Ceuta registra una de las mayores presiones de MENA, con 180 acogidos

Ceuta soporta, hoy por hoy, una de las mayores presiones de menores extranjeros no acompañados de su historia reciente, con 180 niños a su cargo por lo que alcanza las cifras que se estilaron en el año 2000 cuando el fenómeno migratorio infantil empezó a ser evidente en la ciudad. En ‘La Esperanza’ se superan los 140 acogidos, a lo que cabe sumar el volumen variable que pasa, ahora, por el centro ‘Amor Fraterno’ en donde están los residentes que fueron desalojados del ‘Mediterráneo’.

Variable porque ahora hay alrededor de 40 pero según las entradas que se producen de subsaharianos y los inmigrantes que dicen ser menores, ese número varía. El último ejemplo se dio el pasado jueves, con la entrada de casi 60 subsaharianos a la carrera por el Tarajal, de los que una decena dijo ser menor. Así que, por esa técnica del goteo, va aumentando el número de acogidos sin que el Área de Menores pueda arriesgarse a marcar un límite definido.
En esta presión existente la falta de movilidad es un factor negativo a tener en cuenta. Y es que Ceuta se topa con dos obstáculos importantes: primero, la ausencia de traslados de menores a otros centros cercanos debido a la ubicación geográfica de la ciudad. ¿Qué sucede en otras comunidades? Que si están al borde del colapso piden ayuda a las más cercanas y se puede llevar a cabo un traslado. En el caso de Ceuta eso nunca se ha producido, muy al contrario, se ha dado casos de acogida de subsaharianos trasladados de los centros de Canarias en la época más dura de los cayucos en un ejemplo de solidaridad entre comunidades.
El segundo obstáculo importante: la permanencia. Es imposible la reagrupación de menores marroquíes a su país ante la inexistencia de un consulado en Ceuta y la negativa del ubicado en Algeciras al no reconocerse por parte del vecino país nuestra españolidad. ¿Qué sucede? Que la llegada de los menores viene marcada por una estancia duradera, no se trata, como sucede en el CETI, de internos que no podrán superar un tiempo en el centro de acogida. Más bien todo lo contrario: son entradas de personas que vienen a quedarse años en los centros por lo que la asistencia no es temporal sino permanente.
Estos dos factores se dan la mano para incrementar el bloqueo que actualmente está existiendo en los centros de la ciudad.

Objetivo: la construcción de un centro con una mayor capacidad

Hoy por hoy la Ciudad tiene que buscar un centro con capacidad para acoger al menos a 200 menores. Eso como mínimo teniendo en cuenta que el 70% de los actualmente acogidos llevan años bajo la tutela de la Ciudad Autónoma. El objetivo de la administración local es conseguir la inyección económica suficiente del Estado para financiar la construcción de una especie de CETI para menores, amén de que se aumente la partida que tradicionalmente ha inyectado el Gobierno central y que en los últimos años ha sufrido una importante reducción. Las infraestructuras con las que ahora se cuenta son auténticos parcheos. Por un lado la vieja residencia militar del Hacho, sobre la que ya ha alertado el Defensor del Pueblo; y por otro un centro ‘Mediterráneo’ excesivamente viejo sobre el que urge una reforma integral. Construir un nuevo centro es la solución, aunque para el Gobierno local se está convirtiendo en una auténtica patata caliente. El hecho de que el ejecutivo de Vivas haya claudicado ante las presiones vecinales del entorno de Hadú cuando se planteó el uso del albergue como centro de MENA ha provocado que el resto de barriadas adopten la misma tendencia contestataria, negándose a que cerca de sus barrios se ubique a los menores.

Y ahora

En el Hacho
La situación en la que viven los magrebíes allí acogidos ha sido denunciada y no podrá ir más allá del mes de enero. Hay más de 140 acogidos pero sigue habiendo abandonos y llegadas.

En el Amor Fraterno
Están acogidos, gracias a la colaboración de la Vicaría, los residentes que fueron trasladados del ‘Mediterráneo’. Pero esta no es la salida más deseada, de hecho ya ha habido pequeñas revueltas en sus instalaciones que han sido controladas por la Policía. La última en la mañana de ayer que precisó de la intervención de una unidad del Cuerpo Local.

Cuatro claves en torno a la inmigración infantil

Entradas a nado
Con ‘sorpresas’ que alteran las previsiones
Entradas como la que se produjo el jueves por la noche terminan desbaratando los planes del área de Menores. La llegada de casi 60 subsaharianos a la carrera por el Tarajal escondía, también, la de varios menores. ¿Qué ocurre en situaciones de este tipo? La realización de las pruebas oseométricas son las únicas que van a poder determinar si se está ante un menor o no, pero mientras éstas no se llevan a cabo prevalece una laguna que hace que puedan llevarse a cabo ingresos de adultos confundidos con menores. Esto ha sucedido ya en demasiadas ocasiones, trasladándose la oportuna queja para que las pruebas se aceleren evitándose acogimientos que no deberían haberse efectuado.

La quema del mediterráneo
Un problema con tintes laborales
Desde que una menor provocara un incendio en el interior del centro Mediterráneo y los acogidos tuvieran que ser trasladados al Amor Fraterno, se ha generado un nuevo problema estrictamente laboral. La idea de la Ciudad es trasladar a los magrebíes a este centro y los subsaharianos a Nazaret; una tarea que no se ha llevado a la práctica ya que hacer esto provocaría la duplicidad de turnos y, por tanto, el aumento de los contratados. Los sindicatos ya han lanzado su primera advertencia exigiendo nuevas contrataciones, mientras no se consigue dar salida al problema ocasionado por esta quema. Las obras en el Mediterráneo se extenderán hasta enero.

En el ámbito judicial
Las advertencias de la Fiscalía
El próximo 20 de enero se cumplirá el plazo dado por la Fiscalía de Menores para ordenar el traslado de todos los MENA de ‘La Esperanza’ a un nuevo centro que reúna las condiciones. Hasta el momento la Ciudad ha barajado varios lugares, desde el albergue de Hadú, hasta el clínico de la Cruz Roja pasando por cuarteles militares. Se le ha preguntado a la Comandancia sobre el Fiscer y, en los últimos días, sobre Valdeaguas, al lado del polvorín. No parece que finalmente los menores vayan a terminar en un acuartelamiento y no se descarta que elegida la zona se solicite una moratoria al Fiscal para poder realizar una mínima obra de acondicionamiento. Esa solicitud dependería de instancias superiores.

El descontrol
La frontera, vía de paso de menores sin solución
Una de las grandes polémicas que ha terminado por enfrentar a la AUGC y a la Jefatura Superior de Policía ha sido el control sobre los menores que entran por el paso del Tarajal. En estos momentos no existe control alguno sobre esta población, así que si un menor entra en Ceuta con su progenitor y éste lo abandona a las puertas del Mediterráneo o de La Esperanza, no habrá saltado la alarma de ningún mínimo filtro policial en la línea que separa ambos países. Los abandonos de menores no son anecdóticos, más bien se ha convertido en una costumbre dándose varios casos de abandono gradual de menores que forman parte de la misma unidad familiar. AUGC denunció la existencia de una trama en torno a estos movimientos.