En el Tarajal nada se entiende. La línea que separa Ceuta de Marruecos aglutina todo tipo de decisiones con fecha de caducidad. Lo que hoy vale puede que mañana no. Depende "del turno", como narra Mohamed. Si "es bueno o no".
Los porteadores se han convertido en los parias del siglo XXI.
Llevan más de un mes sin trabajar, el tiempo que lleva el paso Tarajal II sin funcionar; llevan más de un mes intentando sortear la aduana para después pasar un bulto de regreso, aunque sea a costa de
provocar avalanchas aprovechando los días de lluvia intensa. Este jueves muchos marroquíes querían aprovechar para cruzar a Ceuta por la frontera, alentados por la posibilidad de que, ya por la tarde, sería factible sacar mercancía. Se han topado con el peor de los castigos: la marca en el pasaporte. "La Policía ha marcado los de personas que decían que eran porteadores. Ya no pueden pasar más por aquí, necesitan pasaporte nuevo", añade. La marca, o como ellos dicen 'la mancha', es el peor de los castigos para un marroquí puesto que ya no puede cruzar la frontera. Este jueves denuncian se han 'marcado' varios documentos de personas que eran acusadas de ser porteadores y de intentar entrar en Ceuta por el Tarajal para sacar mercancía. El acoso es constante, el cerco viene a ratificar esa versión cada vez más extendida
de la clara intención de asfixiar el porteo, ese que la delegada del Gobierno califica de "pesadilla". La frontera no es ni por asomo la que era antes, asoma desdibujada por decisiones extrañas. Salvo las personas que dispongan de un contrato de trabajo y una regularización, el resto no puede pasar. Ese celo, que en su día se justificó con la necesidad de asegurar a las conocidas como 'muchachas', ha llegado al extremo de impedir el acceso de individuos con pasaporte o de aquellos que 'a ojo policial' son susceptibles de ser camalos. La semana próxima la Delegación asegura que comparecerá para ofrecer una comparecencia monográfica sobre la frontera. El tiempo corre en su contra.