La heroica actuación de la VI Bandera de la Legión en la campaña de Ifni llevó a un caro tributo de sangre que tuvieron que pagar nada menos que 6 muertos y 49 heridos. Y no fue practicando deporte, lo fue defendiendo aquellas inhóspitas tierras de Ifni y, sobre todo, el honor de España. Lo triste es que estos héroes queden en el olvido. Por ellos, esta ingratitud hacia estos héroes, nada mejor que recordar la cita de este intelectual: “cuando has dicho de un hombre que es un ingrato, has dicho lo peor que cabe decir de él”, P. Gibo.
Una enorme sangría de bajas
Cuando leí el documento de la 3ª Sección de Estado Mayor de la Capitanía General de Canarias, en la relación de bajas, no solo me asombré, me conmocionó el comprobar el heroísmo de estos legionarios, que entregaron 6 muertos y 49 heridos en acción de guerra. Creo que se merecen que no queden en un número y el mejor homenaje es que consten sus nombres y estos son:
Muertos: el cabo José Alonso González y los legionarios Antonio Fontán Mateo, José Moreno Cano, Antonio Pérez Mansieu, Jose Portes Alvarez y Antonio Ruíz García.
Heridos: el capitán Juan Ávalos Gomariz, los tenientes Antonio Torrecillas Velasco, Francisco Margarit Mata y Fernando Pareja Muñoz, el sargento Diego Fernández Arranz, el cabo 1ª Manuel Sauce Álvarez, los cabos Helio del Valle Tejero y Sebastián Piñero Lalor, y los legionarios, Juan Adán Fernández, Andrés Alba Aguilar (posteriormente fallecido), Juan Barnard Toro, Francisco Caballero Fernández, Domingo Cabrera Hernández, Juan Cano Cano, Francisco Fernández Sepúlveda, Félix Gallardo Expósito, Martín Gómez Moreno, Tomás Gómez Triguero, Gregorio Alfredo Jiménez Díaz, Francisco López Casado, Ángel Guzmán Diaz, Fausto Hernández Díaz, Antonio Martín Ruiz, Rafael Martínez Benacho, Fernando Martínez Cañete, Gilberto Ruiz García, Santiago Rodríguez Casado, Antonio Pérez Álvarez, Manuel Pichardo Carrero, José Rivera Rivera, José Robles García, Mariano Román Machuca, Rafael Ruiz Alcoba, Cristóbal Salguero García, Ángel García Ruiz, Manuel Sexto Iralde, Antonio Rivera Durán, Andrés Sebastián Vallejo, Ángel Arcos Ruiz, José Vallejo Aguado, Enrique Montalvo García, Nicolás Bernal Piñero, Florentín López Fernández, Francisco Villar Barón y Francisco Villalba Rico. Estos son los valientes que, en el cumplimiento del deber, dejaron sangre de sus heridas, de los que algunos tardarían no solo días, sino tambien meses en curar sus heridas.
El caso más dramático fue el de Andrés Alba Aguilar, el cual mantenía correspondencia con una joven madrina de guerra, a la cual en su última carta le rogaba que le enviase una camisa para cuando le diesen permiso poder vestirse de paisano y conocer a su joven madrina. Tiempo después, y sin recibir cartas su madrina, recibió una de un sargento de la VI Bandera, el cual encargado de recoger los objetos personales de Andrés Alba Aguilar encontró varias cartas de su madrina, por lo que dicho sargento se encargó de comunicarle esta triste noticia.
De Dar Riffien a Ifni
El 6 de noviembre de 1957 la VI Bandera embarcaba en el puerto de Ceuta, la 12ª Compañía y Plana Mayor en el crucero de la Armada Española ‘Méndez Núñez’, y la 11ª, 13ª y 15ª Compañía en el crucero ‘Canarias’. El 7 de noviembre arribaban al Puerto de La Luz en Las Palmas de Gran Canaria. La 13ª Compañía fue trasladada a El Aaiún, mientras que el resto arribaban a Sidi Ifni.
Los soldados de la Compañía Belchite 57, según el libro de Luis Antonio Palacios Pilacés, ‘El llanto del chacal’, todos ellos sentían admiración y cariño por los legionarios de la VI Bandera, y muy especialmente, del teniente Agustín Muñoz-Grandes por su campechanía y su humildad. Así lo demuestra que una noche en la que se hallaba con su compañía en una operación contra las Bandas Rebeldes, el teniente vio a un periodista que cubría la información tiritando, por lo que se despojó del capote y le dijo que se lo pusiera. En todas las operaciones en las que intervino su compañía, este teniente se encontraba en primera línea de fuego.
La 13ª Compañía, en unión con la 2ª Compañía de la XIII Bandera, tuvieron que enfrentarse a una partida de las Bandas Rebeldes, que un día antes había atacado a una Compañía de la XIII Bandera.
A partir del 1 de noviembre de 1957 la VI Bandera entraba en acción en la alturas del Yebel Benfruit. A pesar de la fuerte resistencia del enemigo, lograron alcanzar los objetivos causándole numerosas bajas al enemigo. Posteriormente intervienen en la liberación del puesto de Telata de Isbuia, donde el enemigo tenía cercados a los soldados y policías de dicho enclave. Cuentan testigos que en el momento de liberar a los españoles y a algunos civiles, el cuadro fue conmovedor. Se abrazaron y besaron a los legionarios y que estos, de sus pocas raciones, les dieron a sus compañeros para que pudiesen saciar el hambre que habían sufrido.
El día 4 de diciembre llegan al puesto de Tiliuin, el cual el enemigo lo tenía cercado. A pesar del fuego enemigo que lanzaban sobre los legionarios, estos logran hacerles frente y ponerlos en fuga, dejando sobre el terreno algunas babuchas y chilabas para aligerar peso en la huida.
El 5 de diciembre la columna con los sitiados de Tiliuin y la VI Bandera, tras una penosa marcha con heridos y muertos, llegaban a Sidi Ifni a las 10 de la noche. Hay que hacer constar la valentía de estos legionarios que, a pesar de los ataques que los rebeldes realizaban, no solo los repelieron, sino que lograron hacerlos huir en desbandada.
También hay que hacer constar el esfuerzo físico de esta VI Bandera y a su vez el heroísmo en todas las operaciones que llevaron a cabo. Nada menos que tuvieron que recorrer más de 250 km con escasez de víveres y agua, pero la Legión sabe cumplir aunque carezcan de ellos.
A buen seguro que el comandante-jefe de la VI Bandera, Enrique León Gallo, tuvo que sentirse orgulloso del heroico comportamiento de sus legionarios, como lo avala que junto a la Compañía de Ametralladoras Belchite, participaron en la toma de la Cota 257. Más tarde, en unión con la II Bandera Paracaidista, el 19 de enero de 1958 lograron ocupar las posiciones que ocupaba el enemigo y capturar varios prisioneros.
El 27 de agosto de 1958 la VI Bandera embarcaba en el minador ‘Eolo’ y en la fragata ‘Magallanes’ para llegar a Ceuta con la satisfacción del deber cumplido y dejando atrás a sus compañeros muertos y heridos.
Convendría saber la opinión de un extranjero que formó parte de las filas de la Legión como alférez, y estos son sus recuerdos: “los legionarios son hombres que rinden culto al valor y a la resistencia. La Legión se enorgullece de ser la mejor fuerza militar del mundo. Yo siento un inmenso orgullo de haber pasado por sus filas como alférez”, Peter Kemp, doctor en Historia por la Universidad de Oxford.