La OPE poco a poco va recuperando cierta normalidad en cuanto a la llegada de vehículos con destino a Marruecos después de
unas jornadas críticas en Ceuta que no aprecia el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien ha llegado incluso a negar los colapsos registrados por el tráfico de
más de 10.000 vehículos solo desde el viernes al domingo. Más allá de apreciaciones tan sorprendentes como esta, quedan evidenciados los cuantiosos fallos y el caos que han marcado un operativo anunciado en abril –en aquel mes ya se sabía que la
OPE pasaría por Ceuta- y que tuvo una de sus primeras reuniones en junio, es decir hace un mes, en donde ya se indicó que las fechas previas a la Pascua del Cordero serían críticas. A pesar de ello ni la explanada de Loma Colmenar estaba en condiciones ni se había preparado un embolsamiento en el muelle siguiendo un circuito que no tuviera un efecto negativo como el que está teniendo: duplica el trabajo policial y además no está controlada ni existe seguridad. Empezando por partes, la explanada de Loma Colmenar comenzó a llenarse hasta el límite antes de este pasado fin de semana debido a la llegada masiva de marroquíes atraídos por los bajos precios y la inminente celebración de la Pascua. Dicha explanada no estaba preparada: solo seis urinarios para ser usados por miles de personas y sin una limpieza continua; sin ambulancia –
Cruz Roja no dispuso una unidad hasta el sábado por la tarde-; sin puestos de alimentación o bebida, ni siquiera con neveras para guardar medicinas. Esas carencias fueron solventadas por la iniciativa de personas como Sabah, activistas sociales y presidentes vecinales que llevaron agua y comida para que los usuarios de la explanada pudieran mantenerse hidratados al no encontrarlas en un lugar en el que había que soportar esperas de más de 7 horas.
Los colapsos continuados en Loma Colmenar fueron controlados por Amgevicesa y la Policía Nacional, cuyos agentes contuvieron muchos momentos de tensión yendo más allá de sus propias funciones policiales, viviéndose situaciones que pudieron desembocar en una auténtica tragedia dados los ánimos caldeados de cientos de familias concentradas en un mismo recinto y en estas condiciones. Allí tuvieron que ejercer de pacificadores, psicólogos y hasta sanitarios. La tensión rompió en varias ocasiones en forma de peleas, accidentes, desmayos… El embudo se producía por una frontera ralentizada por unos controles al detalle a pesar de que España tenía todos sus carriles abiertos, también por una llegada constante de barcos evidenciando una
mala comunicación entre Algeciras y Ceuta. La propia Delegación del Gobierno no informó hasta el sábado por la tarde para indicar en una nota de prensa que se hablaría con la Subdelegación de Cádiz y Marruecos intentando paliar el desastroso resultado.
La explanada del muelle, abierta a toda prisa y duplicando el trabajo policial
Con una explanada ya de por sí saturada y en donde no ha sido hasta este lunes a las dos de la tarde cuando han comenzado los repartos de agua coordinados por la Ciudad con asociaciones; con una explanada sin recursos básicos pero al menos controlada policialmente al momento y con información directa para canalizar las salidas,
Ceuta da el paso de abrir a toda prisa su segundo embolsamiento en el puerto. Y lo hace con una explanada que, si bien su operatividad estaba recogida en el plan de OPE notificado a los medios por la Delegación en junio, no es más que un terreno sin preparar, impropio de lo que quiere denominarse infraestructura de descanso y servicios, en donde se tuvieron que colocar a toda prisa urinarios y que se ha abierto por la presión ejercida pero sin coordinación ni control. Una explanada en donde ya ha habido peleas y enfrentamientos, sin control de seguridad más allá del que pueda realizar la Policía Portuaria y que provoca una duplicidad de trabajo porque han fallado todas
las previsiones. Y esto sucede por la imprevisión, la característica dominante en todo este operativo.
Ahora cuando llegan los vehículos se les pasa directamente a un espacio en donde se les ‘retiene’ y en donde tienen que esperar hasta que se avisa de su posible entrada en Loma Colmenar si esta no está saturada. Todo esto sin información y preparado a toda prisa porque existía el riesgo de bloqueo de
las carreteras y generando un
doble problema policial porque duplica los problemas con agentes ya de por sí mermados en número. Si con los medios de que se dispone se intenta controlar el caos de Loma Colmenar, la zona del puerto queda descontrolada, sin posibilidad de ‘ser manejada’ de acuerdo a unos flujos fronterizos inestables. Si ya de por sí los marroquíes que tienen como meta cruzar a Marruecos se topan con horas de bloqueo, en Ceuta
se encuentran con una particular ratonera que deja fallos por todos lados y que no puede ser justificada con estadísticas que reflejan un aumento del tráfico porque esto ya se había previsto debido no solo a la Pascua sino a los años de cierre de
frontera que había impedido que muchas familias pudieran verse.
Los ceutíes, las víctimas olvidadas
Y en medio de este desaguisado quedan los ceutíes, víctimas de un auténtico secuestro en su propia tierra. Los que quisieron ir a Marruecos tuvieron que comprobar cómo se anulaba el carril de residentes por momentos viéndose sin los privilegios que se habían dispuesto entre Loma Colmenar y
la frontera.
Pero si esto les sucedía a los que pretendían ir a Marruecos, los que regresaban a Ceuta soportaban lo de siempre: cambios de horarios a pesar de tener billetes cerrados, suspensiones sin previo aviso, horas atrapados en carriles, ninguna información para poder hacer uso del de residente, subidas de precios… Residentes que terminan siendo secuestrados en su propia tierra y para los que la consideración que supuestamente existe se roba bajo la justificación de una OPE que, debiendo estar prevista y planificada, deja lagunas más que sangrantes.