Al presidente de la Ciudad, Juan Vivas, le tocó hablar de Ceuta. Le tocó hablar de lo que domina y conoce, de la tierra marcada por cuantiosos condicionantes, pero que mira al futuro con fuerza, con ganas de superar los problemas como siempre ha hecho, superando baches, cambios y adversidades.
El Fórum Nueva Economía fue el escenario para exponer las líneas clave de una ciudad que ha decidido apostar por un futuro que mire a más España y más Europa, pero sabiendo aprovechar lo positivo de mantener unas buenas relaciones con Marruecos.
Como bien expuso ante los presentes, en Ceuta, como sucede en Melilla, confluyen una serie de “condicionantes, retos y desafíos” que no tienen parangón con cualquier otro territorio del país. Quizá eso sea precisamente lo que da fuerza, empuje y ganas para superar trabas y salir reforzados.
Ocurrió con la crisis de mayo, cuando Ceuta vivió uno de los peores momentos de su historia sin saber qué iba a pasar. Pero la unión del pueblo ceutí, la entereza y la cohesión fueron determinantes no solo para superar esa auténtica crisis sino para saber cómo salir adelante venciendo miedos y adversidades.
Ceuta tiene por delante un futuro claro. Si algo ha sabido definir el presidente de la Ciudad es el esqueleto de líneas sobre las que hay que trabajar para salir favorecidos, unas líneas en las que el Estado juega un papel importante, pero también la unidad y la capacidad de acuerdo que sepan evidenciar las fuerzas políticas con representación en nuestra ciudad.
Diálogo, acuerdos, unión… palabras que al otro lado del Estrecho parecen impensables, pero que en Ceuta se alcanzan. Y es así porque se tiene claro que Ceuta es lo primero, incluso para un presidente de la Ciudad que ha tenido que elegir -y no una, sino muchas veces- la defensa de la tierra que gobierna antes que la de las siglas políticas que representa.
De Ceuta se habló y mucho en este Fórum, se habló para que después hablen de ella, se habló para que con posterioridad se sepa que aquí, a este lado del Estrecho, hay empuje y fuerza para creer en un futuro ilusionante sin obviar las raíces.
El runrún del miedo, esa presión constante que se hace de manera interesada para provocar quiebras en la sociedad debe ser el menor de los problemas para una tierra que se siente segura, que sabe que tiene potencial inversor y que no tiene que caer en las trampas de los asustaviejas que buscan recuperar antiguas amenazas y recelos.
Ceuta no puede mirar atrás, no debe dejarse atrapar por los complejos.