La semana que empieza tiene mañana una cita política de gran importancia para nuestra ciudad, al igual que para el resto de regiones españolas. El Senado acoge una nueva Conferencia de Presidentes Autonómicos. Será el sexto encuentro de este tipo desde octubre de 2004 después de que el presidente Zapatero anunciara su creación en su debate de investidura; y es la segunda cumbre de este tipo con Rajoy como jefe del Ejecutivo.
En estas reuniones han tenido un especial protagonismo los asuntos relacionados con la financiación, pero su temario acepta cualquier otra materia de ámbito nacional que tenga relevancia dentro del sistema autonómico. Es lógico pensar, por lo tanto, que no se pongan encima de la mesa asuntos particulares de cada autonomía si éstos no afectan a la mayoría de las regiones o no requieren de soluciones conjuntas.
Siguiendo esta línea, cuando el turno de palabra esté en posesión de Ceuta, llegará el momento de que el presidente Juan Vivas exponga un tema de especial relevancia en nuestra ciudad, en la totalidad del país y en la agenda política europea. Se trata de la inmigración, un asunto presente en el día a día de nuestra ciudad, tanto en lo que se refiere a la actuación de las Fuerzas de Seguridad en la frontera como en la atención que precisan estas personas una vez que se encuentran en nuestra ciudad. Actualmente, la realidad es que Ceuta y, en la misma medida Melilla, soporta este problema dando un gran ejemplo de solidaridad, que, más allá de la gestión de los recursos de aporta el Ejecutivo central, pasa en los últimos ejercicios por contribuir con fondos propios a garantizar los cuidados y servicios que requieren estas personas. Así ocurre, por ejemplo, en el caso de los menores extranjeros no acompañados que están acogidos en nuestra ciudad.
Esa solidaridad de las instituciones y de la sociedad ceutí, como no podía ser de otro modo, va a continuar existiendo, pero es necesario que a ella se sume el apoyo del resto de las regiones de nuestro país y de los países de la Unión Europea.
Se trata de un problema que, como se ha reiterado de manera insistente, no tiene su origen en Ceuta y, por lo tanto, no es justo exigir que nuestra ciudad sea la que aporte la solución en exclusiva o que realice el mayor esfuerzo.
Esa solidaridad que Ceuta reclama en el asunto de la inmigración, es igualmente justo que se produzca en otros ámbitos de la sociedad ceutí, muy afectada aún por las consecuencias de la crisis económica, con obstálculos en el transporte para estar comunicada con el resto del país, con serias dificultades para alcanzar los niveles medios del país en el ámbito de la educación, con problemas para hallar unos pilares sólidos sobre los que asentar su progreso económico... Todos estos asuntos son suficientes argumentos para que Ceuta reclame el apoyo del resto de regiones españolas, pero por encima de todos está la demostración de solidaridad que ha realizado las ciudad cada vez que a lo largo de la historia la situación en el país lo ha requerido.