Soumaya Farhi sabe perfectamente lo que es el dolor. Perdió a una hija tras una dura enfermedad y ahora no sabe del paradero del segundo de sus tres vástagos. Ilyas El Antabi emprendió ruta hacia Ceuta el pasado 6 de noviembre y desde entonces nada se sabe de su paradero.
Soumaya solo pide que no se le olvide, que se le busque. “Por favor, busquen a mi hijo”, exclama desde El Jadida en conexión telefónica con El Faro. Allí reside, en una zona desde donde han partido más jóvenes marcados por la falta de expectativas y futuro.
“Pido a la Marina que no lo olvide”, añade. Pero ni en España ni en Marruecos se le está buscando. Esa es la pura realidad de unos protocolos que tienen su fecha de caducidad.
Desaparecido junto a su amigo Ismail
Soumaya cuenta que su hijo marchó junto a otro amigo, Ismail, también de la misma localidad. “Se fueron en busca de porvenir”, apunta. En casa dejó el diploma de electricista como única formación. Ambos están desaparecidos.
En el Estrecho solo fue rescatado un tercer joven tras ser detectado por un buque mercante, también viajaba con ellos. Ha contado que la corriente se llevó a los amigos. “Veían Ceuta”, cuenta.
La Comandancia de la Guardia Civil de Ceuta es clara a la hora de comunicar qué se debe hacer en todos los casos de desaparecidos: denunciar. No se tiene por qué hacer en nuestra ciudad sino en cualquier comandancia de España. Pero es importante que más allá de la publicación en prensa conste una denuncia oficial sobre estas desapariciones. Aportar una prueba de ADN supone un plus.
El problema radica en que las familias carecen de visado y no pueden cruzar el paso fronterizo ni de manera temporal para llevar a cabo estos trámites por lo que en la mayoría de los casos ni siquiera se recoge en las bases este tipo de sucesos.
Cualquier desaparicion es lamentable y el dolor de esa madre es comprensible. Pero que sea España quien tenga que movilizar recursos con cargo al erario público cada vez que un subdito de mojamesesto pretende violentar la frontera nacional, ya empieza a ser costoso. Esta señora, desde su dolor, a quien debe pedir que busque a su hijo es a las autoridades marroquies…pero claro, alli ni le hacen caso ni la dejan. Y aqui, nuevamente, tragamos con todo.
Natural la desesperación de esa madre. Espero que aparezca pronto. Pero habría que preguntarse qué hacen en ese país para que los jóvenes salgan huyendo, y aún así los que están fuera lo tengan tan idealizado. Empezando por los y las españoles y españolas con algún origen en ese país tan “maravilloso”.