Por unanimidad aprobó el Pleno de la Asamblea la propuesta socialista de ejecutar una actuación integral en la
barriada del Sarchal, cuyas carencias fueron enumeradas por el diputado del PSOE, Juan Gutiérrez. Tendido eléctrico en “condiciones peligrosas por la inestabilidad que presenta”, zonas verdes “que solo disfrutan las ratas, insectos y serpientes”, alcantarillas obstruidas o un asfaltado “que no se cambia desde hace 28 o 30 años”, son algunas de las deficiencias que se pusieron sobre la mesa en la sesión plenaria de este martes. Aunque la consejera
de Fomento, Kissy Chandiramani, se apresuró a explicar las recientes intervenciones que se han acometido en la zona, como mejoras en las escaleras o instalación de barandillas, que se completará con un futuro proyecto de cohesión con los principales viales y creación de zonas de aparcamiento, se mostró predispuesta a apoyar la petición socialista, no sin dejar de recordar que hace apenas 15 días que la Ciudad también llevó a cabo una “actuación integral de limpieza, no solo en el Sarchal, sino también en todas las barriadas”. Chandiramani recordó que todas las actuaciones se llevan a cabo en coordinación con la Federación Provincial de AAVV de modo que “se atienda de forma prioritaria a las barriadas más necesitadas”.
El Fuerte del Sarchal, hecho un vertedero
El Fuerte del Sarchal, un monumento histórico al que el tiempo no ha respetado su importancia. Pese a haber sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1995, el edificio se ha convertido en todo un vertedero abandonado, un lugar donde realizar grafitis e incluso un refugio improvisado para personas sin hogar en Ceuta. Este BIC de Ceuta estaba sumido en el abandono, cuando lo comprobó El Faro el pasado agosto. El último movimiento político para adecentarlo fue en 2017, cuando Caballas solicitó rehabilitar la antigua Cárcel de Mujeres para un uso social o cultural. Integrado en el paisaje de la barriada del Sarchal, cualquier curioso puede adentrarse en el fuerte a través del mismo camino que lleva a la playa. Ya no queda ni rastro ni de las puertas de las celdas, ni de las imágenes religiosas que presidían el patio de las reclusas. La historia de la cárcel solo está disponible a través de la documentación y la memoria de las que la habitaron.