La Cámara de Comercio de Ceuta ha querido incluir en la agenda de su Semana Gastronómica un acto para reconocer el trabajo de dos de los referentes de la mesa ceutí: El restaurante Oasis y La Barraca. Lo ha hecho en la recta final del evento en un acto emotivo celebrado esta mañana en la Plaza de los Reyes.
“Agradezco a la Cámara este reconocimiento en el que miro al cielo y a mi padre porque, sin él, no estaríamos aquí”, expresaba Quino. Unas palabras, que suscribía Soraya, quien además de a su padre quiso recordar a Rafael Carrasco “por ser un referente de la gastronomía ceutí desde su Refrectorio”, relataba.
En cuanto a los evolución de la gastronomía de la ciudad, los restauradores recordaron cuando en Ceuta había unos cinco o seis restaurantes frente al más de medio centenar existente ahora.
“Somos los embajadores del buen comer en Ceuta. Si vienen, ven un museo muy bonito, pero luego comen regular: hablarán mal de la ciudad”, explicaba Quino Blanco, de La Barraca.
La entidad presidida por Karim Bulaix tiene entre sus apuestas más firmes el trabajar por el desarrollo turístico. Según explicaban desde Cámara “para que una ciudad se convierta en un destino de primer orden, una de las claves es, sin duda, la existencia de una oferta gastronómica y de restauración atractiva y consolidada”.
Una trayectoria de éxito prolongada y construida durante varias décadas de la que son ejemplo estos dos emblemáticos restaurantes, con más de medio siglo de historia en el caso de El Oasis -desde 1972- y más de 40 años en el caso de La Barraca -desde 1980-.
“Estos dos restaurantes se han destacado no solo por la calidad de su gastronomía, sino también por su capacidad de adaptación, sabiendo combinar la tradición con la innovación y manteniendo un firme compromiso con la excelencia”, señalaban desde la entidad.
Ambos comparten, además de muchos años ofreciendo un servicio de excelencia de forma constante, el haberse anticipado a las tendencias del mercado y a las modas.
En el caso de El Oasis, el sueño de Ramón Pouso al que dio forma su mujer Malika Faitah, aún hoy en los fogones y al pie del cañón, anticipó lo que es hoy una norma: un buen restaurante brilla más si se asienta sobre un entorno privilegiado. Así construyó su restaurante en el corazón de la cara norte del Hacho, para que sus clientes no sólo disfrutaran de la exquisita comida de su cocina, también de sus espectaculares y bellas vistas.
En el caso de La Barraca, la anticipación a las tendencias del mercado llegó casi por naturalidad, su oferta se basó desde el primer momento en los productos frescos que le ofrecían los pescadores del barrio de La Almadraba en el que se ubicaba. Ya en 1980 practicaron la cocina de producto y el producto de kilómetro cero, que tan de moda están 40 años después. Lo que hoy son etiquetas era para La Barraca lo natural. Años después, en el 2000, el negocio apostó exactamente por lo mismo que El Oasis en 1972, por ubicarse en uno de los entornos más privilegiados con los que cuenta Ceuta para ofrecer al turista, el Parque Marítimo del Mediterráneo.
Esos elementos y el de ser dos negocios eminentemente familiares, ha hecho que reúnan méritos más que suficientes para ser reconocidos por su trayectoria por la Cámara de Comercio en esta II Semana Gastronómica.
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