Mientras en Madrid Calvo Sotelo era asesinado en medio de un clima reaccionario tras la victoria del Frente Popular --una alianza de izquierdas-- en las elecciones de 1936, Ceuta vivía ajena a lo que sucedería pocos días después. Un golpe militar contra el Gobierno constitucional de la República, que acabaría en Guerra Civil y casi cuarenta años de dictadura.
Con estado de alarma en todo el territorio nacional, huelgas en sectores importantes ante las que la república mostraba sensibilidad y el asesinato del citado ex ministro de Primo de Rivera y líder de la oposición, en la ciudad autónoma, la edición de El Faro de Ceuta del 14 de julio publica un aviso sobre suplantación de una empresa lechera.
Este reza: "Silverio de la Yeza pone en conocimiento público en general, que habiéndose dado el caso de que otro expendedor de leche ha servido tomando su nombre el citado líquido adulterado, como ha podido comprobarse por análisis oficial practicado, ruega a su distinguida clientela que se abstenga de tomar leche a personas ajenas a sus repartidores propios".
Dos días después, a la par que Galicia entrega su primer proyecto de estatuto de autonomía, un periodista trata de asesinar al rey Eduardo VIII de Inglaterra. El presidente de la república, Manuel Azaña, planea irse de vacaciones a final de mes a Santander y los medios nacionales piden "confianza" en el gobierno y a la población que mantenga "su sentido de la ciudadanía alerta".
En Ceuta y el Protectorado Español de Marruecos la vida sigue en calma. Dominan las páginas locales anuncios de jerez y coñac La Riva, además de cervezas La Cruz Blanca de Santander. También se intuye una cierta preocupación con las "enfermedades de las vías urinarias", a juzgar por el tamaño del anuncio de una clínica especializada.
El inicio de la pesadilla
El 17 de junio de 1936 el general de división y jefe de las Fuerzas Armadas en África, Francisco Franco Bahamonde dirigió al pueblo español una alocución radiada en la que llamaba a los miembros del ejército a alzarse contra "los enemigos de la patria".
Sus mensajes incluían cuestiones que han vuelto a la primera plana en pleno 2023. Por ejemplo, afeaba las huelgas y hablaba de ataques de "hordas revolucionarias", "pactos electorales hechos a costa de la integridad la propia patria" y concluía que "es España entera la que se levanta pidiendo paz, fraternidad y justicia; en todas las regiones el Ejército, la Marina y fuerzas del orden público se lanza a defender la patria", eso sí, declarando el estado de guerra.
Así lo confirmaba el bando enviado a este periódico y publicado por orden de la Circunscripción Occidental, en el que Franco decía que "una vez más el Ejército, unido a las demás fuerzas de la Nación, se ha visto obligado a recoger el anhelo de la gran mayoría de españoles que veían con amargura infinita desaparecer lo que todos puede unirnos un ideal común, España”.
A esto añadía la necesidad de "castigos ejemplares" para el "restablecimiento del orden", declarando "el estado de guerra en todo el territorio de mi mando y como primera consecuencia militarizadas todas las fuerzas armadas, sean cualquiera la autoridad de quien dependiera anteriormente".
Prohibió, asimismo, cualquier insignia y bandera contraria al bando sublevado, relevando a los alcaldes por jefes de Guardia Civil, Carabineros u otros cuerpos, "en caso de que no haya fuerzas del Ejército a las que compete en primer lugar".
También dejó "en suspenso todas las garantías individuales establecidas en la Constitución, ante el bien supremo de la patria" y pidió la entrega de todas las armas a la población bajo amenaza de muerte.
Un pleno sobre barriadas y transportes
La sublevación se inició en Melilla el día 17 y posteriormente Franco viajaría hacia el norte de África para iniciar el avance.
En ese viernes 17 de julio, tras la alocución de Franco y según relata el estudioso de la historia Francisco Sánchez, se inició la poca resistencia que Ceuta pudo ofrecer, "estando completamente repleta de instalaciones militares".
"Hubo resistencia o intento de resistencia el 17 de julio por la tarde. Varias personas se reunieron en la Casa del Pueblo que estaba en la calle agustina de Aragón y fueron a visitar al delegado del Gobierno, José Torres Ruiz, en la Plaza de los Reyes, donde está ahora el edificio de Bankia", recuerda Sánchez.
Explica este que su primera reacción fue pedirle "armas" para "defender la ciudad" porque el alzamiento en Melilla ya se había producido. "Les dijo que no", asegura el investigador ceutí.
Otro que visitó al Delegado "a ver que se podía organizar fue el alcalde, Antonio López Sánchez Prado. "Este le dijo que no, que no se alterara, que estaba todo en calma y que no había porque preocuparse".
De hecho, tras recibir esta respuesta, "a las siete de la tarde del diecisiete de julio celebró un pleno municipal, al que solo asistieron algunos miembros, sobre todo de partidos de izquierdas", agrega Francisco Sánchez.
En esta sesión de la que dio cuenta El Faro de Ceuta los pocos concejales presentes aprobaron la compra de veinte aparatos de alumbrado, también la solicitud de construcción de varias viviendas o la concesión de una bota ortopédica a María Dolores Pelaze.
También se habló de las pérdidas de más de cien mil pesetas en tan solo diez días a raíz de la huelga de transportes. Este paro provocó, según reconoció el alcalde, que hubiera carencia de gasolina en los depósitos, algunas panaderías estuvieran al borde de parar por falta de harina y pudiera no haber verduras en la jornada siguiente en el Mercado de Abastos.
Por último, se pidió la creación de una comisión "que se enterara de las necesidades de las barriadas del campo exterior".
Shirley Temple, Popeye y cabarets el día del golpe
Francisco Sánchez apunta que el alcalde permaneció en el Ayuntamiento hasta las dos de la madrugada, "cuando vio que habían llegado a la Plaza de África tropas de la legión, del acuartelamiento de Dar Riffien y entonces se fue para su casa".
Recuerda que Sánchez Prado "vivía enfrente de la Iglesia de Los Remedios y en la madrugada del 18 de julio fue detenido y llevado a la prisión de García-Aldave". Finalmente sería fusilado en septiembre de ese mismo año, formando parte de los "286 ceutíes que fueron ejecutados, además de 2.000 apresados".
Mientras todo esto sucedía, la edición del 18 de julio de El Faro de Ceuta publicaba el bando de Franco e informaba a la vez de una sesión de cine para esa tarde en el Salón Apolo: "Estrena 'La pequeña coronela', con la pequeña gran estrella, la monísima Shirley Temple (...) junto a Lionel Barrimore, Evelin Venable y el negro Jhon Lodge. Completa el programa el divertido dibujo Popeye el marinero, en 'Donde las dan las toman' (...) Por asistir se obsequia con una mariquitina de Shirley Temple".
También daba cuenta el periódico de un nuevo aplazamiento de la verbena del Club Recreativo de Ceuta, que se movía al día 25.
En lo referente al Protectorado Español de Marruecos y a la Zona Internacional de Tánger, los anuncios de espectáculos también abundaban. Entre ellos, el del Empire Kursal Dancing, "el mejor cabaret de Tánger: Diariamente las mejores y más selectas atracciones"; Teatro Circo compañía de comedias Miguel Gallardo y los hermanos Quintero, con 'Mariquilla Terremoto', butaca a una peseta y grada a cincuenta céntimos.
Curiosamente en Tetuán también se exhibía una película de Shirley Temple, en este caso, 'Ojos Cariñosos'.
La llegada de Franco y el intento de asesinato frustrado
Según el relato de Francisco Sánchez, Franco llegó de las Islas Canarias al aeródromo Sania Ramel, en Tetuán, a primera hora de la tarde del 19 de julio, para posteriormente dirigirse a Ceuta.
El día previo, miembros del Batallón de Cazadores del Serrallo Nº8 planearon una escaramuza para asesinar al líder golpista. Sin embargo, para el momento de su llegada a la ciudad autónoma los soldados implicados ya habían sido detenidos.
No es hasta el día 21 cuando El Faro de Ceuta informa de la llegada del general, ya con la línea editorial intervenida. La portada se llena ese día de loas al futuro caudillo y destaca el recibimiento enérgico de la ciudad.
Asimismo, asegura que las panaderías "han vuelto a trabajar con normalidad e incluso a mayor ritmo que antes". Eso sí, se incluye en aquella jornada un editorial en el que la publicación se declara abiertamente "republicana y demócrata" y pide "el restablecimiento de la normalidad, del orden social y de los prestigios del estado republicano".
Se niega también que se hayan producido disparos contra Ceuta por parte de un barco que navegaba por el Estrecho, algo que luego se reconocería posteriormente, pero siempre asegurando que "los disparos no alcanzaron tierra", cayendo los proyectiles más cercanos "frente al hotel Majestic" y "donde la casa de Manuel Delgado". Se habla de "intento infructuoso que solo asustó a mujeres y niños".
Tabacos inseguros, chinches, quemaduras y detenciones
El periódico pasa a distribuirse durante las tardes, de forma que el movimiento pueda controlar las publicaciones. La mayoría de ellas hablan de un rápido avance hacia Madrid, dando por hecho que la Guerra terminará rápido.
Más allá de las informaciones triunfalistas distribuidas por los sublevados, destaca el anuncio preocupado de la tabacalera única: "El Monopolio de Tabacos recomienda a los fumadores que rechacen los cigarrillos liados con picaduras ordinarias de procedencia dudosa presentados en cajetillas de origen anónimo y que expenden ciertos desaprensivos intermediarios a los mismos precios a que se venden los buenos en el mercado. La mejor garantía para el fumador de la autenticidad de los productos es que estos vayan revestidos del precinto Monopolio de Tabacos".
Los tres ferrocarriles diarios que conectan Tetuán y Ceuta siguen apareciendo con normalidad, mismo apelativo que se da a la convivencia en la ciudad autónoma, eso a pesar de que se advierte de disparos contra ventanas por parte de los militares, al ver que los vecinos incumplían la norma de mantener la oscuridad a partir de las ocho y media.
Se informa también de treinta personas detenidas en el Monte Hacho y llevadas a García-Aldave, justo al lado de un anuncio de exterminación de chinches en hoteles y pensiones, a cargo de la empresa Matatot.
En el capítulo de sucesos, ya el día 27 de julio, con la Guerra Civil avanzando irrefrenablemente, se da cuenta de las quemaduras sufridas por el hijo de un trabajador municipal, que se frotó con sosa caustica el costado derecho y tuvo que ser asistido en el hospital de O'Donnell.
Muchas serían las heridas posteriores. Tres años de Guerra Civil dieron paso a cuarenta de dictadura, con la represión siempre presente. Este 18 de julio se cumplen 78 años del inicio de una de las etapas más oscuras de la historia de España.
Grandioso artículo!!