Es muy bonito “ver los toros desde la barrera y en un sillón cómodo”
El problema hay que verlo “in situ”, en el día a día
Yo no dudo de su valor pero dudo, siendo testigo presencial de estas avalanchas de gentes desesperadas, que quieren cruzar la frontera, jóvenes con grandes problemas laborales y fuertes creencias religiosas y sin nada que perder, pensarían de la misma manera.
En Ceuta y Melilla viven un elevado número de españoles, no tengo conocimiento alguno de que se hayan producido manifestaciones de apoyo y solidaridad hacia elles en ninguna ciudad española.
Como Ceuta y Melilla no fueran ciudades españolas, que sus habitantes son personas con las que nada nos une ni relaciona, cuando ambas ciudades son un ejemplo de ESPAÑOLISMO, como hemos podido comprobar los que hemos tenido la dicha de conocer una ciudad hermosa, convivir con gente maravillosa y acogedora, que te hace la vida agradable aunque estés lejos de los tuyos. La vida en Ceuta es un ejemplo a seguir por otras ciudades españolas. Desde la Coruña, ciudad en la que nadie es forastero, esta familia gallega pero agradecida, os manda un saludo y esta con vosotros.
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