No hay en Ceuta nada más lento que una obra. Y más aún cuando en la misma tienen que implicarse ministerios como es el caso del puesto de control de
Benzú, que sufrió daños importantes tras
la última entrada de hasta 155 subsaharianos. Emprendieron la carrera desde el pueblo de Beliones, arrasando con todo y destrozando el puesto en el que habitualmente una pareja de
guardias civiles controla el acceso de los trabajadores transfronterizos y estudiantes que cruzan a Ceuta en aplicación de un acuerdo histórico que así lo permite.
Desde este lunes esas personas no pueden cruzar. No hay puesto de control operativo ni guardias civiles que lo custodien, así que los que acudieron a Ceuta fueron instados a dar toda la vuelta y hacer lo propio por la
frontera del Tarajal. Esto será así hasta “nueva orden”, es decir, hasta que las instalaciones estén terminadas y puedan funcionar como puesto de control.
Fuentes oficiales de la Guardia Civil han confirmado que estará cerrado hasta que se pueda realizar ese control con garantías, es decir, hasta que se arreglen las instalaciones. ¿Hay día para eso? No se sabe, pero se mira con atención el calendario escolar, con entrada de menores que acuden a los colegios de Ceuta. También se tiene en cuenta los perjuicios causados a la cantidad de trabajadores transfronterizos que ahora tienen que cruzar por Tarajal lo que les obliga a dar toda la vuelta.
Tal y como se apreciaron en los vídeos y fotografías tomadas del puesto de control, quedó con importantes desperfectos causados tanto en el interior como en el exterior. Por esto punto pasaron a la carrera los inmigrantes, mientras algunos llegaron a entrar dentro del puesto, en donde se produjo un enfrentamiento con guardias civiles.
A pesar de las informaciones que se están publicando sobre que los subsaharianos cuentan con apoyos de mafias en Ceuta y que llevaban meses preparando la entrada, lo que está confirmado más allá de meras hipótesis es que ellos llegaron esa misma noche al pueblo de Beliones. Es decir, tanta cantidad de personas se concentró tan solo horas antes del intento de entrada para hacer el pase aprovechando no solo la niebla sino que las rutas de las montañas no iban a estar lo vigiladas que debieran. Fue tal la facilidad de llegada de tantas personas que ni siquiera los ‘colaboradores’ que en Marruecos alertan de la presencia de inmigrantes dieron el aviso de su presencia.
Los GRS habían terminado su turno de trabajo y tan solo había una vigilancia mínima en el paso fronterizo.