Tres años y 10 meses de prisión. Esa es la pena que se le ha impuesto al marroquí residente en España, H.K., tras su detención, el pasado 11 de abril, con algo más de 53 kilos de hachís ocultos en su coche. Partía de Ceuta hacia Algeciras, cuando agentes del Instituto Armado procedieron a su arresto.
Hoy, el magistrado titular del Juzgado de lo Penal número 2 ha dictado sentencia condenatoria después de que el ahora condenado reconociera los hechos, es decir, haber incurrido en un delito contra la salud pública.
Llevaba en prisión desde el día de los hechos, y a la pena de cárcel se le añade una multa de 97.248 euros que, de no poder abonarla, será sustituida por tres días de privación de libertad.
Hachís escondido bajo los asientos
Al llamado H.K. le detuvieron cuando embarcaba, a las nueve de la mañana, al volante de un vehículo modelo Renault Scenic. Dentro del coche fueron encontrados varios bloques de hachís.
Estaban escondidos debajo de la moqueta de los asientos delanteros del vehículo. Ese era el camuflaje elegido para no ser descubierto, pero el pase no resultó como pretendía.
De la colocación de los grilletes pasó a una celda en Mendizábal, en donde ha estado esperando hasta la celebración de la vista judicial que estaba señalada para este martes.
No se ha tenido que llevar a cabo la celebración del juicio, toda vez que se ha aplicado la figura jurídica de la conformidad, sin necesidad de tomar declaración a los testigos que habían sido citados a esta vista.
La mafia de los dobles fondos
El tráfico de hachís usando vehículos con dobles fondos o con huecos adaptados para la ocultación de la droga encuentra en el puerto de Ceuta la vía idónea para esos pases. Es la puerta elegida para cruzar con la ilícita sustancia procedente de las plantaciones de Marruecos.
En uno de los controles desarrollados por el Instituto Armado en el puerto se dio con la droga, procediéndose a sacar todos los bloques del interior del habitáculo que había sido empleado para intentar despistar a los agentes.
Hoy, el acusado ha sido conducido ante el juez. Allí, con ayuda de intérprete, ha reconocido que esa mañana traficó con drogas y que su intención no era otra que intentar trasladar la mercancía al otro lado del Estrecho.
Se la ha condenado por un delito contra la salud pública en su modalidad de notoria importancia. El tiempo que ha permanecido privado de libertad se le restará a la condena final impuesta tras un acuerdo entre la Defensa y el Ministerio Fiscal.
La cadena del delito
El embarque de vehículos en la ruta hacia Algeciras se convierte en ese camino seguido y explotado por quienes quieren vivir del negocio de la droga utilizando a personas como cabezas de turco.
Son los pasadores, los que se prestan a percibir una comisión por pasar la mercancía al otro lado.
Los señores de la droga no la tocan, son otros los que se prestan a conducir los vehículos para facilitar el cruce de la mercancía y la posterior obtención de las ganancias.
En esa ruta se busca colar la droga de mil maneras con tal de despistar a los agentes que ejercen controles para evitarlo.
Repunte en el tráfico
En este 2025 tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional han llevado a cabo varias operaciones de tráfico de drogas en un periodo en el que se ha registrado un repunte en los golpes para evitar ese comercio ilícito del hachís.
Y no solo se trata de golpes al tráfico en dobles fondos, sino de detenciones de personas que de forma individual se prestan a portar hachís enfajado o adosado al cuerpo trabajando como mula para los narcos.