La situación sanitaria en Ceuta ha dado un giro considerable en las últimas semanas. Del cero contagios que disfrutaba la ciudad día tras día, se ha pasado a sumar 45 casos activos, tres personas hospitalizadas, cuatro brotes y 227 personas en aislamiento. La denominada nueva normalidad quedó atrás, habiéndose activado lo que se denomina riesgo medio. AUn así, Ceuta sigue siendo el territorio con mejores datos pandémicos de todo el país, pero empeorar se ha empeorado. Los expertos ya indican que, de seguir con esta tendencia, se podría avecinar en breve una sexta ola pandémica, con todo lo que esto puede suponer más aún si se tiene en cuenta lo próximas que están las fiestas navideñas y, más aún, el puente de diciembre. Los entendidos achacan estos datos a varios factores, pero hacen hincapié en algo que merece la pena pararse a reflexionar. La gente está cansada. La fatiga pandémica está pasando factura y los ciudadanos está comenzando a relajar sus propias medidas individuales porque necesitan tener una vida como la que disfrutaban antes de la llegada del coronavirus. Es algo comprensible, pero hasta cierto punto. Ya que, aunque en un momento dado el hartazgo pueda llevarnos a querer olvidar la mascarilla y hacer como si no hubiera covid, la realidad es otra bien distinta. El coronavirus sigue presente y el aumento de casos y los brotes de los últimos días lo atestiguan sobradamente. Por eso, aunque cueste, es fundamental continuar con la prudencia personal que ya se había convertido en algo cotidiano. Lavarse las manos, mantener las distancias oportunas de seguridad y, sobre todo, ponerse la mascarilla cuando se esté en espacios cerrados o con personas a las que no se conozca y no se sepa si están vacunadas o si tienen síntomas. Todos queremos acabar con la pandemia. Todos queremos dejar de usar las mascarillas. Pero todos debemos de trabajar la manera de conseguirlo apostando por la única fórmula probada.