Entre Hadú y Zurrón se esconde una pequeña barriada. Sus vecinos la definen como “acogedora y familiar” y tiene sus orígenes en el año 1972. Precisamente fue la última fase en finalizar de la zona, después del Mixto y Zurrón, nació Bermudo Soriano.
Sus edificios guardan una fisonomía similar a las citadas barriadas. Aunque el verdadero germen se encuentra en unas pequeñas casitas de planta baja que se erigen a lo largo de la calle que lleva el nombre del barrio.
Los doce bloques de viviendas que configuran Bermudo Soriano, en los que habitan alrededor de 170 vecinos, obedecen a la piqueta municipal que por aquellos años establece como objetivo erradicar el chabolismo y, hasta los mismos, trasladaron a un conjunto de familias que residían en barracas . De origen humilde, dedicadas a las labores relacionadas con el mar y la pesca, estas familias son las verdaderas fundadoras del barrio. La mayoría todavía reside o ha dejado el legado a sus vástagos, que se niegan a abandonar la zona.
“Éramos una gran familia y lo seguimos siendo”, afirma Juani Quero, una de las vecinas más veteranas, que llegó al barrio con trece años. A su lado, se encuentra Mari Carmen Martín, que prácticamente ha crecido en Bermudo Soriano. Ellas se consideran mucho más que vecinas: “Somos familia, nos conocemos de toda la vida”, manifiestan. Pertenecen a esas 56 familias que vivían en barracas en la playa de la Ribera y se trasladaron a los albergues que por aquel entonces se instalaron en la desaparecida plaza de toros de Ceuta, y donde hoy se erige, precisamente, Bermudo Soriano.
“En los albergues estuvimos nueve años hasta que la Ciudad acordó la construcción de los bloques y los repartió entre esas 56 familias junto a otras llegadas desde otros puntos de la ciudad”, recuerda Quero. Desde entonces ha transcurrido casi medio siglo que rememoran entre añoranza y muchas risas.
“En Bermudo hemos sido siempre muy marchosos. Nos ha encantado la fiesta y participar en todo”, comenta Martín. Desde San Juán, la Escala en HI-FI, la tradicional verbena, los coros de navidad o sus fiestas particulares que organizaban en los restos que todavía quedaban de esa plaza de toros.
Hay muchas actividades que se han perdido pero las reuniones entre aquellas familias de la Ribera, las que quedan, no han cesado. Quizá no es a diario, pero esa fuerte unión, confiesan, es difícil que se pueda romper.
Juani Quero: “Somos una gran familia que nació en la playa de la Ribera”
Juani Quero aterrizó en la antigua plaza de Toros de Ceuta, actual Bermudo Soriano, con 13 años. Junto a su familia, y otro medio centenar, se instaló en los albergues que se ubicaban en esta zona, y casi una década después obtuvieron las llaves para el primer bloque de la barriada.
Con ellos nacía Bermudo Soriano. De origen humilde y de labores ligadas al mar, estas 56 familias se conocían de toda la vida, incluso mucho antes de llegar al barrio. “Somos una gran familia que nació en la playa de la Ribera”, comenta. Una gran familia que perdura.
Una unión difícil de quebrantar y que transmitieron a las generaciones posteriores. “Siempre hemos ido de la mano. Juntos hemos sacado el barrio adelante. Nos ha encantado participar en todo tipo de actos. En realidad si por algo nos caracterizamos es porque nos gusta mucho la marcha”, señala entre risas.
Juani no tiene duda, “Bermudo es uno de los mejores barrios de Ceuta. Una zona tranquila, donde se ha vivido fantásticamente. Nunca hemos tenido ningún problema y, a día de hoy, seguimos sin tenerlo”, agrega con orgullo.
Mari Carmen Martín: “Gracias a nuestra constancia hemos conseguidos logros importantes”
Mari Carmen Martín prácticamente nació en Bermudo Soriano: “Llegué a los albergues con un año”, recuerda. Su vida ha estado directamente ligada a una barriada que ha visto crecer y cambiar, pero siempre en positivo.
Es la actual presidenta del barrio, aunque su implicación con el vecindario se remonta a varias décadas. “Siempre he estado al lado de la presidencia. He sentido la necesidad y la voluntad de moverme por el barrio y gracias a nuestra constancia hemos conseguido logros interesantes. Uno de los más destacables fue cuando obtuvimos el local social”.
La Escala en Hi-Fi, la fiesta “grande” que atraía a vecinos de todas las barriadas
De entre todas las festividades que se celebraban en Bermudo Soriano hay una que todos sus vecinos coinciden en que era la reina: la Escala en HI-FI. Anécdotas, miles, y las risas siguen despertando carcajadas a doquier en esas reuniones en las que se viaja al pasado. Presumen con orgullo de haber tenido “la mejor Escala en Hi-Fi de Ceuta. Le poníamos tanta ilusión, ganas y esfuerzo que era la fiesta más grande y esperada”, comenta Juani Quero.
“Eran memorables y atraía a vecinos de todas las barriadas”, agrega Mari Carmen Martín. Se celebraban en la plazoleta y en ella participaban tanto pequeños como mayores. Precisamente los infantiles comenzaban a ensayar con, al menos, tres meses de antelación.
Los disfraces era otro de sus puntos fuertes. De ellos se encargaban las féminas que durante semanas se afanaban para elaborar conseguidas vestimentas. Los mayores tampoco llegaban a ciegas. Era tal la exigencia que los propios vecinos se marcaban que también arrastraban semanas de ensayos, aunque eso sí, todo envuelto en una atmósfera de diversión y distensión.
El coro de Navidad, la tradición que aún perdura
Hay tradiciones que se han perdido, pero hay una que los vecinos de Bermudo Soriano mantienen a base de mucho esfuerzo, y esa es el coro de Navidad, confiesan orgullosas algunas de sus miembros. “Lo llevamos en el alma porque lo hemos mamado”. El coro de Bermudo se remonta a hace más de tres décadas. “Comenzamos en los áticos de los edificios en un lugar donde se ubicaban los aljibes, y de la forma en la que podíamos, ensayábamos”.
El primer año que salieron cantaron ‘Tomillo, Tomillo’, gracias a la cual obtuvieron el primer premio. Una canción a la que le unen más que recuerdos y que, treinta años después, cantan y sienten como el primer día. Estuvieron 12 años sin participar, por motivos personales del antiguo director, pero en el año 2015 el hijo de Mari Carmen, Julio, decidió retomar esta tradición del barrio.
Un regreso a sus orígenes que agradecen y les emociona, porque para ellos es algo más que un coro. “Es nuestra juventud, nuestra familia, nuestros vecinos y, sobre todo, una añoranza por aquellos que ya no están”.
Del carrillo de Angelines a la tienda de Paquita
Las dimensiones de Bermudo Soriano nunca han permitido que acogiese una gran actividad comercial. Sin embargo, los vecinos, mayores y jóvenes, aún recuerdan algunos de esos ‘negocios’ con verdaderas raíces en el barrio y que por diferentes motivos ya han desaparecido. “Durante bastantes años se ubicó en una esquina de la plazoleta un carrillo, es decir, como un ‘quiosquillo’, que lo frecuentaba una señora llamada Angelines, conocido por ello como ‘ el carrillo de Angelines’.
“Aquella mujer era un encanto, volcada con todo el barrio y, sobre todo, con los niños, con los que siempre tiene algún detalle”, recuerdan los vecinos. A pocos metros de Angelines, en el bajo 2 del bloque 1 se producía las verdaderas reuniones del vecindario, “ en la tienda de Paquita”, señalan. “Era un local de comestibles y ultramarinos de toda la vida que estuvo por muchos años”.
Muchos besos y abrazos a todas la personas de mi barrio que me vio crecer arriba Bermudo Soriano
Gracias por nombrar a mi queridisima madre angelines con sus niños del barrio en el quiosco y poner tantos buenos recuerdos de aquellos maravillosos años de mi barriada
Nunca se tendría que perder la esencia de un barrio caballa. Pedazo reportaje y ¡¡¡Viva Ceuta!!!.
Magnífico reportaje creado por Cristian marfil, muchas gracias por hacernos este recuerdo de nuestra barriada