Muchos españoles se encontraban de vacaciones en el país vecino cuando Marruecos decretó el
cierre de fronteras. La gran mayoría ha podido regresar. Sin embargo, Marruecos sigue sin ponérselo nada fácil a sus propios compatriotas residentes desde hace años en España.
Este es el caso de Naima, una marroquí de 32 años que lleva unos tres años y medio afincada como residente en España, concretamente en Quintanar del Rey, Cuenca, donde vive junto a su marido y los tres hijos que ambos tienen en común: una niña de 12 años, un niño de 9 y la pequeña que tiene 5. Ambos trabajan en una empresa de recolección y selección de champiñones.
El marido de Naima viajó el 2 de marzo solo en su coche hasta Algeciras para tomar el ferry a Ceuta y continuar con su viaje en coche hasta Beni Melal, donde viven los suegros de Naima. “Mi marido viajó para ver a su padre que estaba muy grave ingresado en el hospital y no sabíamos si iba a vivir o no, aunque ya está mejor. Si no él no hubiera viajado. Lo hizo pensando en que iba a poder volver sin problemas”, relató.
Su idea era regresar a España el día 14 de marzo “aunque no había cerrado la vuelta sino que era abierta por si ocurría algo”. El cierre de las fronteras les pilló allí, en su país, aunque “no avisaron de nada, fue un amigo el que le dijo que habían cerrado la frontera”. Desde entonces, su marido “por lo menos” está en casa de sus suegros en Beni Melal.
Naima está preocupada por el estado de salud de su marido pues tiene problemas de espalda por lo que tiene que seguir un tratamiento. “Se llevó sus pastillas para unas semanas que era lo que iba a estar, pero claro ahora ha ido a las farmacias allí en Marruecos y no tienen sus medicinas”, explicó.
Por eso Naima espera que “esto termine cuanto antes” y su marido pueda regresar a España. Llama todos los días al Consulado español en Casablanca e incluso a la Embajada de Marruecos en Madrid. “Me dicen que ellos no saben nada, que ellos no tienen ni idea, entonces ¿quién lo va a saber si no lo saben ni ellos? Necesitamos ayuda porque hay muchos casos, no solo mi marido, incluso, mucha gente está peor”, continuó. “El otro día leí en El Faro que había un avión desde Casablanca y llamé y me dijeron que mi marido no podía viajar porque no tiene el pasaporte rojo”, comentó.
Por ello, Naima criticó que su país no abra las puertas a las personas que quieren salir. “Entiendo que cierren la entrada, pero no la salida. Será España quien tenga que decidir si los deja entrar o no”, prosiguió.
“Estoy desesperada porque sí o sí tengo que ir a trabajar porque si no no tengo para pagar el alquiler, la comida y todo, y tengo que ocuparme de mis hijos y de todo sola. Además, tengo que cambiarme de ropa cada vez que voy y vengo de trabajar para que mis niños no se contagien. Trabajo con otras 30 personas, si me pasa algo, ¿quién va a quedarse con mis niños?”, concluyó.