Os presento a Carmen Portilla da Silva, campogibraltareña mestiza, de abuelo portugués y abuela española. Quienes hemos tenido la suerte de trabajar con ella en Ceuta hemos constatado sus magníficas cualidades para la docencia: capacidad resolutiva, de gestión, de liderazgo de equipos, de persuasión y de comunicación, cualidades que se fueron fraguando a través de su vida personal y laboral porque, como dice ella: “Yo no puedo separar mi trabajo de mi vida porque es una parte imprescindible de ella”.
Carmen empezó a trabajar con dieciséis años, estudió Psicología por la UNED, se trasladó a Madrid a ejercer como técnico de Recursos Humanos durante 16 años y, posteriormente, volvió al Sur aponer en marcha un centro de psicología clínica.
Sorprendentemente, y cuando rondaba ya los cincuenta y pocos años decidió hacer un nuevo cambio de rumbo: Presentarse a unas oposiciones para profesora de ciclos formativos.
Carmen, ¿por qué decidiste cambiar de profesión después de 21 años dedicándote a la psicología clínica?
Yo siempre digo que yo no fui a la docencia, que la docencia vino a mí porque ocurrió de una manera que no busqué. Fue a través de la hija de una amiga mía, tomándonos un café; me dijo que se iba a presentar a las oposiciones para Orientadora de institutos, pero tenía la duda de hacerlo, más bien, por la especialidad de Intervención socio-comunitaria; y cómo era la primera vez que oía hablar de eso, le pregunté qué era y me dijo que era formación profesional.
Ella, que me conocía bien, me comentó que me tenía que gustar mucho pues estaba muy relacionado con la psicología. Y yo le respondí que para qué iba a querer eso si yo ya tenía mi trabajo. Lo que pasa es que esta persona insistió, me hizo pensar que por qué no, que llevaba ya muchos años haciendo psicología clínica y que siempre que se me había planteado algo nuevo lo había visto como un reto; además, no era algo tan nuevo porque dentro de mi empresa yo hacía cursos de formación.
Así que le pregunté cómo podía acceder a ese puesto. Pensé que la formación profesional sería como seguir dando clases, pero a adultos jóvenes y, no me refiero tanto a la edad sino a personas que van a iniciar la formación para un trabajo.
"Eso es lo que te hace cambiar: Ver de cerca una acción y el resultado de esa acción"
Como yo llevaba mucho tiempo trabajando y, además, había sido técnico de recursos humanos, me atrajo mucho que a estas personas que están en un momento de decidir: “qué hago, de qué trabajo…. nunca he trabajado, me voy a meter en el mundo laboral” …, pues realmente la formación profesional es para eso, pues yo me vi con un bagaje personal y laboral con el que podía aportar mucho ahí y sentí que me iba a ilusionar.
Me motivaba poder influir positivamente en esas personas que estaban en ese momento o etapa vital. De hecho, yo no hubiera dado clases en educación secundaria.
¿Y no te planteaste opositar por Orientación?
No, no me atrajo porque, realmente, si miro hacia atrás, de alguna manera fui siempre docente. Tengo dos hermanos mucho más pequeños y recuerdo estar siempre enseñándoles no solo cosas de la vida cotidiana sino también cosas del colegio y, además, dentro de la psicología lo que realmente haces es docencia, es enseñarles a otras personas cómo resolver sus situaciones, cómo analizar sus problemas, de tal manera que es verdad que la docencia se me puso ante mí; de alguna manera, era lo que había estado haciendo siempre, sin ponerle ese nombre.
Supongo que harías un análisis de costes-beneficios, de pros y contras.
Sí, ese primer año que empecé a ejercer la formación profesional seguí también con la consulta para decidir qué camino coger, pues una cosa es lo que una piensa que va a ser y otra lo que finalmente resulta. Después de ese curso sí decidí dedicarme completamente a la formación profesional porque vi que esas expectativas, esas ideas que tenía sobre lo que yo podía aportar, eran reales.
Y después de estos 10 años como docente de formadora profesional, ¿sigues opinando lo mismo?
–Sí, la formación profesional hoy en día, aunque me vaya a jubilar, para mí es un disfrute. Yo sigo ilusionada, motivada, entusiasmada, y si me jubilo es porque puedo, porque cumplo los requisitos y porque al igual que en mi vida he tenido diferentes etapas profesionales, pues ahora también los cambios vienen de una manera natural.
"He aprendido más de lo que he enseñado, sobre todo de otros colegas: no estamos solos"
Yo no me jubilo porque esté quemada, harta de la profesión. Mira, me voy a jubilar dentro de 15 días y para este lunes ya he pensado y propuesto algo en concreto para enseñarle a las alumnas una cosa complicada de una manera que ellas puedan entender; entonces, como ves, eso sigue igual que al principio.
Formación Profesional
Me gustaría profundizar y conocer cuál es tu opinión sobre la formación profesional en tu entorno. Hay una corriente general que denuncia la mala situación de la Educación y de la formación profesional en España y en otros foros se dice que la formación en España es de calidad. ¿Tú donde te sitúas?
Pues yo le veo muchas carencias y creo que podría mejorar mucho. Se me ocurren dos cosas para empezar. Una es el currículum que tenemos en nuestra familia profesional de Servicios Socioculturales y a la Comunidad, que no está actualizado ni se ajusta a la realidad laboral.
Por ejemplo, en el caso del ciclo de técnico superior de integración social: Nosotros estamos en la comarca del Campo de Gibraltar y aquí tenemos muchas personas que vienen de África, de Marruecos y países subasaharianos, es un campo de trabajo muy importante para los integradores sociales y les vendría muy bien un módulo profesional de francés.
Ten en cuenta que el currículum es de los años 90, con mínimos retoques en los cambios que se hicieron en los nuevos decretos de la última década, cambios que no han sido de calado. Los contenidos del currículo de los diferentes módulos, que son las diferentes asignaturas que el alumnado tiene que cursar, es repetitivo y, a veces, sin relevancia para el desarrollo profesional.
Si de algún modo se hiciera una revisión de lo que se necesita con un estudio bien hecho, con rigor científico, no sobre lo que uno cree sino yendo a las fuentes, recopilando información de las empresas, de los trabajadores, de los usuarios, de todas las entidades sociales y culturales de la zona, se podría actualizar el currículo con unos contenidos más ajustados al contexto más cercano y de mayor impacto.
Otro aspecto que merecería atención es la formación del profesorado, entre los que sin duda tenemos personas muy competentes, muy activas y con gran dedicación. La Administración educativa tendría que dotarles de espacio y tiempo para actualizarse en lo que está sucediendo ahora en ese campo social.
Pero esas posibilidades ya existen a través de los grupos de trabajo, cursos… ¿te refieres a hacerlo obligatoriamente?
No, no me refiero a hacerlo obligatorio sino a algo más concreto y sencillo como, por ejemplo, que dentro del mismo centro educativo el profesorado tenga tiempo real para coordinarse, momentos de estar sentados, de trabajar sobre qué líneas y con qué estrategias didácticas.
"El profesorado de Formación Profesional no atiende una sola materia y no hay forma ni medios"
Eso es formación también: Aprender de tus colegas. Para mí eso es fundamental y hoy en día eso no se puede hacer porque no hay ese tiempo ni ese espacio; el profesional va corriendo entre preparar y dar clases de diferentes contenidos.
¿Te refieres a que la formación continua del profesorado esté dentro de su horario lectivo?
Muchas veces se dice que es responsabilidad de los profesores que no quieren reunirse fuera de su horario, que son de 37,5 horas; pero la realidad es que no hay espacio temporal porque o estamos dando clases o estamos preparando materiales para la siguiente. Sería necesario organizar el horario de modo que encajarán esas horas de co-formación de modo factible, que se integrara de modo rutinario en la jornada semanal.
Concluyendo, yo creo que la formación profesional mejoraría si aunásemos la actualización del currículum y de la formación del profesorado a través de un sistema de mejora de la coordinación pedagógica en los centros educativos.
Teoría y práctica
Pero tengo entendido que eso es lo que se enseña ya en los cursos de Dirección de centros escolares: el enfoque del directivo con liderazgo pedagógico. Entonces, ¿qué es lo que falla para llevar la teoría a la práctica?
A ver cómo te lo explico: Porque si tengo que llegar del punto A al punto B, pero no te doy carreteras ni puentes, no hay bicicleta ni medios de transportes, no hay cómo ir, aunque tú quieras, no hay cómo ir.
En mi centro yo observo como mis compañeros y yo estamos todo el día corriendo, incluso literalmente, de una clase a otra, porque piensa que el profesorado de Formación Profesional no atiende una sola materia, por ejemplo, matemáticas, sino a varias y diversas (habilidades sociales, primeros auxilios, desarrollo cognitivo motor, inserción sociolaboral y un largo etcétera) y se le exige que sepa de todos esos ámbitos y que esté actualizado, pero cuándo lo hace y cuándo y cómo hace ese liderazgo pedagógico. No hay forma ni medios.
En algunos sindicatos están reclamando un segundo Orientador/a en los institutos. ¿Crees que sería útil la figura de un Orientado para el equipo educativo de formación profesional y, de paso, para el alumnado de educación postobligatoria?
Hace unos años se puso en marcha el Programa Mentor de co-asesoramiento, pero con el COVID dejó de funcionar, no sé por qué. Creo que debería haber una figurar de apoyo al director/a de departamento, ya en sí con bastantes tareas de organización, que pudiera dinamizar esa parte pedagógica que está más descuidada, aunar los diferentes puntos de vista del profesorado, buscar los recursos para ir dando pasos hacia el objetivo y que fuera todo dentro de una flexibilidad que ahora no tenemos.
Eso no quiere decir que la FP en España no sea de calidad, es de mucha calidad. Yo veo que la mayoría del profesorado se esfuerza por hacer llegar al alumnado los conocimientos y las actitudes que le van a ayudar para ese trabajo; además, muchos de estos profesionales ya vienen de trabajar en otros sectores, con lo que aportan un bagaje muy interesante en el aula.
Vale, más flexibilidad y actualización. ¿Una solución sería la formación dual?
A la formación dual le veo ventajas e inconvenientes. Lo veo muy útil para los ciclos formativos relacionados con la industria o la tecnología porque seguramente estas empresas van a tener más recursos, maquinarias, que los que pueda tener un centro educativo.
Sin embargo, para otros tipos de ciclos como, por ejemplo, educación infantil, no lo veo tan necesario porque me consta que muchas entidades educativas de la infancia, que llevan mucho tiempo trabajando y que no han podido ver otras metodologías novedosas, a veces están desfasadas con respecto a metodologías más innovadoras que puede llevar el alumnado de su centro educativo.
"Lo que te hace cambiar es ver de cerca una acción y el resultado de su aplicación"
Para este tipo de ciclos de carácter más social me parecen más convenientes otro tipo de proyectos como los de Aprendizaje Servicio. Nosotros tenemos este proyecto autorizado por la Junta, y que cualquier centro puede solicitar, que implica asociar resultados de aprendizaje que tiene que alcanzar el alumnado con hacer un trabajo para cubrir una necesidad de la comunidad, de tal manera que el tiempo que está empleando el alumno en esa empresa está siendo supervisado por el profesor/a que lo tiene que evaluar, asegurando que ese resultado de aprendizaje se consigue.
En cambio, aunque en la dual el profesorado hace visitas a las empresas, quien tiene que enseñar es el empleado, sin que haya ningún profesor en ese momento en el centro de trabajo. Y nos podemos encontrar con trabajadores que sean muy buenos enseñando al alumnado, pero otros que no tienen esas habilidades para la enseñanza.
Además, en determinados contextos, no hay suficientes empresas para acoger a tanto alumnado de FP, y también hay que cuidar que no sea un “apaño” para que las empresas ahorren costes de personal.
Hemos hablado de los puntos débiles del sistema, ¿cuáles serían los “puntos blancos” de la formación profesional?
Volvería a resaltar la metodología de Aprendizaje por Servicio, que también está funcionando muy bien en primaria y secundaria, y los proyectos Erasmus+ de movilidad de estudiantes y de profesorado, que incluyen, incluso, estancias cortas de 4-5 días a otros países para hacer una observación, lo que permite al alumnado no solo aprender sino también plantearse como una posibilidad hacer luego sus prácticas fuera de España o barajar posibilidades de empleo en el Exterior.
Tenemos constancia del impacto que está suponiendo en el mismo tejido empresarial de la zona estas movilidades porque funcionan como una esponja que va filtrando, no solo porque el alumnado que vivió esa experiencia trae nuevos métodos de trabajo a las empresas locales sino porque los mismos directores de centros de trabajo se animan a acompañar al alumnado y al profesorado a estas estancias en la Unión Europea; eso sí, pagándose ellos los costes de la movilidad.
Las cosas se cambian con los hechos no con las palabras. Cuando estos empresarios han podido ver, no con un libro o una charla sino en directo, cómo se puede llegar a trabajar de un modo diferente, por ejemplo, en una escuela de Reggia Emilia, Italia, o en un centro de atención a personas con drogodependencias en Portugal, entonces sí, finalmente, acceden a promover en sus empresas esos cambios.
Eso es lo que te hace cambiar: Ver de cerca una acción y el resultado de esa acción. Y todo eso requiere tiempo, imagino que, al menos, una década.
No podemos dejar de lado al alumnado de Formación Profesional, ¿has observado algún cambio durante tus diez años de labor docente?
Pues tengo que decir que ya nos está llegando alumnado al primer curso del ciclo que han hecho un bachillerato sin aprobar todas las asignaturas, porque ahora se puede. Tenemos alumnos que no han superado la asignatura de Historia, de Lengua y literatura, y se notan unas carencias académicas importantes.
Observamos más carencias en las estrategias básicas para el estudio: lectura, comprensión lectora, vocabulario, análisis crítico, expresión oral y escrita. Para compensarlo y llegar al alumnado, el profesorado está haciendo un sobreesfuerzo porque no saben tomar apuntes, tienen un vocabulario muy simple, de pocas palabras, incluso en los grados superiores.
Nosotras estamos en una familia profesional en la que es muy importante saber comunicarte con los usuarios, con las familias, con otros profesionales, saber expresarte. ¿Qué hacemos nosotros para no bajarnos al nivel que trae el alumnado? Pues exigirle un poquito más pero que lo vea alcanzable, porque si le ponemos un nivel muy alto el alumno va a pensar que no va a poder alcanzarlo, se va a frustrar y a desmotivar.
Por tanto, tenemos que ir graduando el nivel de dificultad. Lo que no podemos es quedarnos en el nivel que traen ni, por supuesto, bajarlo, y así vamos haciendo una buena labor docente, eso es la enseñanza.
De este modo, al final de los dos cursos vemos que el alumnado, que en el primer trimestre del curso era incapaz de unir dos frases para expresar algo, al final de ese segundo curso esa persona ha evolucionado, ha aprendido ese lenguaje no verbal, ha aprendido a usar las palabras. Es un reto, desde luego.
¡Qué interesante, Carmen! Ojalá pudieras, de algún modo, colaborar con la formación del profesorado para que no se perdiera toda tu valiosa experiencia. De hecho, me gustaría preguntarte, a dos semanas de jubilarte, si te quedas con la sensación de algo por hacer…
Pues mira, me voy bastante completa en el sentido de que he podido ejercer la dirección del departamento, participar y promover movilidades Erasmus+, soy la coordinadora del programa Aprendizaje - Servicios, he sido tutora, que me encanta, de varios cursos, he impartido variedad de módulos en diferentes ciclos formativos, y la pena que tengo, sabes cuál es: ¡Qué no voy a ver la evolución de los alumnos de este año!
El curso ha empezado hace dos meses y a mí me encanta recibir al alumnado como viene, con sus problemas y circunstancias, y me encanta ver cómo evolucionan, y no lo voy a poder ver, aunque les he dicho que me inviten a su acto de graduación y que ahí me cuenten cómo les ha ido.
Porque es un placer para cualquier docente el poder vivir y acompañarlos en ese proceso. Esa persona que no sonreía y que miraba hacia abajo todo el tiempo y que ahora se ha dado cuenta que puede y que tiene más potencial de lo que creía.
Bueno, Carmen, y para terminar... ¿algún consejo para actuales opositores y futuros docentes?
Yo siempre digo que he aprendido más de lo que he enseñado, sobre todo he aprendido de otros colegas. En nuestro departamento tenemos escrito un lema: NO ESTAMOS SOLOS. Y ese sería mi consejo.
No estamos solos en dos sentidos: En entender que lo que tú hagas puede tener consecuencias en tus compañeros, en el alumnado; lo que yo digo, lo que hago en mis clases, cómo me preparo… tiene consecuencias en los demás, positivas y negativas. Y, en el otro sentido, no estás solo: pide consejo a tus compañeros, no te quedes ahí preguntando cómo lo haces, habla con los demás. Ese es el lema que todos podríamos tener en nuestros departamentos docentes: NO ESTAMOS SOLOS.
Muchas gracias, Carmen, por tu tiempo y por tus reflexiones. Y buena suerte con tus futuros proyectos. Ha sido un placer para mí tenerte como jefa y compañera de Departamento y, ahora, como amiga. Fortuna, virtud y larga amistad.
Ese es el lema que todos podríamos tener en nuestros departamentos docentes: ¡NO ESTAMOS SOLOS!