Javier Guerrero hizo ayer lo que debía: denunciar las injurias y calumnias sufridas en redes sociales que atentan primero contra su persona, después contra su carrera profesional como médico, y que dañan también de manera salvaje a su propia familia. Guerrero fue a donde debía: en busca de unos profesionales que pondrán todos los medios posibles para identificar a quienes causaron tan bajuna ofensa. Las redes sociales se han convertido en un espacio de ocultación para los cobardes y para quienes buscan eso de difamar, que algo quedará. Pero no pueden ser un espacio de dejadez absoluta, un espacio sin control, un espacio sin castigo. Nadie se merece ser víctima de esta barbaridad, ni Javier Guerrero ni ninguna otra persona.
Pero en todo este asunto, lo que sí llama la atención es el comentario que efectuó ante los medios de comunicación el propio afectado: que, motu proprio, vinculó este ataque salvaje con el hecho de que se haya presentado a la presidencia del PP, llegando a temer que pueda haber “políticos” detrás. Si dice esto Guerrero debe ser más claro, está de hecho obligado a serlo. Hoy, que presentará la querella en el juzgado después de poner en conocimiento de la Policía lo ocurrido, es también un buen momento para detallar esas apreciaciones hasta el punto de clarificarlas como se debe. Porque si es grave que a un médico reconocido y apreciado en toda Ceuta, con una trayectoria profesional intachable, se le cuestione de una manera tan indecente; también lo es que se deslice que pueda haber alguna maniobra política orquestada para defenestrarlo y, por tanto, evitar así que se presente a la presidencia del PP al hundirlo moralmente. ¿Qué quiso decir con esto el señor Guerrero?, ¿sabe algo más de lo que cuenta o al menos lo intuye? El PP es un partido con una trayectoria en Ceuta, que en breve se someterá a un congreso en el que las distintas partes optarán a llevar las riendas del mismo. Los problemas o trabas con los que pueda toparse Guerrero en esa aspiración que tiene a liderar el PP deben quedarse en el mero campo político porque es inaceptable que quepa alguno más. Por eso sorprende esa vinculación que ni siquiera fue preguntada por un periodista sino que fue manifestada, expuesta y descubierta por el propio Guerrero.
La lucha por la presidencia del PP no se merece enturbiarse de esta forma, ni con insinuaciones ni con hechos que puedan sucederse. Ha sido tan grave, tan injusto, tan aberrante, impropio e indecente el ataque sufrido por un profesional respetado en Ceuta, que no cabe mezclar esto con otros derroteros salvo que se tenga plena confirmación de lo que se dice. De no ser así, se está deslizando similar sombra sobre las artes de políticos enmarcadas específicamente en lo que es un sencillo trámite para designar quién liderará un partido. Un proceso libre, con candidatos, con procesos, con una meta final... ¿por qué vincular esa carrera con tamaña acusación? El propio Guerrero debería matizar, concretar y explicar cómo llega a pensar lo que piensa. Debe hacerlo.