¿Qué sería de las ciudades sin sus tradiciones? Sonidos como el del cañonazo de las doce de la mañana que evocan un tiempo y sobre todo un lugar, Ceuta. Este lunes se ha vuelto a reproducir el cañonazo con motivo de la III Ruta Motera de Regulares que forma parte de los actos del 111 aniversario de la creación de estas fuerzas militares tan apegadas a la historia ceutí.
Rugido de motores en el camino hacia el Hacho y ruido aún más fuerte el del disparo de la salva del cañón que mira a la ciudad desde arriba. Una tradición de siglos en un enclave militar como Ceuta y que en ocasiones especiales como la conmemoración de la creación de las Fuerzas Regulares se sigue reproduciendo para capturar el pasado y despertar el presente.
El grupo de moteros de Regulares se ha regocijado en este ceremonial simbólico recibido con aplausos y jaleado tras el cañonazo al aire. No es para menos, puesto que este trallazo sigue siendo una de las esencias del legado de la ciudad caballa como plaza fuerte y además tiene el valor de que solamente una decena de urbes en el mundo conservan esta costumbre secular.
Rememora así el tiempo en el que cañón funcionaba como reloj y daba la hora a la población. Exactamente, la de las doce del mediodía.
Es por ello que cada vez que el grupo de artilleros de la Fortaleza del Hacho coloca los sacos terreros alrededor de la pieza Otto Melara 105,14 mm se recupera un poco la antigua vida de Ceuta.
Esta inmortal tradición artillera se pierde en los siglos. La salva del cañonazo de las doce es la única que se sigue realizando de las tres que se realizaban en épocas pretéritas, cuando se marcaba a los vecinos de la ciudad los momentos principales del día (alba, ángelus y ocaso) en los que las puertas amuralladas de Ceuta se abrían o cerraban al exterior.