Como cada 24 de septiembre, Instituciones Penitenciarias celebra a su patrona, la Virgen de la Merced. En esta ocasión, es la primera vez que este festejo se celebra en la prisión de Fuerte Mendizábal, inaugurada el 13 de noviembre del pasado año. Al evento han acudido autoridades del Gobierno local, de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como del ámbito militar y la sociedad civil.
Durante el acto institucional, y como viene siendo tradición, se hizo entrega de las medallas al mérito social penitenciario. Las de plata recayeron sobre el comandante general de Ceuta, Javier Sancho Sifre, y al hermano mayor de la Cofradía del Cristo de Medinaceli, Isidro Cortina, ambos por su estrecha colaboración con la prisión.
El director de la prisión de Fuerte Mendizábal, Francisco José Delgado Aguilera, recordó durante su discurso que la vocación penitenciaria española nace como arsenal marinero reglamentado en la Real Ordenanza de 20 de marzo de 1.804, agregando que “algunas de las aportaciones más innovadoras y trascendentes del sistema penitenciario español son de factura castrense”, por lo que confesó sentir una especial satisfacción por la entrega de esta medalla a la cabeza de la Comandancia General de Ceuta.
De igual manera, abogando a la voluntad reinsertadora que Instituciones Penitenciarias tiene, valoró el trabajo realizado por Isidro Cortina, hermano mayor de la Cofradía del Cristo de Medinaceli, quien en palabras de Delgado “en su trabajo ha sido consecuente con nuestra ley de leyes, con nuestro mandato constitucional, que no es otro que la reeducación y la reinserción social de quienes cumplen condena”. Por esa coherencia han querido reconocer esta labor con la medalla de plata al mérito social penitenciario.
Por su parte, las medallas de bronce tuvieron como destinatarios a Miguel Fábrega, Juan Miguel Cubo y Dorinda Carreira, quienes recibieron una gran ovación por parte de sus compañeros presentes en el acto.
Delgado Aguilera agradeció en su discurso la labor diaria que llevan a cabo los funcionarios de prisiones, destacando el cumplimiento de los objetivos de reinserción del centro penitenciario y haciendo entrega de las menciones honoríficas a los trabajadores con más de 25 años de trayectoria profesional dentro de la institución. Estas fueron entregadas a José Luis Alcalá, María Felisa Cea Beunza, José Carlos López Navarro, Cesar García García y María Belén Menéndez González.
Por último, también se hizo entrega de dos reconocimientos más, uno a la compañía naviera Trasmediterránea por su colaboración a la hora de trasladar a los reclusos y otro a la empresa encargada del mantenimiento del centro penitenciario.
No obstante, todos estos reconocimientos también estuvieron enmarcados en un ambiente de protesta por parte de algunos representantes de los trabajadores de Fuerte Mendizábal, quienes aprovecharon la ocasión para volver a mostrar su descontento con el abandono que dicen sufrir por parte de la Secretaría de Instituciones Penitenciarias, del ministerio que la engloba, así como de los sindicatos que los representan y también el desconocimiento que su labor tiene para la sociedad, un “triple abandono” que se ha denunciado en una serie de protestas por parte funcionarios de prisiones de todo el país.
En estas quejas insisten en las “lamentables” condiciones laborales que dicen mantener en la cárcel, como es la falta de seguridad de los mismos trabajadores, en muchos casos debido a la falta de equipamiento y el bajo número de funcionarios en cada turno. Critican no sólo la escasez de personal, sino que son el único cuerpo de seguridad, dentro del Ministerio del Interior, que no han recibido ninguna mejora salarial este año, a diferencia de otras corporaciones como son la Policía Nacional o la Guardia Civil, cuyos reclamos aseguran que sí han sido atendidos.
En su discurso, el director de Fuerte Mendizábal adelantó que el objetivo de la prisión este año es seguir abriendo módulos, admitiendo que la cárcel está parcialmente abierta, con una población aproximada de 1.4000 internos. Ante esta situación, los trabajadores en protesta, quienes dieron la espalda al director durante todo su discurso, desglosaron que debido a la falta de personal, la cárcel no funciona como debería para poder cumplir con su función social, sobre todo en materia de clasificación de presos, una de las demandas que a día de hoy no se ha solucionado.
La falta de seguridad dentro de la cárcel, la equiparación salarial, así como la dotación adecuada para que la prisión cumpla con su verdadera función de reinsertar a los internos en la sociedad son algunas de las demandas, entre otras muchas, que se expusieron durante esta celebración de la Virgen de la Merced, en la que algunos reivindicaron que había poco que festejar.
Una fiesta, sólo para invitados
Mientras las autoridades e invitados disfrutaban de una recepción en uno de los patios de la prisión, apenas media docena de funcionarios se hacían cargo de los casi 1.400 reclusos que forman parte de la población actual de Fuerte Mendizábal. Una situación que para muchos no es más que un reflejo de cómo se gestiona la prisión y las carencias que se viven en el interior de ésta. La falta de personal es una de las quejas principales que los funcionarios de prisiones tienen sobre Fuerte Mendizábal.
Esta situación deriva en que esta cárcel, una de las más modernas de España, no esté abierta en su totalidad y sin aplicar los criterios mínimos de clasificación de presos, llegando a catalogar algunos módulos como un “cajón de sastre”, mezclando a reclusos de nuevo ingreso con otros internos de alta peligrosidad.
Por esta situación y por muchas otras demandas que siguen sin ser escuchadas, ayer una decena de trabajadores protestaron en el acto conmemorativo por la patrona de Instituciones Penitenciarias, la Virgen de la Merced, dando la espalda, de manera literal, a las palabras emitidas por el director de la prisión, Francisco José Delgado Aguilera, en su discurso.
“Es una protesta por la situación de abandono en la que nos encontramos”, detalla José María Raya, delegado de la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones, quien asegura que son el “patito feo” del Ministerio del Interior, siendo el único cuerpo de seguridad que este año no ha recibido ninguna mejora salarial ni laboral. “Consideramos que sí la merecemos”.
Sin querer entrar en comparación con otros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Raya explica que cuando hay detenciones de criminales peligrosos estas corporaciones actúan en grupo y con todo un equipamiento, el cual se ve reducido a lo mínimo a la hora de ingresar en prisión. “Nosotros estamos uno solo en el patio con 80 de esos: el violador del ascensor, el ladrón famoso, el preso que se fugó o el asesino multirreincidente”, se queja Raya. “No tenemos pistola, no tenemos defensa y nuestra única arma es la palabra y el boli y con eso tenemos que lidiar”.
Pero sus reclamos no sólo van dirigidos al Ministerio, sino también a los sindicatos, de los cuales critican que no han representado sus intereses reales, por lo que han comenzado una actuación por cuenta propia, al margen de las centrales y que tiene su epicentro en la cárcel de Alhaurín de la Torre, un modelo a seguir que también se pretende llevar a cabo en Fuerte Mendizábal, promoviendo un calendario de movilizaciones propio, al margen de los organizados por los sindicatos.
De igual manera se sienten abandonados por la sociedad, lo que consideran que se debe al desconocimiento total que existe de la profesión del funcionario de prisiones y a lo que ocurre en el interior de los centros penitenciarios. Por este motivo, aseguran, no han encontrado el apoyo en sus reivindicaciones como sí lo han recibido otras corporaciones como la Guardia Civil o la Policía Nacional, a quienes ellos también le han mostrado su solidaridad a la hora de luchar por la equiparación salarial.
En cuanto a la situación concreta de Fuerte Mendizábal, el hecho de que el director de la prisión reconozca en su discurso que la prisión no está abierta en su totalidad, no es más que la “tónica habitual” de la gestión que se vive en el interior de la cárcel. Reiteran que actualmente no se aplican los criterios mínimos de clasificación de presos, convirtiendo a los módulos 7 y 8 en un conjunto de presos de diversa índole que en un prisión como Fuerte Mendizábal no deberían de estar mezclados. “Es una cárcel que está mal abierta”.
Asimismo, creen que no sirve de nada felicitar a los funcionarios por su labor, cuando luego no se les reconoce en su lugar de trabajo con el salario y las condiciones necesarias para ejercer bien su profesión. “Mucho aplauso y mucha palmadita en la espalda, pero reconocimiento salarial ninguno. Estamos hartos de que las autoridades alaben la actividad de los funcionarios de palabra, pero nosotros no vivimos de la palabra”.