Con su detención terminó lo que parecía ser una auténtica trama de movimiento de hachís desde Ceuta hasta la Península movida por conductores de Madrid que usaban siempre el mismo modelo de coche para los embarques. Eso parecía, pero finalmente la Guardia Civil dio con dos casos consecutivos sin que aflorara la auténtica organización que, era evidente, existía detrás.
Este lunes el magistrado titular del Juzgado de lo Penal número 2 ha condenado al llamado J.M.D.F., el segundo de estos varones que fue arrestado a principios de febrero de este año con droga oculta en el coche que conducía.
El acusado, que lleva en prisión desde su detención en la tarde del 3 de febrero, aceptó una pena de 3 años y 4 meses de prisión tras reconocerse culpable de un delito contra la salud pública. La resolución judicial lleva consigo el abono de una multa de 43.147, 17 euros, correspondiente al valor de la droga.
En total los agentes que estaban de servicio en el puerto aquella tarde dieron con algo más de 22 kilos de hachís que estaban escondidos en distintas partes del coche modelo Citröen C4 que se había adaptado perfectamente a servir como transporte de la droga.
Del hombre con cuernos al coche adaptado al tráfico
En el interior de los huecos naturales del chasis, en la carrocería del turismo… fue ahí donde los agentes dieron con las 220 pastillas que además estaban marcadas con símbolos muy particulares como la cara de un hombre con cuernos tipo diablo o la leyenda de Bloody Skunk, propia de un híbrido resultante del cruce de dos variedades de cannabis con una forma similar a un abeto.
La Guardia Civil no consideró casual que en cuestión de horas dos personas de Madrid conduciendo el mismo modelo de coche intentaran embarcar con similar cantidad de hachís.
Era evidente que existía una trama, como la que existió en su día con las caravanas francesas o la de los ciudadanos belgas en verano, así como la mafia de la droga oculta en 4 ruedas.
Se practicaron estos dos arrestos y se abortó una línea que, a todas luces, seguiría existiendo de no producirse esa acción de la Benemérita.
El ahora condenado se suma al devenir carcelero de otro vecino del mismo lugar llamado L.M.M. que aceptó una sentencia de 3 años y 8 meses entre rejas hace solo una semana.