Es momento de recordar a Pável Florenski, de su análisis sobre el error, y de como evidenció que cuando perdemos la sobriedad de espíritu y la vigilancia, abandonamos la realidad, nos convertimos en seres inmorales, antisociales y agresivos. Nada más ejemplar para definir la actual situación en política.
El dontancredismo de Mariano y la bajeza política del momento nos quieren entregar a la desesperanza. Son incapaces de poner fin a todo este hartazgo y mezcolanza de fangosa corrupción, fatigosa lucha diaria para sacar adelante la familia, castigo impositivo sobreabundante sobre la clase media, y un Estado de Derecho que no pasa por su mejor momento.
Es tal el empacho de sinvergüenzadas políticas al que nos tienen acostumbrados los telediarios, que ya no nos preocupan los casos de corrupción, sean aislados o en planificación grupal. Nos preocupa esa sensación de robo sistemático del que somos objeto por una banda de mafiosos con sede social en la carrera de San Jerónimo.
Lo que ha ocurrido con la sentencia del caso Gürtel, es un caso de embriaguez del espíritu, de falta de vigilancia, de cómo algunos han preferido saciar sus ansias de venganza y han ignorado que todo sentimiento de justicia humana pasa por la equidad, y de que ningún partido político está libre para arrojar la primera piedra.
Una sentencia durísima, en la que se ha condenado con penas superiores que a los asesinos y violadores. Correa condenado a 51 años de prisión, mientras que al aberrante filicida J. Bretón le cayeron 40 años por el asesinato de sus dos hijos; o al etarra Txapote por 7 asesinatos y la pertenencia a al menos 20 comandos terroristas, le van a caer 30 años.
Esta es la diferencia entre robar y matar. Así está la justicia en España. Una sentencia que ha emborrachado la ambición desmedida de Pedro Sánchez, de un PSOE incapaz de ganar con las urnas, bajo la amenaza constante de ser la tercera o cuarta fuerza política, que ha perdido toda vigilancia sobre quién es, cuáles son sus apoyos, y cegado como el Gollum del anillo, desea desmedidamente el suyo presidencial; cueste lo que cueste, aunque esto arrastre a España al abismo. Nada de esperar la convocatoria de unas elecciones porque sabe que allí volverá a perder.
No ha medido que el PSOE se encuentra ahora inmerso en un proceso judicial por un fraude de 2.326 millones, con 256 imputados, entre ellos dos expresidentes de la Junta de Andalucía, varios consejeros y directores generales, así como otros altos cargos del PSOE (debería imponerse una auto moción de censura en Andalucía).
Y con este curriculum, está pidiendo apoyo para limpiar las instituciones públicas al PdeCat, con el caso Pujol por otro fraude de 3.000 millones, y a ERC, Bildu (800 asesinatos a su espalda) y Podemos, todos con sus casos de corrupción y con la clara intención de destruir y disgregar España. Y lo peor es que Ciudadanos se lo está pensando.
¡ Qué nivel! Con la moción de censura, Pedro Sánchez se ha convertido en el mejor aval electoral del PP. Cuando ya todos pensábamos que el PP no tenía solución con los innumerables casos de corrupción, va el genio del PSOE y le baja a todos el subidón al proponer como alternativa dos años de gobierno suyo con los comunistas y separatistas.
Existen muchas más razones, pero la principal es la enorme incertidumbre que genera un partido mesiánico, sin experiencia y voluble. Eso es algo así como dejar en manos de un adolescente bienintencionado a los mandos de una central nuclear. Seguro que vamos a lamentarlo.