El Faro de Ceuta cogió ayer a primera hora de la mañana a Najat Kaanache (Orio, Guipúzcoa, 1978), Premio Convivencia 2021 de la Ciudad Autónoma, cocinando, que es lo suyo. Estaba entregada a acimar berenjenas, a ahumar truchas que recibe vivas de un lago cercano en Fez y a limpiar hongos. Es una "superchef", una figura internacional que ha pasado por los mejores restaurantes del mundo (el suyo, 'Nur', ha sido considerado el mejor marroquí del planeta) como 'Noma' de Dinamarca o ‘El Bulli’ en España, con Ferrán Adriá. La vida la ha llevado por todo el mundo, pero uno de sus ojitos derechos es la ciudad autónoma, en la que hacía escala en cada viaje con sus padres, marroquíes emigrados a Euskadi, hacia el país vecino.
– Premio Convivencia 2021 de Ceuta. ¿Contenta?
– Muy contenta, aunque estos premios no deberían existir en nuestra sociedad.
– ¿Conoce la ciudad autónoma?
– Sí, tengo muchos recuerdos de mi niñez en ella. Soy hija de inmigrantes y viajábamos a menudo entre Marruecos y el País Vasco. He comido muchos bocadillos de atún, he estado muchas veces en las calles de Ceuta. No he vivido, pero he hecho escala y he visto que es un territorio muy diverso en el que se podrían hacer muchas cosas.
– Vive usted actualmente en Fez, en Marruecos.
– Mi almohada está en Fez, pero me muevo por el mundo. Aquí tengo el restaurante ‘Nur’, también ‘La casa de Nur’ con comida tradicional marchado por mujeres, y una tienda de jugos, otra de chocolates, una heladería... Paso mucho tiempo en Marruecos, pero también tengo muchas responsabilidades fuera de aquí.
"No creo en la integración, en esa barrera fronteriza y psicológica que a veces se marca”
– Pero nació en Guipúzcoa...
– Nací en Orio, soy vasca y euskaldún [habla en euskera]... No creo en la integración, en esa barrera fronteriza y psicológica que a veces los pueblos marcan por ser diferente. La magia está en la diferencia, no comemos tortilla de patatas todos los días. Si aquel barquito no hubiese llegado a Canarias hace mucho, la patata no existiría.
– Es un proceso de enriquecimiento mutuo
– No es mutuo. Uno nace en una sociedad y es parte de ella, puede ser budista, hindú, de ojos azules, judío... La Constitución de cada país marca tu libertad. Es el sistema educativo, la sociedad y la psicología las que delimitan ciertas barreras por miedo a no conocer. Si hacemos entender a la gente que no hay que tener miedo...
– Usted como vasca no es distinta al resto de los vascos, me refería al fenómeno migratorio.
– La época en la que los españoles íbamos a Alemania, Argentina o Estados Unidos no ha pasado hace tanto tiempo. Siete u ocho siglos en el sur de España... La arquitectura, la cocina, los colores,los aromas, el jabón, el arroz, las especias... Todo se da gracias a ese intercambio, con América Latina, con Asia... A veces utilizamos adjetivos que no nos ayudan. Lo que nos falta es educación para una convivencia más saludable.
"Uno nace en una sociedad y es parte de ella... La Constitución marca tu libertad en cada país”
– ¿En nuestro contexto cada vez es más complicado alcanzarla?
– La gente que tiene otras oportunidades, que crece sin que nadie le diga que no es el suyo, que no pertenece, gana posiciones y no baja la guardia como Mohamed Ali, quiere triunfar y la sociedad le da esa oportunidad con independencia de otros condicionantes: no importa que sea blanco o negro, gordo o flaco. Queremos todo rápido y bien, sin hacer un esfuerzo, y yo me levanto cada día a las 4.15 horas, tengo sueños... Sacamos el mejor iPhone, pero no acabamos con el hambre en el mundo... Algo hacemos mal.
– ¿Cómo combate usted el hambre?
– Hago lo que puedo a mi alrededor con la gente de mi ambiente, a mi alrededor. La gente no necesita dinero, sino que alguien tenga un empleo, libros, comida... No importa de dónde venga cada quién. Todos necesitamos trabajar y a mí no me importa de dónde vengan. En pandemia nos pidieron a todos, hablo como española, que nos quedáramos en casa, pero pedíamos en línea... ¿Quién lo hacía? Inmigrantes ilegales. No es bonito oírlo, pero ellos llevaban sus alimentos a casa para que usted no saliese. Hacemos un carné de identidad para mascotas y me parece estupendo, pero seres humanos que llevan quince o veinte años aquí...
"Parábamos en Ceuta, dormía y comía bocadillos de ‘Isabel’, que se enlata en Marruecos”
– Recuerda Ceuta de su niñez, ¿cómo?
– Como una ciudad mágica en el norte de África. Es una ciudad no sé si abandonada o sola, con un alma dolorida. Necesita toda la creatividad de su gente joven. Ceuta es una especie de marmitako. Para mí Ceuta es un milagro. En sus calles percibes su alegría, la gente jugando, la brisa del mar... Es un caso, un milagro que pertenece a todo el que vive o va allí.
– ¿Hacía escala aquí?
– Sí. Parábamos allí y dormíamos en la gasolinera, comíamos bocadillos de atún ‘Isabel’ enlatados en Marruecos, algo no saben muchos españoles... Tengo recuerdos muy buenos, de mucha gente diferente... Esa es una ciudad con mucha vida, con muchas semillas que necesita agua y abono.
– En la concesión del Premio Convivencia 2021 se valoró su compromiso con el feminismo, con el empoderamiento de las mujeres...
– No soy feminista.
– No es un término literal que utlizase el Jurado, se lo he atribuido yo.
– Pues no lo soy, creo en la igualdad entre hombres y mujeres.
– Eso es el feminismo
– Hay muchos feminismos y no estoy de acuerdo con algunos, no me reconozco en ese adjetivo. Yo tengo muchas trabajadoras en mis negocios que traen a sus niños pequeños... Tengo cuatro que lo hacen, ese como una guardería. Si yo no fuese consciente de sus dificultades y no las pudiera apreciar sería un negocio sin más y eso no me serviría. Yo soy una chef, una superchef, pero he venido a esta tierra a empujar a gente que aunque no sepa leer o escribir es campeona. Ese es mi trabajo.
"En pandemia nos pidieron quedarnos en casa, pero los inmigrantes llevaban la comida”
– ¿Conoce la frontera del Tarajal?
– No entiendo, y me he acercado hasta ella, que siga cerrada. La vida, el colorido y la unión que daba siempre ha sido extraordinaria.
– ¿Sabía que estaba propuesta para el Premio Convivencia 2021?
– No. Sinceramente. Anteayer me llamó el presidente y me pilló en pleno servicio... Me salió una lágrima... Una no se espera premios, y menos por algo así, por defender algo tan básico en la vida, sin tener que pelearnos, desde la armonía... Todos queremos irnos tranquilos a trabajar, sin más.
"Mi negocio tiene que tener repercusión social, porque en otro caso no me sirve"
Najat Kaanache es una "superchef", una de las mejores del mundo, una referente que ha trabajado en 'Noma' en Dinamarca y en 'El Bulli' en Cataluña, los locales que han copado las últimas designaciones como mejores restaurantes del planeta. El suyo, 'Nur', en Fez, también ha sido señalado como el mejor marroquí.
No le basta. "Si yo no soy consciente de lo que le cuesta a cada empleado venir a trabajar conmigo sería un negocio sin más, y el mío tiene que tener una repercusión social... Yo soy una chef, una superchef, pero he venido a una tierra en la que supuestamente son como yo aunque no sepan leer o escribir, aunque yo haya recibido un pasaporte que me lleva a todas las partes del mundo".
A su juicio "yo puedo comunicarme y mi trabajo es utilizar la cocina para crear alianzas" porque "si queremos ser conscientes de lo que a cada mujer le conlleva acudir a su trabajo no estaría marcando nada diferente".
"Yo tengo a cuatro mujeres que traen a sus bebés, es como un guardería, y en esta tierra debo ser parte de esta sociedad ahora", afirma.
Plato de pescadores que casi nadie en Ceuta prepara en casa y creo que ni lo conocen.
Si se conoce
Estoy de acuerdo con la Chef que no hayan premios de convivencia pero como la vida la misma, no todos respetamos al prójimo, no todos respetamos a la naturaleza y a los animales, y no todos, abandonamos a nuestros seres queridos en asilos o en algún contenedor.
De ahí, que en este premio, se recuerde que existen individuos e instituciones que velan por un valor que no debe ser aňadido, sino que debe conformar nuestro afán de animales políticos, animales sociales.
Con respecto a Ceuta, la Chef ha descrito desde el argot gastronómico lo que debemos entender por convivencia en Ceuta, un conjunto de ingredientes y de sabores, que se cuecen lentamente en una marmita ( recipiente de barro conocido sobradamente en la cocina andaluza y espaňola, en general), sin que pierdan sus propiedades y se mezclen sus sabores, dando como resultado a una degustación, que tiene como esencia la unidad y la diferencia de sus ingredientes para que su magia perdure en nuestros sentidos más admirados, el gusto y la vista.
Así pues, el efecto "marmitako" exige de la paciencia y del amor hacia el prójimo para que esa convivencia se cueza a fuego lento y en un recipiente casi mágico y con propiedades saludables como la marmita.
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