Los más de ocho kilómetros de vallado fronterizo van transformándose como parte del proyecto que el Ministerio de Fernando Grande-Marlaska quiere aplicar en Ceuta. Los peines invertidos fueron finalmente los elegidos para sustituir a las concertinas. Hoy, casi todo el tramo de Berrocal ha sido sustituido ya por estos nuevos elementos. Precisamente esta es la zona por la que se produjeron las últimas entradas de inmigrantes y las que más heridos dejaron. Los operarios de Tragsa, empresa adjudicataria de la retirada de las cuchillas, siguen eliminando losa alambres mientras se avanza en la instalación de lo que Marlaska calificó de medios “menos cruentos”.
Y esta es la visión que justo un mes después de la colocación de la primera muestra de peines invertidos se aprecia en el vallado. Una vez termine su instalación completa y se hayan retirado todas las concertinas, se colocarán los rodillos giratorios y se valorará el aumento de altura de la valla, siempre que la orografía del terreno lo permita. Septiembre es la fecha establecida para que finalicen los trabajos de refuerzo, después de que las primeras concertinas fueran retiradas en diciembre del pasado año.
La valla, que actualmente mide 6 metros, quiere elevarse hasta los 10 para lo que será necesario reforzar su cimentación al objeto de evitar derrumbamientos como los que ya se han registrado en los puntos más sensibles de la doble valla. Mientras, los rollos de concertinas se van retirando del terreno para dar cabida a los peines invertidos como parte de un proyecto en el que se invertirán casi 18 millones de euros entre las dos ciudades hermanas: 8,3 para Ceuta y 9,5 para Melilla.
Desde que a finales de los años 90 el Gobierno de España abordara la instalación de lo que fue la primera valla para evitar la entrada de inmigrantes, ha sido mucho lo invertido: miles de millones orientados a blindar una línea perimetral que ha dejado muertes y ha marcado los cuerpos de miles de inmigrantes que la intentaban sortear.
Fue en 1995 cuando se impulsó ese proyecto en el que, por aquel entonces, se anunció una inversión de 5.000 millones de las antiguas pesetas. Después han llovido más millones y se ha dado calor a distintos proyectos fracasados. Se llegó a valorar el empleo de un dron e incluso la construcción de una valla más. Mientras, Interior ha destinado a cientos de guardias civiles y ha ordenado parcheos continuados en un vallado que se amolda a la realidad migratoria también cambiante.
Ahora toca liderar una campaña de imagen cuasi publicitaria, que es la que está haciendo España para visualizar una imagen de defensa de los derechos humanos mientras esconde su mirada a la construcción de vallas y colocación masiva de concertinas que ejecuta el reino alauita.
Hay más datos económicos, más dinero enterrado en esa doble valla que, reconoce ahora la Guardia Civil, ya carece del uso o funcionalidad que se le encomendó. Así, fueron casi 75 millones de euros los que se destinaron a las vallas entre 2004 y 2014 en obras ejecutadas prácticamente por las mismas empresas adjudicatarias. A la construcción y mantenimiento del vallado se sumaron toda clase de experimentos: desde las sirgas en Melilla hasta los sensores y cámaras de todo tipo en Ceuta. Ahora, lo último es la inversión en peines invertidos salvo un detalle: Interior no da a conocer los datos de gastos relacionados con estas tareas a pesar de las denuncias públicas de formaciones políticas que las han reclamado.
Desde 2005 a 2014 otros gobiernos han invertido como mínimo más de un millón de euros en la valla de Ceuta. Cada gasto se ha correspondido con las épocas cíclicas de presión registradas en el vallado, que llevan consigo la adjudicación de más contratos para avalar gastos que llevan la etiqueta de millonarios.
Al hambre no se le puede frenar con vallas ni muros.
Otra vía habrá, sin avalanchas, a Cartagena con el buen tiempo, llegaron 416 argelinos, recorrieron 200 km por mar.