La compañía ceutí ConMedia Farsa pondrá en escena el próximo miércoles a las nueve de la noche en el Auditorio del Revellín ¿Quién me compra un lío?, comedia de enredo dirigida por José Antonio García Íñigo y al que entrevistamos cuatro días antes de la representación.
–¿Por qué han elegido una comedia?
–Dentro de las dificultades que tiene el teatro y las diferentes opciones, tras nuestras representaciones de La Barca sin Pescador y Don Juan Tenorio nuestro público nos ha pedido que hagamos algo para reír.
–En tiempos de crisis no será fácil.
–Precisamente por esa crisis quizás lo que más necesite la gente durante estos días es poder evadirse durante una hora y media. Por eso hemos buscado algo que no le haga pensar y meditar, pasar un momento, por decirlo de alguna forma, intrascendente pero divertido.
–En la publicidad de la obra garantizan 'un millón de carcajadas'.
–Efectivamente, y retamos al público a que las cuente, y si le falta alguna que nos la reclame y si le sobra que se la queden.
–¿Qué nos puede contar de la obra?
–Es una comedia típica de inicio de los años 20. La obra transcurre en una cafetería de la céntrica de Madrid. Su propietario se llama Desiderio y su negocio está financiado por su hermano Nicomedes, un ex militar acomodado en Argentina algo machista. Éste amenazó a su hermano con negarle su apoyo a no ser que tuviera un hijo. El enredo comienza cuando Desiderio le miente asegurándole que ha tenido un hijo pero en verdad ha criado una hija. Nicomedes acaba apareciendo en la cafetería asegurando que se queda a vivir, y su hermano intentará engañarle haciendo pasar a su hija por un hombre.
–¿Es muy difícil para el actor cambiar el registro de un drama como 'Juan Tenorio' y pasar a la risa con esta comedia?
–Una comedia de risa es más complicada que un drama o una tragedia. En eso consiste la versatilidad y habilidad del actor. Un actor ha de estar preparado para hacer cualquier papel, ya sea para hacer reír o llorar. Creo que con nuestro grupo lo estamos consiguiendo al tener actores polifacéticos.
–¿Después de más de diez representaciones se puede hablar de un grupo experto?
–Sí, pero también hay que matizar que durante estos años el reparto siempre ha sufrido algunas modificaciones. Sí hay un grupo fijo y estable de entre cinco o seis actores. El resto vienen y se van, aunque sí es cierto que parece que hemos consolidado un grupo de más de diez actores que tienen muchas ganas de trabajar.
–¿Al margen de sus representaciones en el Revellín realizan otra serie de actividades?
Una vez que acabemos con esta obra tengo la intención de llevar a cabo algunas clases de declamación y movimiento sobre el escenario para que los actores se suelten más y adquieran más confianza, por más que ya la tienen.
–¿El que el estreno sea en miércoles (aunque el jueves es festivo) puede suponer un problema para la asistencia de público?
–Es verdad que el miércoles no es un buen día, pero por otro lado después de dos semanas de vacaciones por la Semana Santa y la Semana Blanca confiamos en que los ceutíes no se vayan de puente y se queden a vernos. Además, han pasado varios días sin teatro en Ceuta, y es algo que ya se echa de menos.
–¿Qué tipo de escenografía y vestuario se va a poner en escena en esta ocasión?
–Para el vestuario hemos consultado mucha documentación para ser lo más fieles posibles a la época. Es un vestuario por tanto muy profesional. En cuanto a la escenografía este año vamos a cambiar el registro, y después de once obras vamos a trabajar con cámara negra y volúmenes. Además, vamos a utilizar la boca del escenario de una forma que formará parte de la escena, y estoy seguro de que causará una grata impresión en el público.
–¿Después de medio siglo en el teatro, de dónde saca la energía para continuar en el 'mundillo'?
–Hay gente joven que es un muermo y de mi edad (72) que saca la energía de la ilusión y por supuesto de la que transmiten los jóvenes con su entusiasmo. Sí me gustaría por último dar las gracias a la Consejería de Cultura por la confianza y a la gerencia del Auditorio del Revellín por las facilidades, además por supuesto de la aportación económica, ya que sin ella sería imposible hacer lo que hacemos, teatro, nuestro único fin.