El ‘caso Kimbi’ ha marcado y mucho. La muerte, también en el Príncipe, de este joven en 1999 y la posterior detención de más de una decena de presuntos implicados dio forma a un proceso que terminó como terminó: sin que hoy nadie haya pagado en la cárcel por aquel asesinato. Esa sombra persiste y lo hace amenazante sobre el ámbito judicial y policial. De las operaciones policiales se espera que sus detenidos terminen encarcelados y condenados, pero sorpresivamente eso no está pasando al nivel que debiera. Es más, en los últimos años muchos de los casos con disparos de por medio han terminado con los presuntos autores absueltos. El último episodio se conocía la semana pasada con los imputados por los tiros al sobrino del ‘Vasco’, pero hay más. El archivo de la causa seguida por el asesinato de Tarek o la absolución por los disparos a ‘Palote’, ocurridos en el otro Príncipe, el Felipe.
No es que falle la Policía ni los jueces, falla el sistema. Nada más asesinar a Karim Mohamed los allí presentes manifestaron a los policías que los autores habían sido encapuchados. Después, a las horas, variaron las declaraciones y aparecieron testigos que empezaron a dar nombres pidiendo, a su vez, la condición de protegidos. Declaraciones que chocan porque hay quienes sitúan a alguno de los imputados en el escenario del crimen mientras otros no. Todos vieron lo mismo pero los peones del tablero de ajedrez varían. Unos vieron tres pistoleros pero encapuchados, otros tienen serias dudas de lo que vieron y los hay que señalan sólo a alguno de los detenidos. Incluso el quinto imputado, el único que está en libertad, Y.E., es situado en dos papeles diferentes. Ayer se encontraba en la barriada del Príncipe, paseando mientras se hacía la reconstrucción y participando en ella aunque sin esposas. Ninguno de los presuntos implicados ha querido declarar hasta el momento y sólo uno de ellos ha manifestado querer cambiar su declaración.
Los informes policiales confirman, como ya publicó ‘El Faro’ el año pasado, que el arma que se usó para matar a Karim se empleó en otros tiroteos, pero dicha arma no se ha localizado. Informes que se completan con pruebas como la de la pólvora. La propia Audiencia ha lamentado, en una de sus últimas sentencias, la falta de colaboración social para aclarar este tipo de sucesos. ¿Quiénes vieron realmente lo que sucedió aquel 24 de julio?, ¿hay intereses de por medio?, ¿a qué obedece un cambio tan brutal como el que ya se está produciendo en algunas declaraciones?
Un policía, perro viejo en estas lides, se lamenta por la situación. Escuecen las detenciones que entran por una puerta y salen por otra. La historia es absurdamente cíclica.