Llevan dos semanas esperando una llamada. Desde el 23 de marzo no hay rastro de él. En Argelia confían en obtener noticias que, de momento no se producen. Esta es una nueva historia asociada a los cruces migratorios a Ceuta que viene marcada por la tragedia.
“No hemos escuchado nada de él. Estamos muy preocupados. No sabemos si todavía está vivo, en una cárcel o le pasó algo malo”, expresa su familia.
Seif-Eddine Laameche cumpliría 21 años el próximo 18 de agosto. Antes de echarse al mar desde Castillejos grabó un vídeo a modo de despedida.
Un vídeo de despedida
Debía ser un adiós temporal, pero está durando demasiado. Con un traje de neopreno negro cuyas mangas tienen tonos amarillos y blancos, hace el gesto ante la cámara de nadar.
En sus manos lleva unas aletas, al cuello una pequeña cartera donde guardaba sus pertenencias.
Tras grabarse haciendo gestos que apuntan al cruce, se despide. Desde ese 23 de marzo se ha producido un apagón informativo, ni una llamada, ni noticias buenas, pero tampoco malas. Nada.
Cruzó con otro argelino
Su familia sabe que cruzó de Castillejos (Marruecos) a Ceuta junto a otro argelino de unos 50 años. Nada se sabe de ellos.
“Es mi hermano, estaba en Marruecos, en la ciudad de Fnideq, y quería llegar nadando a Ceuta. Desde el 23 de marzo de 2025 se encuentra desaparecido y no tenemos noticias de él. Estamos muy preocupados, por favor ayúdanos”, ruegan sus familiares en un mensaje con el que buscan obtener alguna pista que termine con esta incertidumbre.
Entradas y temporales
En las últimas semanas ha habido presión en los espigones de Benzú y Tarajal. Grupos de jóvenes, pero sobre todo menores, han intentado cruzar a nado hacia Ceuta.
En varias de las informaciones publicadas se ha podido apreciar el riesgo de esos pases, más aún si se llevan a cabo con ausencia de luz, durante la noche y madrugada.
En los servicios finalizados por la Benemérita en el mar se ha hecho constar varios desaparecidos. Son personas de las que nada se sabe, ni siquiera sus identidades, salvo que su familia, como sucede ahora, difunda una alerta.
Hay que denunciar
La Guardia Civil insiste en que hay que denunciar. No solo con un artículo periodístico, sino también en dependencias oficiales.
Se puede presentar denuncia en España, en cualquier comandancia de la Guardia Civil, pero también en los lugares de origen de los desaparecidos aportando muestras de ADN, preferiblemente de su madre.
Es una manera de tener registros de esas ausencias ante el caso de que puedan ser encontrados restos que haya que comparar.
El Laboratorio de Criminalística de la Policía Judicial de la Guardia Civil ha logrado varias identificaciones gracias a esas bases de datos, incluso con cuerpos que fueron hallados bastante deteriorados.
Historias rotas
La familia de Seif-Eddine espera noticias en Argelia, un país del que han partido muchos jóvenes atraídos por las llamadas a cruces a Ceuta desde Marruecos.
El pasado verano esa hilera de engaños costó muchas vidas. Fueron cuantiosos los residentes en Argelia que iniciaron unas travesías que les llevaron al norte de Marruecos, movidos por la supuesta facilidad de un pase seguro.
Muchos son los que murieron en el camino, pero más los desaparecidos. Hay familias que siguen buscando a sus seres queridos, pero lo más grave es que nada se sabe, por lo que no se puede calmar ese duelo permanente derivado de la falta de información.
En este pasado mes se acumulan las historias rotas. Tras una entrada a nado por Benzú en la que la Guardia Civil arriesgó sus vidas para sacar a gente del mar, se sigue sin noticias de varios desaparecidos, entre ellos un adolescente y un pescador de Beliones.
Niños y la tragedia del 18 de enero
Entre los casos de desaparecidos hay muchos niños cuyos rastros se han perdido en la misma ruta: el cruce a nado de Marruecos a Ceuta.
Son niños que escaparon de sus casas sin que sus padres supieran de esa intención de iniciar un periplo clandestino. Escapan captados por esas informaciones que trasladan otros menores, grabaciones, imágenes y una vida que no siempre va a ser la que esperaban.
Además de niños desaparecidos, todavía nada se sabe de los marroquíes que fueron obligados a echarse al mar el pasado 18 de enero frente a los acantilados de la Sirena.
El pesquero huyó, quedan ocupantes de los que nunca más se ha sabido. Otros fueron hallados muertos.