Cables submarinos

Con toda probabilidad en la primera época del telégrafo, las instalaciones que más huella marcaron en la opinión pública fueron los cables submarinos y, con mayor énfasis los cables trasatlánticos. Un cable submarino es aquel que está formado por conductores de cobre y fibras ópticas, tendido sobre el lecho submarino y que sirven principalmente para garantizar las exigencias que requiere la telecomunicación.
En España, Francisco Salvá y Campillo advirtió, en 1800, el papel que desempeñarían los cables submarinos, cinco décadas antes de que se tendiera el primero de ellos. En 1840, consolidadas en la explotación y práctica las líneas terrestres de hilos telegráficos, las eminencias de la época se enfrentaron a la dificultad de tener que superar los ríos y el mar, por lo que distintos constructores intentaron sumergir los conductores embreándolos previamente, envolviéndolos en caucho o empleando técnicas parecidas sin resultados óptimos. En 1847, el alemán Wemer von Siemens, desarrolló un sistema para instalar los que se destinaron a telegrafía, que estaban compuestos por hilos de cobre recubiertos de cierto material aislante conocido como “gutapercha” (del malayo getah=caucho y percha=árbol) de estructura gomosa parecido al caucho: traslúcida, sólida y flexible, fabricada a base de látex, preveniente de un árbol del género “Palaquium” propios del sudeste asiático. Ya en los primeros ensayos de la telegrafía –como decimos-se intuyó la perspectiva de atravesar los mares con cables aislados eléctricamente y así, poder enviar mensajes a través de ellos a otros continentes. La experiencia llevada a cabo en 1850 por los hermanos Brett permitió unir telegráficamente Gran Bretaña y Francia.
En España se activó la primera red telegráfica nacional mediante la Ley de 22 de Abril de 1855 y su implantación oficial a nivel nacional se completó tres años más tarde. Los responsables de la instalación de la Red que tuvieron a cargo la construcción de la primera línea (Dirección de Obras Públicas & Dirección General de Telégrafos), eran conscientes en todo momento que había que establecer enlaces con las provincias insulares: con Ceuta y Melilla y también con Cuba y Puerto Rico. El primer cable que se instaló en España fue debido a la declaración de guerra de España al Sultanato de Marruecos. A finales de 1859 el Gobierno decidió que se tendiera un cable entre Algeciras y Ceuta, para hacer factibles las comunicaciones militares del ejército expedicionario. No se había precisado el trayecto, al tratarse del paso del Estrecho de Gibraltar por su punto más corto, ni tampoco las características del cable a utilizar. Al parecer, según diversas fuentes, el cable que fue suministrado era parte del trasatlántico inglés que había fracasado en 1857 y que había sido recuperado a coste de 490.000 reales. El 18 de Diciembre (según datos de la Historia de Telégrafos), se comenzó a tender el cable a través del Estrecho. Los trabajos duraron dos jornadas y el cable se conectó el 21 e inmediatamente entró en funcionamiento. El rotativo Las Novedades, editado en Madrid, el día 24 de Diciembre, lo abarcaba dentro del ámbito militar de la siguiente manera: “A la una y treinta minutos de la mañana de ayer, comunicó directamente desde Ceuta el jefe de la estación telegráfica de dicha plaza con el Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación, que se hallaba completamente establecida la línea submarina y corriente de personal y de todos los aparatos. Al mismo tiempo manifestó no ocurrir novedad alguna en el Campamento. Este despacho ha tardado solamente quince minutos en atravesar la larga distancia que media entre la corte y la plaza de Ceuta”.
Don Sebastián Olivé quien realizó el estudio de la “Historia de Telégrafos” –consultada para informar una parcela de este artículo-, nos sigue notificando en el sentido de que, durante el transcurso del año 1859 a 1860, de resultas de furiosos temporales en la zona del Estrecho, el cable se rompió y quedó destrozado e irrecuperable el 8 de Enero. En realidad aunque el cable de Algeciras-Ceuta fue el primero en instalarse, unos meses antes, en Julio de 1859 se contrataron los cables que comunicarían la Península con Mallorca.
Mr. Horatio J. Perry obtuvo, en aquellas fechas, la concesión provisional para establecer un cable que, partiendo de Cádiz, llegara a Canarias y siguiera a Cuba y Puerto Rico. En Septiembre de 1860, la Reina, con la Corte y el general O’Donnell, tenían prevista una visita a Baleares y se quiso aprovechar el compromiso para inaugurar los enlaces con los cables. Los trabajos requirieron la participación del barco cablero “Stella”. A los cinco años de la implantación del telégrafo en España era posible que los telegrafistas españoles enviaran mensajes utilizando un cable francés, debido a que las líneas europeas estaban convirtiéndose en una “red” y el lenguaje telegráfico se había hecho universal gracias al “morse”. Aunque el cable de Ceuta había sido el primer intento de tener cables submarinos, el enlace con esta plaza fue el último que se consiguió. A finales de 1890 se sacaron a concurso el tendido de los siguientes cables: Tarifa-Tánger; Tarifa-Ceuta; Almería-Alborán; Alborán-Melilla; Melilla-Chafarinas; Melilla-Alhucemas y Alhucemas-Peñón de Vélez de la Gomera. En Febrero de 1991 se inició el tendido que se había adjudicado a la casa Pirelli. El cablero Citta di Milano se encargó de efectuarlo. El primer tendido se inició en Almería, acompañado el buque cablero por el crucero Isla de Luzón, que iba marcando el rumbo, fue tendiendo cable hasta la isla de Alborán, siguiendo de allí hasta Melilla, Chafarinas, Alhucemas y Peñón de Vélez de la Gomera.