Con más de 70 años, Rahma, una vecina de el Sarchal, sufre cada vez que tiene que subir unas escaleras, las que son indispensables para llegar a su casa. No hay barandillas para poder agarrarse y estar más segura y tiene que sortear la multitud de hierbas que tiene acumulada en esas escaleras. No es que sea un simple obstáculo en su camino, sino un peligro porque resbala y ella, a su edad, puede caerse con cualquier mal pisada. La situación, cuenta, se repite a menudo: la entrada de su casa es un 'jardín' descontrolado, un peligro para esta mujer.
Denuncia su situación tras muchas llamadas a Medio Ambiente, donde según cuenta ha puesto ya varias reclamaciones pero donde también dice que le prometen que se lo van a arreglar pero la espera acaba siendo infinita. Cuenta que incluso, cuando las hierbas ya se han acumulado de tal manera que subir las escaleras es casi una aventura para una mujer de su edad, llama ella a algún trabajador, a título personal, para que pueda retirarle todo y dejar la escalera limpia, como debe estar siempre. "Llamo a Brigadas Verdes y a la Consejería de Medio Ambiente y a veces me dicen que lo tienen ya preparado, que me mandarán un capataz, pero al final nada", critica. Cuando quita las hierbas por su cuenta, lógicamente más tarde vuelven a aparecer.
Además, con las últimas lluvias caídas en la ciudad, el suelo se ha vuelto más peligroso y todas esas hierbas más resbaladaizas. Ni hay barandillas donde se pueda agarrar ni tampoco alcantarillas donde pueda haber una salida al agua que cae cuando llueve, como ha ocurrido estos últimos días. "Esto está muy mal hecho", añade, mientras se refleja en su cara la indignación por una lucha que ya lleva años, al menos cinco. "Es llamar continuamente y que no solucionen nada", se queja.
Rahma cuenta que hay dos accesos para su casa, pero que ese es el que más utiliza y el prioritario ya que es el que directamente da a la parada del autobús, medio de transporte que suele utilizar para . Le deja el bus en la misma puerta de su casa, pero para ello tiene que subir estas pequeñas escaleras por las que sin embargo cada vez le da más temor acceder. La otra opción sería "dar una gran vuelta", que a veces hace, pero que supone mucho más tiempo y más cansancio para una mujer de su edad.
A todo ello se le une durante varias épocas del año, explica, la presencia de ratas o cucarachas, lo que supone un problema enorme de insalubridad y prácticamente de no poder vivir con tranquilidad. "No es una vida tranquila, la que cualquier ciudadano se merece", cuenta, añadiendo de forma pesimista que "algún día me voy a matar" con todo lo que le ocurre. Asegura además que ya le dio hace un año un ataque de ansiedad, teniendo que ser atendida por la ambulancia. "Yo pago impuestos y no tengo servicios de cualquier ciudadano", expresa esta vecina que vive desde 1978 en esta zona.
¿Qué tiene que ver la hierba, que crece donde siempre ha crecido, con poner una baranda?
Está claro que se tiene que ayudar a esta mujer por su avanzada edad.
Pero también como está claro que en esta ciudad no todos somos iguales y a algunos se les permite construir donde sea y como sea mientras que otros vivimos en un piso enano pagando una hipoteca y con todas las de la ley.