La ONU dedica cada 5 de junio de su calendario al Medio Ambiente. En su apelación anual a la conciencia de la comunidad global en pro de la sostenibilidad ambiental, este próximo viernes el protagonismo le corresponde a la biodiversidad.
Somos los causantes de una crisis que está amenazando el equilibrio natural y con ello la vida en el Planeta. Las actividades humanas han alterado significativamente las tres cuartas partes de la superficie terrestre y dos tercios de los océanos; en los últimos 150 años la cobertura de arrecifes de coral vivos se ha reducido a la mitad; el hielo glacial se está derritiendo a un ritmo acelerado; sólo entre 2010 y 2015 se arrasaron 32 millones de hectáreas de bosque; y podemos precipitar la desaparición de 1 millón de especies de animales y plantas en las próximas décadas.
La biodiversidad es el complejo sistema que asegura nuestra propia existencia, tal y como ha puesto de manifiesto la irrupción de la COVID-19 en nuestras vidas. Al alterar el equilibrio de la naturaleza, invadiendo las áreas silvestres o reduciendo la diversidad genética de las especies, generamos las condiciones propicias para la transmisión de virus que hasta ahora estaban confinados en poblaciones animales.
España es el país europeo que atesora una mayor biodiversidad biológica con más de 85.000 especies catalogadas; un 50% de las especies animales de Europa y más del 5% de las especies del mundo; albergamos el 54% de los hábitats terrestres de interés de la Unión Europea; acogemos la representación de 3 de los 11 grandes ecosistemas marinos, con el 4% de las especies marinas descritas en el Mediterráneo; es el país que más superficie aporta a la Red Natura 2000 de la UE, con un 27% del espacio terrestre y más del 8% del marino protegido bajo esta figura, sumando unos 2.000 enclaves; ocupamos el segundo puesto europeo de superficie forestal tras Suecia, y el segundo más montañoso después de Suiza. Es un valioso patrimonio que requiere de un decidido compromiso para su preservación; el que ha llevado al PSOE a colocar la transición ecológica en el centro de su acción política.
Revertir la pérdida de biodiversidad es la única forma de restaurar la salud del Planeta, y esto sólo será posible cuando entendamos y aceptemos el funcionamiento de la red de vida de la que somos parte y no dueños.