Dice Emilio Carreira que Marruecos debe impedir que sus nacionales “carguen como bestias” en la frontera. Dice bien. Pero dice poco. Bueno, mejor dicho, dice lo que le interesa. Porque además de tal aseveración debería ser fino en sus palabras y hacer públicas otras reflexiones: cómo permite España que esas personas salgan de naves cosignas irregulares, mantenidas por testaferros, cargadas como bestias. Por ejemplo. O también podría decir el diputado Carreira: cómo permite España que cuatro guardias civiles tengan que estar vigilando una frontera que intenta ser superada sí o sí por más de 800 personas cada tarde. Se me ocurre también que podría preguntarse: cómo se permite que una frontera sea el hazmerreír y esté sometida a las órdenes de Marruecos que es el que decide cuándo hay que bajarse los pantalones y cuándo subírselos. Porque así se funciona en el Tarajal. Una autoridad española puede imponer unos criterios que en cuestión de segundos serán suplantados por las órdenes del otro lado.
Pero de eso no habla el PP. Para qué. Es tirar piedras sobre su propio tejado. Es mejor hablar a medias, quedando bien con aquellos que satisfacen su cupo con las acusaciones que miran solo hacia un lado.
Quizá en el Gobierno, al margen de estar defendiendo hasta la saciedad al incompetente del delegado, podrían atenderse otros frentes, como los que se registran a diario en una zona que es un infierno. Ojo, que aun sin ser los competentes en ello se van a llevar todas las tortas, una detrás de otra. Y no es porque no avisemos, es porque ellos parecen estar atrapados en una burbuja que nadie entiende.
“Es una vergüenza lo que está pasando y un desastre la gestión que nos están ofreciendo”
Así que mejor nos iría a todos que nos fuéramos quitando las caretas y afrontáramos de una vez por todas lo que está pasando en esta ciudad. Parece que solo unos cuantos nos damos cuenta y el resto vive esperando que se produzca el punto y final a la historia, como si fuera una muerte anunciada.
Lo que está ocurriendo es de tal gravedad que resulta insultante que los que deben ser valientes miren hacia otro lado o se escondan, eso sí, calmados por los cobardes de turno que van por cada esquina creyendo hacer méritos para vivir de la sopa boba más tiempo mientras se cargan este pueblo.
Así que, la próxima no estaría de más hablar con todas las letras, sin mermar mensajes por interés.