La frontera del Tarajal se convierte en esa línea marcada como objetivo por aquellos marroquíes que buscan su entrada en Ceuta. La imposición del visado pesa como una losa sobre aquellos que antaño cruzaban únicamente mostrando su pasaporte y ahora topan con un muro en el que no cabe grieta posible.
Las fuerzas de seguridad están a todas para detectar los intentos de entrada. Porque dentro de ese abanico de mil maneras de cruzar existen fórmulas de todo tipo, entre ellas los despistes.
Aprovechar el desarrollo de la obra o la mayor presión fronteriza para tirar de carrera y escapar de Marruecos para entrar en Ceuta está a la orden del día.
Este martes, un joven fue finalmente detenido en el arenal del Tarajal tras cruzar el paso escapando de cualquier control sin éxito. Llegó hasta la zona de la parada de taxis, se desvió hacia la playa y ahí fue interceptado por los policías nacionales de servicio con apoyo de los vigilantes de seguridad de la empresa Eulen.
El destino inmediato fue su entrega a Marruecos. Una carrera, en su caso, lo valía todo, tanto como conseguir la fuga de su país. Esta intervención no es algo casual, muy al contrario. Hay personas a las que se les llega a interceptar y expulsar de forma casi continuada, atesorando multitud de expedientes a sus espaldas. Intentan la entrada hasta que lo consiguen.
En este caso lo quiso lograr a la carrera, pero hay otros en los que los protagonistas de estos intentos de pase se esconden en el maletero de los coches para pasar así el control documental del CNP y después, ya desde dentro del propio turismo, cruzar a la zona de los asientos evitando así que la Guardia Civil los descubra cuando abre los maleteros.
Esa línea que separa dos países supone mucho para quienes, atrás, dejan simplemente la nada.