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Cambio de tercio

{jaimage crop="TC" /}“¿Por qué es tan importante cuidar lo que sucede en Ceuta y Melilla? Pues porque aparte de la relevancia estratégica que tienen estas ciudades junto con el Estrecho de Gibraltar, no hay que considerar baladí las amenazas directas de un país que comparte sus pretensiones sobre los territorios españoles en el norte de África con la ideología radical yihadista de grupos terroristas como AQMI, que llaman a la islamización y la expulsión de los cristianos de España, de Al Andalus, su anhelada tierra prometida en la que se incluye a las dos ciudades autónomas”.
Esa es una de las conclusiones que con las que Azahara Álvarez Jiménez, licenciada en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca y Magíster Oficial en Política y Democracia por la UNED, cierra ‘Los desafíos en las relaciones bilaterales España-Marruecos’, el análisis que ha publicado esta semana el Grupo de Estudios Estratégicos, un ‘think tank’ de posiciones habitualmente cercanas al PP.
En su trabajo, Álvarez recuerda que las relaciones bilaterales entre ambos países “se han caracterizado históricamente y en la actualidad por las continuas tensiones políticas y diplomáticas, llegando incluso a conflictos militares en el pasado” y lamenta que “a pesar de ser socios comerciales y de las inversiones y ayudas al desarrollo que España proporciona cada año a Marruecos, nuestro vecino del sur mantiene una actitud desafiante, soberbia y conflictiva”.
“España”, indica, “se ha caracterizado por una falta de iniciativa y de determinación, dejando que Marruecos actúe en su contra sin oposición ni impedimento, con una clara indefinición y sin estrategia en política exterior”. “Llevamos muchos años de una política exterior laxa, acomplejada y descuidada con nuestro vecino del sur”, subraya, “y antes de que sea demasiado tarde, hay demostrar que España es un país soberano y que tiene las cosas claras”.
Para lograrlo el análisis razona que “sería bueno que recordáramos a Francia que somos un socio fundamental en la UE y en la OTAN, así como también recordarle a EEUU que hemos estado involucrados en Afganistán, que sufrimos los mayores atentados terroristas de la historia de Europa, perpetrados por un buen número de marroquíes pertenecientes al Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), debido ‘supuestamente’ al apoyo de su guerra de Irak”.
“Igualmente”, añade, “exigir a Europa que medie y nos apoye en nuestros problemas con Marruecos; y por último, y no por ello menos importante, no permitir que Marruecos presione nuestras fronteras y que le quede claro que nuestros territorios en el norte de África nunca serán suyos”.

¿Como la Marcha Verde?
Álvarez alerta de que “los principales desafíos ante los que se enfrentará España respecto a su vecino del sur no es ya tanto el continuo fortalecimiento del ejército marroquí, si no el 40% de población marroquí en las dos ciudades de Ceuta y Melilla, cuyo porcentaje se espera que supere el 50% en 2018”. “Evidentemente”, reconoce, “no todos los musulmanes son promarroquíes pero hay que estar pendientes de este proceso, pues más bien parece una invasión silenciosa que tiene un claro antecedente en la Marcha Verde”.
La autora está convencida de que “en España la única posibilidad de ataque directo proviene de nuestro vecino del sur en la reivindicación de Ceuta, Melilla y demás posesiones españolas”. Además, llama la atención sobre el hecho de que “la creciente presión popular, las revueltas árabes y cualquier conflicto interior del régimen de Mohamed VI, podrían llevarle a presionar de nuevo las fronteras españolas como válvula de escape”.
“De igual forma”, hilvana, “si la marea islamista que se extiende por Egipto, Túnez, Libia y Malí llega a Marruecos, también nuestras ciudades se encontrarían en peligro, ya que por desgracia, la amenaza sobre Ceuta y Melilla proviene tanto de intereses nacionalistas del régimen marroquí, como de fuerzas islamistas en la región”.
Las dos ciudades autónomas, “dada su situación estratégica suponen el flanco sur y suroccidental de Europa y el control del Estrecho”, son “la base sur de nuestra seguridad y el primer escalón protector de cualquier ataque al Estrecho de Gibraltar por parte de Oriente como de África”. “Por todo ello, es indiscutible que Ceuta, Melilla y el Estrecho de Gibraltar suponen un área de alto valor estratégico desde la óptica geopolítica: frontera entre tres países, lugar de tránsito de un importante flujo de tráfico marítimo, puerta de acceso de las migraciones hacia Europa y lugar de control de entrada-salida del Mediterráneo, así como de las flotas de guerra de países como Rusia”, destaca la analista.

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