Después de casi dos años de sequía actoral, por una parte debido a la pandemia y a cuestiones estructurales por otra, el Centro Dramático de Ceuta retoma la actividad comenzando los ensayos de una obra compleja y difícil de las "que ensalzan o hunden a los actores". Se trata de La muerte de un viajante, de Arthur Miller, de momento, en el que aún están con la lectura del texto y llevarán a escena. "Solo podemos decir que la ilusión y el entusiasmo se refleja en los rostros de los miembros del CDC cuando acometemos la lectura, entendiendo cada uno de ellos que está ante un acontecimiento memorable para el movimiento cultural y teatral de la Ciudad", ha señalado Manuel Merlo, su director.
Según dicen, es la obra cumbre de Arthur Miller, y Merlo añade que es "una joya de la dramaturgia clásica contemporánea norteamericana". En España la han protagonizado Carlos Lemos, José María Rodero, José Luis López Vázquez, José Sacristán e Imanol Arias, "que yo recuerde y es una obra difícil donde se debe poner todo el conocimiento actoral y más para subirse encima del escenario".
La muerte de un viajante fue escrito por Arthur Miller en 1949. La obra le valió el éxito y un lugar prominente en la historia del teatro. Es una producción popular para las compañías de teatro y es considerada una de las obras modernas esenciales que todo el mundo debería ver.
"Una joya de la dramaturgia clásica contemporánea norteamericana"
El protagonista es Willy Loman, viajante y vendedor de profesión, de 63 años, un trabajador infatigable que siente que debería retirarse y vivir una bien merecida vida tranquila, rodeado de su familia y sus amigos. Willy piensa que si le gusta a la gente, todo es más fácil y triunfa en la vida; sin embargo, poca gente lo recuerda tras muchos años en el oficio. Willy inculca estos ideales a sus hijos, Biff y Happy, quienes lo siguen a ciegas hasta que un día Biff descubre a su padre engañando a su madre en Boston. Biff se enfada con su padre y se escapa perdiendo su oportunidad de ir a la universidad, lo cual le llevará a un gran resentimiento hacia su padre y a una vida alborotada que lo llevará a la cárcel.
Para poder pagar sus deudas Willy va a pedirle dinero a su jefe, Howard, pero este en cambio lo despide porque sus ventas en los últimos años han decaído considerablemente, así que recurre a pedirle ayuda a su vecino y único amigo, Charley. Este le ofrece trabajo, pero Willy lo rechaza porque aceptar ese empleo sería reconocer que estaba equivocado.
Mientras tanto, Biff intenta conseguir un empleo, pero no lo consigue y roba una pluma de oro del jefe de la empresa, y cuando se reúne con su hermano y su padre para hablar de lo que van a hacer en el futuro Willy pierde la conciencia y tiene alucinaciones. Happy y Biff lo abandonan en el restaurante y se van. Cuando vuelven a casa, Biff y Willy discuten y este en vez de escuchar lo que su hijo le dice, piensa que Biff no lo ha perdonado por el suceso de Boston y decide suicidarse para que su mujer y sus hijos puedan cobrar el dinero del seguro de vida y éstos empiecen una vida nueva como vendedores.
Solo su familia asiste al funeral. Es aquí cuando Biff se da cuenta de que ni él ni su padre son hombres extraordinarios y se desliga de los ideales de su padre, abriendo así la única vía esperanzadora de la obra. En cambio Happy no acepta que su padre estaba equivocado, y lo mismo ocurre con la madre, Linda, quien se pregunta dónde están todos los amigos de su marido.