Reconozco que en mi trayectoria personal he ido perdiendo interés por la política. Hubo un tiempo en el que seguía con asiduidad las novedades políticas nacionales y locales, pero, poco a poco, el hastío por lo que veía y escuchaba hizo que mi mirada se dirigiera a temas más productivos y enriquecedores. Hoy es uno de esos días que los comentaristas suelen tildar de históricos. Por primera vez en la historia de la democracia española prospera una moción de censura contra un Presidente del Gobierno que contaba con suficientes apoyos políticos. También resulta inaudito que todos los grupos de la oposición, entre ellos varios partidos abiertamente separatistas, apoyen con su voto a un partido que representa, tan sólo, el 25% de la Cámara Baja. El primer sorprendido ha sido el propio Mariano Rajoy, que se ha llevado un varapalo inesperado. Se ha quedado noqueado y es difícil que después de un golpe tan fuerte consiga ponerse de pie. No obstante, por si algo se caracteriza D. Mariano es por la dureza de su mandíbula. Ha encajado en los últimos años puñetazos reales y ficticios sin ningún problema. Pero este izquierdazo no se lo esperaba. Le ha dado en el hígado y le ha dejado sin habla. Nada malo le deseo al Sr.Rajoy. No le conozco personalmente, pero me parece un buen tipo. Otra cosa es mi afinidad política a las ideas que defiende y su manera de ejercitar la política. Precisamente el corrupto modus operandi de su partido ha sido la causa del inesperado y precipitado final de su mandato.
Del ahora Presidente Pedro Sánchez tengo también mi opinión. La primera vez que lo voy percibí que era un elaborado producto de marketing político. Ofrece buena presencia física y una oratoria con un mínimo de calidad. Es el nuevo prototipo de político creado en los laboratorios de la mercadotecnia. Hay que reconocer que en esto los líderes indiscutibles son los del partido Ciudadanos. Una parte significativa de sus caras visibles son, digamos, resultones. Si quieres vender un producto más vale que sea vistoso, aunque la calidad sea discutible. El PSOE no quiso quedarse fuera del mercado y lanzó el producto Sánchez. En principio era una simple pantalla para impedir que Eduardo Madina se hiciera con las riendas del partido. Detrás del biombo se encontraba Susana Díaz que no deseaba arriesgarse a pasar por el escrutinio de las bases. Pero Sánchez salió más listo de la cuenta y una vez que cogió el timón del PSOE no quiso dejárselo a Susana Díaz, como habían pactado. Esta traición al aparato del partido le salió cara y a la primera oportunidad que tuvieron le quitaron el puesto de secretario general. Parecía que esa era su muerte política, sin embargo, como ave fénix, resurgió de entre las cenizas, recuperó el control del PSOE y ahora ha alcanzado la Presidencia del Gobierno de España. Desde luego, te guste más o menos su figura política, hay que reconocerle su obstinación y valentía.
Dejando al margen del análisis la manera de llegar a la presidencia, el Sr. Sánchez se enfrenta a un panorama enrevesado. El diario “El País”, adalid durante muchos años del partido que dirige, ya le ha comunicado, vía editorial, que no cuente con su apoyo. Esta postura no debe de extrañarnos después de lo dicho en caliente por Pedro Sánchez cuando los barones le quitaron la secretaria general del PSOE. Habló sin tapujos de las presiones de los directivos de “El País” para que se abstuviera en la investidura de Rajoy y que, bajo ningún concepto, llegase a un acuerdo con los podemitas. Ahora este matrimonio político es posible. De hecho Pablo Iglesias no ha tardado nada en pedir que Sánchez le lleve al altar y comiencen juntos esta nueva andadura política. Los que también han dado su apoyo a Sánchez reclamaran pronto su parte del pastel. Por muy ingenuo que uno sea no puede creerse que los señores de ERC, PdCat o Bildu van a regalarle la presidencia del Gobierno a Sánchez a cambio de nada. Espero que el precio de estos apoyos no sea el desmembramiento de España. Si nuestros amigos catalanes fueran listos aprovecharían este cambio en el gobierno de España para recuperar la normalidad política.
Queda por saber cómo afectara el cambio de rumbo político en el gobierno de España a Ceuta. El cambio más notorio será la salida del Sr. Cucurull de la Delegación del Gobierno. Otro vendrá, pero mucho me temo que los problemas que afectan a Ceuta perdurarán. La única esperanza es que el PSOE se tome en serio las vicisitudes de nuestra ciudad y solucione asuntos tan graves como el caos fronterizo. Para ello es necesario convencer a Marruecos de que es mejor para ambas partes que la frontera del Tarajal funcione de manera fluida. Nuestro vecino país ya sabemos que actúa muchas veces más movido por los sentimientos que por la razón en sus relaciones con España. Al PP nunca lo ha tragado, desde la época de Aznar, mientras que al PSOE siempre lo ha mirado con mejores ojos. Esto permitió que protestaran con la boca pequeña cuando Zapatero y, poco después, los reyes visitaron Ceuta y Melilla. Además de los gestos de apreció a ambas ciudades norteafricanas, los gobiernos de Zapatero fueron los que más y mejores atendieron las necesidades de Ceuta y Melilla. Esto nadie puede discutirlo, pues los números están ahí y los hechos también. La pérdida del gobierno central suponemos que va a hacer tambalear los ya de por si debilitados cimientos del Partido Popular. Necesitan, y lo saben, un cambio de liderazgo y una profunda limpieza interna para eliminar toda la mugre de corrupción que mancha su marca política. Alguien sin sobra de duda debe tomar las riendas del partido y renovar sus estructuras. Estos cambios no sólo tendrían que llegar a Génova 13, sino a todas y cada una de las delegaciones territoriales. Ya es hora de que líderes autonómicos, como el Sr. Vivas, que lleva diecisiete años de Presidente de Ceuta, faciliten la renovación del PP. Sería un buen momento para dejarlo. Sin el apoyo del gobierno central y con la previsible perdida de la mayoría absoluta en la asamblea ceutí las cosas se van a poner muy complicadas.
Como comentaba al principio de este artículo, estoy muy descreído de la política. La crisis multidimensional a lo que se enfrenta la humanidad no se soluciona con un cambio de partido o de presidente del gobierno. Hace falta una renovación profunda de los ideales sociales, económicos y políticos que rigen nuestro mundo, en general, y nuestro país en particular. La política debe reconciliarse con la ética, expulsando a los corruptos del poder. Su principal misión tiene que ser reformular y llevar a la realización de estos nuevos ideales sustentados en la salvaguardar de los bienes comunes,-comenzando por la propia tierra-, la búsqueda de la verdad y el cultivo de la belleza. Nada de esto será posible sin la participación activa y comprometida de los ciudadanos. La democracia no puede ser un ejercicio exclusivo de una minoría de dirigentes políticos agrupados bajo distintas marcas electorales. Todo y cada uno de nosotros podemos y debemos expresar nuestro punto de vista sobre los asuntos colectivos y actuar en consecuencia. Hay mucho trabajo por hacer en el campo del cuidado de nuestros bienes naturales, en el de la lucha contra las desigualdades socioeconómicas, en el acceso a la educación y la cultura, en el fomento de la ciencia y la innovación tecnológica, en la creación artística y cultural, etc… En cada uno de estos campos citados, y en otros muchos más, todos podemos contribuir con nuestro esfuerzo desinteresado en beneficio del bien común. No menos importante es el ejercicio de la crítica vigilante por parte de la ciudadanía. No hubiéramos llegado en España al grado de corrupción que ha llevado a la destitución del Presidente del Gobierno si los ciudadanos hubiéramos vigilado y denunciado el mal uso del poder por un sector nada despreciable de la clase política española. Seguiremos atentos.