La última vez que escribí sobre la A.D. CEUTA algunos aficionados arremetieron contra mí con comentarios muy graciosos y ocurrentes, pero se equivocaron de persona. No jugué nunca en el Ceuta, no toco la guitarra y no me he fumado un porro en mi vida. Ninguna de estas cosas es tan mala como para escurrir el bulto, pero cuando no es, no es. Bromas aparte y sabiendo que el fútbol -para algunos- es más importante que su padre y su madre, vuelvo hablar de fútbol.
El bombo y la suerte han decidido que el Ceuta vuelva a enfrentarse al FC Barcelona. La euforia se desató entre los aficionados y la alegría fue la carta de presentación de ese día y de los posteriores. Sólo faltaba conocer los precios, mientras tanto todo eran especulaciones, pero algunas de ellas daban un mal presagio a los muchos abonados al Ceuta.
Una vez que se conocieron los precios esa primera euforia se transformó en una especie de decepción colectiva de los abonados al club. Los precios 100 euros en Palco, 60 euros en Tribuna y 40 en Gol dejan un mal sabor de boca a los que todos los domingos suben al Alfonso Murube. Nada me invento, porque son muchos los abonados que han manifestado que no se harán nuevamente socios y tienen sus razones, como razones debe tener el club para poner esos precios. Igual para una gran parte de abonados no será un gran esfuerzo, pero para algunos, sí que lo supone, sobre todo si suben al campo con algún hijo.
Personalmente como aficionado y abonado que fui, creo que el principal activo de un club son sus socios, sobre todo cuando es un club como el nuestro con un número muy limitado de posibles seguidores. Abonados que durante años asisten a ver encuentros poco atractivos teniendo en la televisión partidos de alto nivel, pero, aun así, por las razones que sea, prefieren ver al equipo de su tierra. Esos son los aficionados que hay que fomentar y proteger, porque son los que están a las malas y, en este caso, por razones económicas, no pueden estar en las buenas ocasiones.
Hablando de fútbol y del FC Barcelona, hace unos días Andrés Illescas escribía en este medio sobre tres ceutíes que habían militado en el club catalán. Tres ceutíes emblemáticos que nacieron y se criaron en esta tierra.
El primero de ellos fue José Bravo Domínguez, un extraordinario extremo de los años 40 en el club. Sabía de este hombre, porque mi padre -muy aficionado al fútbol- me habló de él repetidas ocasiones. El segundo fue Miguel Bernardo Bianquetti ‘Migueli’. Tuve la suerte de conocerlo, porque era del Hospital Militar como llamábamos antes a la barriada O’Donnell. Hizo la mili en el antiguo Ramix-30 frente al antiguo Regulares 1. Allí se pudo beber unos pocos de litros de leche ‘Vaya Vaca’, su nombre real era Almina y la elaboraba la empresa CRISA en nuestra ciudad, también elaboraban yogurt con ese nombre.
Migueli tenía una leyenda negra en Ceuta, porque decían que en una entrevista dijo que era de Cádiz. Seguro que no fue así. Lo que sí es cierto es que atendió muy cariñosamente a los muchos ceutíes que se acercaron al Camp Nou en Barcelona. Una leyenda negra que ha contribuido a que no se le brindara nunca una calle y mucho menos un homenaje.
El último, más actual y popular es el entrañable Mohamed Alí Amar, más conocido como ‘Nayim’. Muy querido en Ceuta por ser una gran persona y por vivir en nuestra ciudad.
En fin, todo esto es presente e historia del fútbol en Ceuta.