Lo de Celia Alarcón (Ceuta, 1993) es por vocación. Estudiar psicología le viene de familia. Su madre, Carolina Biondi, y su hermano, Claudio Alarcón, también ejercen dentro de la rama de la salud mental. Una vez que esta caballa pone punto y final a sus estudios universitarios en Granada, se muda a Madrid para estudiar el Máster en Psicología General Sanitaria y luego se especializa en infantojuvenil. La pandemia de la Covid-19 hizo que regresara a la ciudad autónoma, donde lleva desde hace poco un gabinete junto a su hermano: ‘Biondi Psicólogos’.
–¿Por qué han aumentado los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en los adolescentes?
–Creo que, en primer lugar, la cultura del cuerpo ha cambiado por completo. Hace unos años estaba de moda un tipo de canon y poco a poco se ha orientado hacia una estética delgada, perfecta. Por otro lado, las redes sociales han hecho ver a la juventud una falsa apariencia de perfección que conlleva a los problemas de gestión emocional y autoestima. Esto provoca una mala relación con la comida para así alcanzar lo idealizado.
–Un canon que, en muchas ocasiones, es casi imposible de alcanzar a no ser que te sometas a una cirugía.
–Claro. De hecho, en la mayoría de las fotografías que vemos se comprueba que están pasadas por Photoshop, filtros y estos son detalles que los influencers no dicen a su público.
–¿Cuál es el perfil de persona que sufre un TCA?
–Muchos son adolescentes, etapa en la que están desarrollando la autoestima. En cuanto al género, quizás haya más mujeres; pero los hombres también lo sufren, pese a que este sea aún un tema más tabú.
“La mayoría de las fotos que vemos en redes están pasadas por retoque o llevan algún filtro”
–¿Cuáles son esos síntomas que nos pueden hacer saltar las alarmas de que una persona sufre un TCA?
–Los usuarios que lo sufren suelen no comer en público o intentan evitarlo. Luego, también manifiestas problemas emocionales como la tristeza extrema, incluso llega a la depresión. Falta de autoestima, inseguridad y una obsesión por estar hablando en todo momento del cuerpo.
–¿Qué trastornos son los que más predominan?
–Se puede hablar de la anorexia, bulimia o trastorno por atracón.
–¿Cómo se diferencia uno de otro?
–Las personas con anorexia restringen su alimentación, no comen o lo hacen en pequeñas cantidades. A ellas se les puede reconocer por su delgadez extrema, incluso las mujeres pueden perder el periodo, pelo y sus vitaminas son bajas. La diferencia con la bulimia es que en la anorexia hay una restricción alimentaria y esta no. Además, sí que hay vómitos. Por último, los trastornos con atracones se producen en usuarios que dejan de comer pero hay momentos en los que ingieren en grandes cantidades para luego vomitar y sentirse mal de lo que ha hecho.
“El ser humano vive a través de las comparativas. Estamos expuestos a muchísimas imágenes de cuerpos perfectos”
–¿Cuál de estos tres es el que predomina más?
–Tanto la anorexia como la bulimia son comunes. En cifras suelen ser similares.
–¿Nos dejamos algún tipo de trastorno atrás?
–Puede que la vigorexia. De esta no se habla mucho, pero este es un problema ocasionado por la obsesión de conseguir ese cuerpo atlético y se hace a través de un sobresfuerzo.
–El hecho de sentirse mal con lo se está comiendo, ¿ya es un indicio?
–Depende del caso y de las conductas de la persona. Pero, en principio, todos nos hemos sentido mal en algún momento cuando hemos comido demasiado o nos hemos dado un capricho.
“Me impresionó tener frente a mí a una persona que medía 1 metro 68 y pesaba menos de 40 kilos”
–Cuando hablamos de este tema, se suele abordar en clave femenina; pero, los hombres también son víctimas de este tipo de trastorno, ¿no? Según datos de la Confederación Salud Mental España, el 10% son varones.
–En el sexo masculino parece que aún sigue siendo un tema tabú. Este tipo de TCA se asocia más a la mujer, pero sí que hay hombres que lo sufren. Y cada vez son más.
–Hablamos en clave adolescente; pero, ¿los adultos son propensos a padecer algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria?
–Sí. Todo el mundo puede sufrir un TCA. Es verdad que suele ser más común a edades tempranas por la falta de autoestima.
–A lo largo de su carrera profesional, ¿ha tenido algún paciente con estas características?
–En consulta no. Pero sí que mientras hacía el máster tuve algún caso.
–¿Cómo lo recuerda?
–Me impresionó tener frente a mí a una persona que medía 1 metro 68 y pesaba menos de 40 kilos. Aún así esta persona se miraba al espejo y consideraba que le sobraba algún kilo. Es impactante meterte en la cabeza de esta persona e intentar entender cómo se puede ver gorda cuando no tiene ni un gramo de grasa. Al final, es ahí cuando compruebas que todo es mental y la fuerza que tiene la mente para hacerte creer lo que quiere que creas.
“Todos tenemos que trabajar sobre nosotros mismos y nuestra mente con el fin de poder querernos tal y como somos”
–¿Cómo puede desarrollar el cerebro esta imagen?
–El ser humano vive a través de las comparativas. Estamos expuestos, sobre todo en la actualidad, a muchísimas imágenes de cuerpos perfectos y luego, toda esa inseguridad que todos podemos tener, hace que tu mente te diga que no lo cumples, que no lo tienes y te lleva a tergiversar la información para verte como una persona no apta. En ese momento, entras en el bucle de una mentalidad de que lo que vale es un cuerpo idílico y si no lo tienes, tu mente va a hacer ver que no lo tienes.
–Hemos pasado el ecuador del verano, pero aún nos quedan varias semanas para disfrutar de la playa. Sinónimo de que todavía nos quedan días para ponernos en bañador o bikini. Esto llega a causar rechazo en algunos casos. ¿Cómo debemos querernos para que esto no suceda?
Es importante trabajar, no solo durante el verano, nuestra salud mental y concebir una imagen de cuerpo positivo para hacer ver a todo el mundo que no por tener uno perfecto vas a valer más, sino que cada uno tiene que quererse tal y como es.
–¿La pandemia de la Covid-19 y las redes sociales han sido la tormenta perfecta para que aumenten los trastornos alimenticios?
–Sí. Durante la pandemia hemos tenido más tiempo libre para consumir las redes sociales y al final esto es un cóctel molotov. Por ejemplo, en Noruega sacaron por ley que los influencers debían indicar en las fotos si se han hecho un retoque o han usado un filtro para que el público sea consciente de las modificaciones.
–Quizás, a través de estas redes se ofrezcan contenidos poco aconsejables. Pero, también se puede hacer pedagogía de ello para convertirlo en algo que eduque y conciencie a la sociedad.
–Creo que aún queda trabajo. Sí es verdad que cada vez hay más cuentas que siguen la corriente del ‘body positive’ y se conciencia de esta realidad.
–Por último, ¿qué consejos ofrece?
–Todos tenemos que trabajar sobre nosotros mismos y nuestra mente con el fin de poder querernos tal y como somos para comprender la variedad de cuerpos que existen.