Son los auxilios del narco. Ofrecen la logística necesaria para que los pases de grandes cantidades de hachís puedan llevarse a cabo. Hasta ahora se habían movido en una especie de limbo protector. Escurridizos, evitaban condenas de cárcel. La propia Guardia Civil de Ceuta ha remitido varios informes a los juzgados en donde siempre ha remarcado el grave problema que suponen quienes abastecen de combustible y alimentos a las narcolanchas.
Sin ellos ese negocio sería inviable. “Las narcolanchas los usan como enlaces asociados al narcotráfico y se emplean para transportar petacas, víveres, trajes de neopreno, teléfonos móviles y objetos necesarios si se pasa un tiempo elevado en alta mar”, se reconocía en un informe interno remitido por la Comandancia de la Guardia Civil al juzgado y publicado por este periódico.
La balanza judicial ha dado ahora un giro radical después de la decisión adoptada esta semana en un plenillo de magistrados de la Audiencia de Cádiz de la que depende también Ceuta y que fue celebrado a puerta cerrada.
Penas de hasta 8 años de prisión
Han acordado, por mayoría y con voz favorable de la Sección VI en nuestra ciudad, considerar delito el petaqueo de gasolina con penas de hasta 8 años de prisión. Tal y como avanza el diario El País y Europa Sur, con el voto favorable de Algeciras, Ceuta, Jerez y parte de Cádiz, se consideró que era viable aplicar el artículo 568 del Código Penal que contempla penas de 4 a 8 años de prisión por esos transportes.
La decisión, remarca el medio de tirada nacional, no es jurisdiccional ni vinculante, pero enfoca mejor el camino de lucha contra esta práctica que resulta clave para que los traslados de grandes cantidades de droga sigan produciéndose. Se apoya además la postura defendida por la Fiscalía Antidroga.
El debate judicial se ha producido tras conocerse, días atrás, un pionero auto de la Audiencia Provincial de Cádiz en su Sección 7ª que enmarcó el suministro de gasolina para las narcolanchas como un delito contemplado en el artículo 568 del Código Penal.
El auto de la Sección 7ª con sede en Algeciras
Ese auto marcó la diferencia entre aplicar cárcel o una mera sanción administrativa. “Es un auto valiente y pionero”, razonaba Macarena Arroyo, fiscal Antidroga del Campo de Gibraltar, en declaraciones a Efe.
Apuntaba de hecho a que podría ser una solución para enfrentar penalmente esta situación mientras se apruebe la tan demandada reforma jurídica para que los jueces puedan encontrar una figura penal específica con la que castigar con prisión el petaqueo.
El auto, del que ha sido ponente el magistrado Juan Carlos Velasco Perdigones y que fue adelantado por Europa Sur, respondía a un recurso de la Fiscalía contra la decisión de un juez de Algeciras del pasado mes de enero de poner en libertad provisional sin fianza a un hombre detenido con 164 petacas de gasolina, con más de 5.000 litros de combustible, que iba a suministrar a las narcolanchas.
El plenillo celebrado esta semana asume las tesis de ese auto acordando considerar el petaqueo como delito.
La guerra a las narcolanchas
Desde que el Ministerio del Interior pusiera en marcha un plan específico contra las narcolanchas, considerándolas género prohibido, aumentó de manera espectacular la fuerza de los petaqueros.
Los pilotos tienen que estar en alta mar, alejados de puertos, por lo que necesitan gran cantidad de combustible, así como alimento y bebida. La figura de esos petaqueros es, por tanto, fundamental.
Qué sucede, que la ausencia de una figura penal específica para castigar esta actividad hace que quienes son imprescindibles para los narcos terminen con una sanción administrativa de ser sorprendidos por los agentes.
La dificultad de probar que ese material se destinará al narcotráfico o el hecho de que no se produzcan daños hace que unos jueces entiendan que la actividad no se puede contemplar actualmente como delito (de pertenencia a organización criminal, contra la salud pública o de estragos, por ejemplo) y otros que el tipo penal que lo define no es de la gravedad suficiente como para mantener en prisión a una persona.
Por eso la decisión de los jueces de la Audiencia de Cádiz es importante al unificar criterios y al poner de manifiesto que esos petaqueros ponen en riesgo consciente y voluntario la seguridad colectiva por lo que pueden ser castigados hasta con 8 años de prisión sin tener que probarse una relación con el narcotráfico.
Tiempos de espera y necesarios apoyos
Los narcos se ven obligados a permanecer un tiempo en alta mar en una zona de espera ya que no pueden entrar a puerto. Allí aguardan para cargar el hachís en una embarcación y trasladarlo hasta el lugar del desembarco. Son puntos concertados por las redes en donde se tienen que ejecutar los abastecimientos.
Los petaqueros trabajan a sueldo para los narcos, sin ellos no podría funcionar esa cadena que conforma un negocio millonario que se hace cada vez más fuerte y violento en el Estrecho.
En junio del año pasado, la Guardia Civil conseguía detener a los 4 individuos que ocupaban una lancha cargada de petacas. Se les condenó, pero por contrabando y desobediencia.
Esa es la gran frustración de los agentes, toparse con grietas por las que escapan quienes son consideras eslabones determinantes en la cadena del narcotráfico.
También pegar un tiro en la nuca es delito y los tenemos sentados en el Congreso