Los alumnos del colegio Beatriz De Silva han vivido esta mañana un carnaval en pasacalle desde el centro hasta el Revellín a lo Willy Wonka en el que también ha participado el profesorado. Los disfraces han sorprendido a todos.
Todos los cursos, desde infantil hasta sexto de primaria, han diseñado y elaborado los trajes en casa con ayuda de las familias y han sorprendido a todos con unos espectaculares disfraces.
La fábrica de chocolate de Willy Wonka no habría tenido nada que envidiar a este equipo carnavalesco.
Los padres de los alumnos no se han querido perder este show y antes de su salida ya esperaban a los pequeños en la puerta expectantes de su salida y con móvil en mano para dejar grabado cada paso.
La Calle Real se ha convertido en una auténtica aglomeración de admiradores que no ha podido apartar la vista de los pequeños.
Estos respondían saludando a todos sus seguidores. Sin duda alguna, la alegría se ha apoderado de las calles con una temática muy dulce y con diminutos caramelos y piruletas recorriendo el centro de la ciudad.
En algunos disfraces se podían ver golosinas de verdad, comestibles, adheridas a las telas, ¿podía ser más real este pasacalle?
El ritmo no ha faltado, además de la alegría que han aportado a este último día de la semana, también han animado a todos los que esta mañana decidieron pasear o realizar sus compras por la zona céntrica de la ciudad.
Con altavoz en mano, tanto maestros como alumnos han bailado y cantado al son de canciones muy moviditas que no permitían mantener el cuerpo paralizado.
Los maestros y maestras tampoco se han quedado atrás con los disfraces. Sus caracterizaciones han cumplido y rebasado las expectativas.
No ha faltado detalle en esta caracterización de la Fábrica de Chocolate. Y esto no es todo. Incluso han repartido golosinas y chocolates a todos los que han quedado prendados de este pasacalle.
Una vez llegados al Revellín el conjunto de alumnos ha posado para una foto de grupo, que ha llenado media plaza. Los pequeños han dejado una imagen encantadora y fantástica. Han sabido cómo vivir el carnaval de una manera mágica y cargada de lo que más le gusta a los niños: las chucherías y chocolates.
Los alumnos se lo han pasado en grande adentrados en un ambiente muy distinto al que están acostumbrados a vivir en las aulas. Sus profes se han convertido en Willy Wonka y ellos eran cada una de las partes que da vida a esa fábrica de chocolate.
Alegría y diversión es lo que ha definido a este pasacalle en el que se ha cuidado cada detalle.
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