Un súbdito argelino fue juzgado ayer por la magistrada titular del Penal número 1 por un delito de robo con violencia acontecido en marzo de 2019 en el puerto. La noticia clave no radicaba ahí, sino en el interés que tiene la Audiencia Nacional en que el acusado, que está en prisión, pudiera ser trasladado desde España para ser extraditado por una causa que tiene en su contra por un homicidio cometido en otro país con el que se le vincula. Juzgado en nuestra ciudad, a la espera de sentencia, se pudo cursar ya esa orden.
Los hechos por los que se le pide una responsabilidad penal en nuestra ciudad son menos gravosos. La representante del Ministerio Fiscal le acusó de un robo de un teléfono móvil perpetrado contra un marroquí al que conocía del CETI y que fue cometido en el puerto. Subsidiariamente solicitó que de no considerarse esa tipología delictiva se le acusara de un hurto por el que pidió 3 meses de prisión. El acusado, que prestó declaración por videoconferencia, negó haber robado por la fuerza el teléfono. Narró que lo cogió del suelo y que posteriormente se lo devolvió a su legítimo propietario. Por contra el denunciante, que ya fue expulsado a Marruecos, vinculó al acusado en instrucción con los hechos. Ayer no declaró pero pudo escucharse como prueba preconstituida sus manifestaciones aunque con muy mala calidad.
Un policía nacional que acudió a declarar como testigo recordó que el acusado fue localizado en el puerto porque la propia víctima les advirtió, mientras patrullaban, de su paradero mostrando además a los agentes una fotografía de los dos juntos en su teléfono móvil.
Fiscalía considera que hay pruebas para condenarlo por un robo con violencia, al haber existido un informe del médico forense en el que se recogen las lesiones de la víctima. De no ser considerado culpable por esa causa pidió una condena de hurto, al quedar demostrado que se había apropiado del teléfono móvil ajeno aunque luego lo devolviera.
La Defensa insistió en que los hechos no estaban acreditados y recordó que en instrucción la víctima incurrió en muchas contradicciones, haciendo hincapié en que su declaración, escuchada ayer como prueba preconstituida, no tenía calidad alguna para cobrar validez.
El caso quedó visto para sentencia, pero ya abre la puerta para que pudiera llevarse a cabo la extradición para ser juzgado por la causa, de mayor envergadura, que pesa contra él.