Atrapados. Sin solución. Viendo cómo pasan los días y la frontera sigue cerrada.
A los marroquíes que se han visto obligados a quedarse en este lado de la frontera, en una Ceuta que no es su tierra, solo se les abre una oportunidad para regresar a su país. Y esa no es otra que bordear a nado los espigones de Tarajal y
Benzú. Al principio solo apostaban por el primero, pero la mayor presencia de
la Guardia Civil ha hecho que se incrementen los intentos de salida por el que comunica Ceuta con Beliones.
Este domingo, día caluroso y día de
playas llenas de bañistas, hasta casi una decena de atrapados, de ‘nadadores’ como ya los llama la Guardia Civil, consiguieron escapar a su país durante la mañana y la tarde. A esos logros se suman los intentos, es decir, los que fueron abortados por componentes del Instituto Armado.
Los marroquíes siguen el mismo modus operandi: aprovechan la presencia de bañistas y permanecen atentos a los guardias civiles para hallar cualquier momento oportuno en el que emprender la carrera. Por el Tarajal cada vez se complica más, por eso ahora los intentos por Benzú se multiplican resultando mucho más exitosos, como sucedió este domingo cuando al menos cinco marroquíes consiguieron llegar a su país de esta manera.
La Asociación Española de la Guardia Civil -AEGC- reclamaba la semana pasada a través de El Faro de Ceuta que se dispusieran patrullas fijas del Servicio Marítimo en los dos espigones para controlar no solo a los ‘nadadores’ sino también el aumento de trayectos de las motos de agua encargadas de la entrada o salida de hachís e inmigrantes. La asociación ha pedido más personal del Servicio Marítimo en ambos puntos y que estén fijos, ya que su reacción en el mar es mucho más rápida que las patrullas terrestres.
A los atrapados en Ceuta no les queda otra que intentar la escapada de esta manera. Muchos lo han conseguido y eso genera el particular efecto llamada para que otros repitan ese intento por alcanzar el otro lado, toda vez que la frontera del Tarajal sigue cerrada desde el pasado 13 de marzo.
El problema no es solo la ‘bolsa’ de marroquíes atrapados que reside en la nave del Tarajal o en viviendas, sino los que van llegando a cuentagotas a nuestra ciudad,
atraídos por las falsas informaciones o los bulos malintencionados que apuntan a una inmediata apertura de fronteras. De eso nada hay, pero estas personas se dejan guiar más por comentarios de redes sociales que por la información oficial, con lo que el problema no deja de hacerse mayor.
A las situaciones rutinarias que conforman el grueso de actividades a las que tiene que hacer frente la Benemérita cada verano -como el tráfico de drogas o inmigrantes- se suma ahora el control hacia estas personas que tan solo quieren regresar a su país no encontrando otra vía que la irregular.
Una vida obligada en la nave
De esta manera han pasado muchos jóvenes que tras ser interceptados en Marruecos son puestos en cuarentena antes de poder regresar a sus hogares. Así han vuelto decenas y otros tantos son los que siguen intentándolo día tras día, sin miedos, buscando solo la manera exitosa de burlar los controles llevados a cabo por las patrullas de la Benemérita.
Si casi una decena de personas fue la que logró llegar al otro lado, en el saldo del día figuran los marroquíes -al menos dos- que fueron interceptados por los agentes del Servicio Marítimo y trasladados de nuevo a base desde donde regresarán a la nave del Tarajal que se ha convertido en ese albergue alternativo ante la falta de un centro social de acogida en condiciones del que sigue careciendo la ciudad de Ceuta.
En esta nave habitan varones pero también un número cada vez mayor de mujeres que están apartadas y que en su mayoría prestaban servicios en hogares de Ceuta como amas de casa. Se quedaron atrapadas, sin trabajo y sin poder regresar a su país de origen junto a sus propias familias.