Carlos Orúe, un hito en los banquillos como entrenador

Carlos Orúe, quien ha dejado su impronta en el deporte de Ceuta, fue un entrenador bastante reclamado por clubes de categorías intermedias del fútbol español. Comenzó como jugador, pero una lesión lo apartó del terreno de juego para sentarlo en el banquillo y que se planteara el fútbol desde otra perspectiva. Una segunda vida ligada totalmente al fútbol, porque la primera “trabajé en una bodega de Jerez durante dieciocho años”.

Su primer contacto como entrenador fue a raíz de un sobrino que jugaba en categoría benjamín, “vas a verlo, te gusta, quieres ayudarlo y poco a poco te vas metiendo. Haces cursos de entrenador y poco a poco vas pensando que esto te gusta más que lo que estás haciendo de administrativo. También hay que tener suerte, porque si no la hay y no lo haces bien, no puede vivir de esto”.

Desde pequeño la ilusión de Carlos era convertirse en un jugador de éxito, “conseguí jugar aunque no llegué a la élite. Pero disfruté mucho en equipos como el Xerez Club Deportivo, el Xerez Industrial y en el Sanluqueño. Anteriormente estuve en equipos de regional como en el San Nicolás de Jerez y en os colegios. De ahí me fuí al CD Plata, que era el filial del Xerez, de ahí al primer equipo del Xerez y me retiré en el Sanluqueño con 26 años. Me retiré muy pronto porque tuve una lesión de tobillo importante y tuve que dejar de jugar”.

Esa lesión fue la que cambió el camino de su vida deportiva llevándolo a los banquillos, aunque después de “los conocimientos que adquieres de los entrenadores y los cursos de entrenadores, se puede se las dos cosas. De no haberme tenido que retirar, yo hubiera seguido jugando”. Sus comienzos fueron con categorías inferiores como benjamines y alevines, pero rápidamente vieron el potencial de Carlos y “el Xerez me cogió para el filial . De ahí empecé a entrenar en Tercera División a equipos como el Puerto Real, el Roteño o el Sanluqueño”. El ascenso de este último equipo permitió que Carlos comenzara a subir de categoría, “el subir a Segunda División me abrió un amplio abanico de posibilidades de equipos que se interesan por que vayas con ellos”.

A partir de ahí comenzó un largo camino como entrenador en equipos de todo el territorio nacional. “Después del ascenso fui a Cáceres donde tuve una gran experiencia. Luego me llamó el Coria en Sevilla. Después me fui a Cádiz y luego llegué a Ceuta donde hice una temporada bonita en la que jugamos la liguilla de ascenso. Después me fui al Ciudad de Murcia donde también ascendimos a Segunda División. Me vuelve a llamar el Xerez Club Deportivo y me voy por motivos familiares. Luego me voy al Rayo Vallecano, de ahí al Racing portuense y de nuevo vuelvo a Ceuta por dos años. He tenido mucha suerte de poder vivir esta experiencia. Por último llegué a la federación, donde el presidente, después de una etapa dura donde no metíamos ni un gol, se presentaba en mi casa para acompañarme. Se interesó una primera vez por que viniera, pero no pude porque mi hermano tuvo un problema fuerte. Una vez que descansó, el presidente volvió a contactar conmigo y aquí estoy, intentando echar un cable. Estoy intentando devolverle al fútbol todo lo que me ha dado”.

En las manos de Carlos Orúe ha estado muchos equipos españoles. Uno de ellos, el Cádiz, resurgió de las cenizas gracias a su llegada en el momento en el que “el equipo estaba encerrado porque desaparecía”. En ese momento el equipo gaditano estuvo a punto de desaparecer y unirse de nuevo al Balón de Cádiz. Pero un grupo de jugadores de la cantera, junto a algunos veteranos, “había cuatro o cinco que eran el pilar”, fueron muy profesionales y se comprometieron en esta difícil etapa. Una dura situación en la que “los jugadores dormían con sus hijos en esterillas en los vestuarios. Yo, junto al segundo entrenador y los utilleros, dormíamos en tribuna. Nos despertaban los aspersores a las cuatro de la mañana”. Carlos recuerda esta etapa de su vida como “una temporada muy difícil”, pero tras comprometerse con este proyecto “quedaron campeones y en la liga de ascenso faltó un solo gol para pode ascender”.

Etapa como entrenador en Ceuta

Cinco han sido las temporadas en las que Carlo Orúe formó parte de la antigua Asociación Deportiva Ceuta. El primero fue de sus primeras veces fuera de su casa pues “cuando estaba en el Coria o en el Cádiz iba y venía. la situación de Ceuta me hacía vivir aquí”. Con la compañía de un conocido suyo, Manolo Perdigones, se armaron de valor para realizar un año con el equipo ceutí en el que “realizamos una temporada magnífica. Tenemos el record de puntos del Ceuta en Segunda B. Fue un equipo magnífico que se midió ante equipos de gran dimensión en la Copa del Rey”. La segunda ocasión llegó con el fin de sustituir al entrenador Ramón María Caldere. Esta vez consiguieron “terminar la temporada con una mejoría en el rendimiento que había. El equipo consiguió salvarse sin problemas”. Al siguiente año la suerte no fue la misma, pues Carlos a mitad de temporada tuvo que abandonar el equipo antes de que se finalizara el campeonato. El jerezano volvió de nuevo para sustituir a Bonifacio, quedándose con “un bonito recuerdo de estas experiencias. Siempre me quedo con los muchos futbolistas que he tenido. Todos ellos te hacen crecer, sobre todo si te vas quedando con lo bueno que pasa. Todo esto ha sido lo que me ha ayudado a alargar mi carrera dentro de este mundo del fútbol”.

Implicación con el fútbol base

Además de la figura administrativa, a Carlos Orúe se le puede ver entrenando a los más pequeños dentro de la Federación de Fútbol de Ceuta. Para él los niños son una gran debilidad puesto que “los críos me dieron mucha alegría durante una enfermedad fuerte que tuve. Ellos me ayudaron a salir y estoy muy agradecido a ellos. Les cojo mucho cariños”.

Carlos es uno de los dirigentes del nuevo proyecto de la federación en el que los más pequeños realizan una tecnificación. “Ahora es un palo porque han venido 60 niños. No quiero decirle adiós a ninguno, sino hasta luego. Siempre se puede seguir observando a esos niños. Nosotros nos quedaremos con los nombres y en futuras citaciones estaremos pendientes a ellos. Por ahora nos quedaremos con aquellos que vemos con más posibilidades”. El fin de este nuevo proyecto es que haya niños de todos los equipos de la ciudad. “Queremos que entiendan que queremos ayudar a los niños. Lo principal son ellos y nos tenemos que entregar a ellos. Si los niños tienen unas habilidades y podemos mejorarlas, nosotros seguiremos con ellos. Sino es así, pues nos divertiremos. Lo importante es que el día de mañana se acuerden de que tuvieron a unos educadores que lo hicieron mejores personas”, concluyó Carlos Orúe.

Trayectoria

Comenzó como jugador, pero una lesión lo quitó de los terrenos de juego para pasar a dirigir desde el banquillo. Sus inicios fueron en equipos de Tercera División, pero gracias a un ascenso las puertas se le abrieron en equipos que luchaban por tenerlo a el como entrenador.